Hermana María Luisa: “En la Orden de la Visitación encontré la respuesta a mis aspiraciones”

Hermana María Luisa: “En la Orden de la Visitación encontré la respuesta a mis aspiraciones”

Los consagrados son “buscadores y testigos apasionados de Dios”, ha escrito el Santo Padre con ocasión de la Jornada Mundial de la Vida Consagrada que celebra la Iglesia universal el día de la Presentación del Señor.

Por tanto, “la belleza brota al contemplar el testimonio de quienes son llamados por la misma vocación a vivir en fraternidad y dar la vida por el reino al servicio de los hermanos”, ha expresado el papa Francisco.

Esta jornada instituida en el año 1997, tiene la finalidad de celebrar el compromiso de los religiosos, institutos seculares y las nuevas formas de vida consagrada. De la amplia variedad de carismas presentes en la Archidiócesis hispalense, la hermana María Luisa, perteneciente a la Congregación de la Visitación de Santa María, describe su experiencia de llamada y respuesta al Señor, a través de la vida plena de su vocación.

“Aunque en mi familia se ha vivido siempre la fe como algo fundamental en nuestras vidas, yo personalmente vivía un cristianismo algo superficial, pensando más en pasarlo bien, sin preocuparme de nada más. Pero a los 16 años empecé a acercarme más a Dios, a conocer el catecismo y a vivir los sacramentos, lo que hizo nacer en mí el deseo de conocer la voluntad de Dios, lo que Él quería de mí”, afirma.

Hacer la voluntad de Dios

Así, poco a poco, el Señor fue guiando sus pasos con una llamada interior a darle todo. “Veía la necesidad de una vida de oración y entrega por este mundo tan necesitado, implorando la misericordia de Dios”.

La hermana María Luisa entró al Monasterio a los 21 años. “En la Orden de la Visitación encontré la respuesta a mis aspiraciones, en su espíritu de profunda humildad para con Dios y gran dulzura para con el prójimo”.

Dentro de la Orden ha descubierto “un espíritu que no busca sino a Dios y el cumplimiento de su beneplácito, que no pone el acento en las austeridades exteriores, sino en la renuncia interior y en una gran sencillez y alegría en la vida común. En esta espiritualidad del amor del corazón de Jesús encontré aquello que buscaba mi corazón”.

Jornada de la Vida Consagrada

Sobre la Jornada de la Vida Consagrada, ha referido que las hermanas de la Visitación de Santa María viven este día renovando con mucha ilusión sus votos y su entrega personal a Dios.

También, «en la celebración de la Eucaristía con la procesión de las candelas, nos unimos a todos los consagrados del mundo. Ese día se prolonga más el tiempo de adoración al Santísimo. Jesús en la Eucaristía nos une a todos sin necesidad de estar presente físicamente, pues nosotras debemos permanecer fieles en nuestra clausura”, expresó.

En el mensaje para este año, los obispos explican que el lema “La vida consagrada, caminando juntos”, evoca a volver la mirada al mismo Jesús que se proclamó “Camino, Verdad y Vida”, por tanto, “en la vida Consagrada  vamos caminando juntos como dice el lema, en la comunión profunda que nos da el mismo Señor, cuando vamos por el verdadero camino que es Él, cuando abrazamos su Cruz, entonces nos llenamos de su Vida, así es como caminamos juntos, unidos en Cristo”.

Sobre el carisma y la espiritualidad de san Francisco de Sales, María Luisa confiesa que “es de una riqueza tal que toda una vida se hace corta para profundizar en ella y llevarla a la práctica”.

Sobre san Francisco de Sales 

Por ese motivo, el Santo Padre ha concedido un año jubilar a las salesas,  como una oportunidad para que muchas personas conozcan y profundicen en la vida de su fundador: doctor de la Iglesia, doctor del amor de Dios, patrono de los periodistas y escritores católicos, gran impulsor en su tiempo de la llamada a la santidad de todos los fieles, un director espiritual incomparable, que por medio de sus cartas y sus consejos llevó a muchísimas almas a la entrega total a Dios sea cual fuere su estado de vida o su particular vocación.

A las personas que se están planteando su vocación y por temor desisten o posponen iniciar el camino, la hermana María Luisa hace suyas las palabras del papa San Juan Pablo II, en su última visita a España: “Vale la pena dar la vida por Cristo ¡Vale la pena! Dios no quita nada, Él lo da todo”. Cuando algunas personas me preguntan cómo estoy después de 15 años de vida religiosa, suelo decir que yo jamás pensé, ni soñé siquiera, que se podía llegar a ser tan feliz en esta vida mortal. Creía que una felicidad así solo se podía tener en el cielo; pero no, Jesús ha superado con creces todas mis ilusiones y esperanzas, y puede hacer lo mismo con vosotros. Si alguien que lee esto busca sinceramente la voluntad de Dios en su vida, y sigue su llamada, lo comprobará: ¡Vale la pena dar la vida por Cristo!».

Así, esta religiosa sevillana fundamenta su fe en la gracia de los sacramentos, especialmente en la Eucaristía. “Este amor eucarístico del corazón de Jesús es el pilar que sostiene mi fe y mi vida entera, en unión siempre y bajo el manto de la Santísima Virgen María. Ahí lo tenemos todo», expresó.

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