Hablar con el corazón (21-05-23)
Celebramos la LVII Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales. En el mensaje de este año el Papa Francisco nos exhorta a “hablar con el corazón”, a ser artífices de una comunicación integral que no se refiera sólo a una parte de nosotros, sino que implique la globalidad de la persona, todo nuestro ser. Hablar desde el corazón no significa dejarnos llevar por el sentimentalismo, sino comunicar y entregarse a fondo, de verdad. De alguna manera, tomando como ejemplo el testimonio de san Francisco de Sales, el mensaje sugiere que somos lo que comunicamos, o al menos así debería ser. Por eso, uno de los puntos clave del documento es la cita del patrón de los periodistas en que nos señala que «basta amar bien para decir bien», una idea que nos evoca otra cita famosa, en este caso de San Agustín: «ama y haz lo que quieras».
Para el Santo Padre Francisco, la comunicación es una realidad dinámica, que está en continuo movimiento. Existe de verdad si se produce en salida, porque de lo contrario acaba siendo una especie de eco que rebota cansinamente en una habitación vacía. La comunicación procede de un corazón palpitante que mueve, que hace circular nuestras expectativas, nuestros deseos y nuestros sueños. Este mensaje, centrado en «hablar con el corazón», está en continuidad con los de los dos años anteriores, que reflexionaban sobre ver y escuchar. Se trata de una trilogía que gira en torno a tres verbos, tres acciones. De manera semejante a su primera homilía tras la elección a la Cátedra de Pedro, cuando el 14 de marzo de 2013 indicó en tres verbos, caminar, edificar, confesar, los hitos del camino para ser verdaderamente discípulos de Jesucristo. Diez años después, Francisco observa con pesar que hoy las polarizaciones y las oposiciones, que desfiguran a la humanidad, afectan también a la comunidad eclesial y dificultan ese caminar. Muchas son las polémicas y controversias, que nos hacen perder credibilidad cuando presentamos el mensaje del Evangelio.
El Papa nos recuerda también que el corazón humano no puede ser sustituido por ninguna tecnología; y del mismo modo que el corazón hace circular la sangre y mantiene vivo nuestro organismo, también la comunicación que brota del corazón debe vivificar nuestras relaciones y hacernos más humanos, más hermanos los unos de los otros. La cultura del encuentro que tanto promueve el Santo Padre, necesita que pongamos en práctica una comunicación con los brazos abiertos; y requiere comunicadores valientes y creativos que sepan avanzar por caminos de conversión pastoral y superar la rutina del «siempre se ha hecho así». En el Mensaje, el Papa Francisco señala que el gran movimiento promovido por el proceso sinodal debe incidir también al modo en que nos comunicamos como cristianos.
El Santo Padre nos anima a poner en práctica una comunicación diferente, que sepa incendiar los corazones de los innumerables discípulos de Emaús de nuestros días que esperan una palabra de consuelo y esperanza, que a partir del encuentro con el Señor tome impulso para salir de nuestros ámbitos, cada vez más limitados y vacíos, que promueva la integridad de la persona, y supere todo intento de masificación que nos reduce a meros individuos. Una comunicación, en definitiva, que no desprecia las piedras que va encontrando en el camino, sino que las convierte en ladrillos para llegar a construir una casa común para la humanidad. Recemos por los comunicadores, para que fundamenten su trabajo en la verdad y en la caridad, para que nos ayuden a redescubrirnos como hermanos y a «sentirnos custodios los unos de los otros», poniendo en práctica una comunicación abierta y acogedora.
+ José Ángel Saiz Meneses
Arzobispo de Sevilla