Hermanas de la Caridad de Santa Ana
Hacer memoria es agradecer todo lo recibido, vivido y entregado a manos llenas. Al hacernos conscientes de que aquello que ocurrió en el pasado constituye el “humus” de nuestro presente, donde nuestras vidas hunden sus raíces y se alimentan de esa savia que recorre nuestras presencias hoy, nos adentramos en un pequeño retazo del gran mural que constituye la congregación de Hermanas de la Caridad de Santa Ana.
Nacimos el 28 de diciembre de 1804 en Zaragoza, a los pies de Ntra. Sra. del Pilar. Fue un largo viaje, más bien, una peregrinación, una salida de lo conocido y amado para ir al encuentro de algo no tan conocido pero sí, ya amado, porque era ir al encuentro de Jesucristo en los rostros y las personas más necesitadas, concretamente los enfermos, dementes, niños y niñas abandonadas y todo tipo de desvalidos del hospital Real y General de Nuestra Señora de Gracia”, actualmente Hospital Provincial de Zaragoza. Los fundadores María Rafols y Juan Bonal, con un grupo de doce hermanas y doce hermanos llegaron para testimoniar a Cristo, amor del Padre, siendo “caridad con los más pobres y necesitados, hecha hospitalidad hasta el heroísmo”.
Esta es nuestra herencia, la que hemos ido repartiendo por los cinco continentes, y concretamente en esta provincia hispalense.
Desde que llegamos a Sevilla el 7 de mayo de 1940, hemos hecho presente el amor y la misericordia de Dios. En esta primera fundación puso mucho interés el cardenal Pedro Segura, arzobispo de Sevilla, por ser la primera casa que la congregación abría en esta ciudad – la clínica quirúrgica Inmaculada Concepción. Las hermanas permanecieron sirviendo a los enfermos hasta el 30 de junio de 1966.
Unos años más tarde, a petición del mismo cardenal Segura, el 24 de enero de 1949, se abrió una comunidad con diez hermanas en el Sanatorio Antituberculoso El Tomillar, en Dos Hermanas. En este sitio, las hermanas entregaron su vida, al estilo de los fundadores, con atención esmerada, con todo cariño y cuidado, viendo a Jesús en todo lo que, a diario, tenían que desempeñar. En 1992, las hermanas desocuparon las instalaciones para ceder el espacio y se fueron a vivir fuera del hospital realizando su trabajo con sencillez y calidez. Es entonces cuando la comunidad comienza a denominarse Casa Padre Juan Bonal, en Dos Hermanas. Colaboran también con la parroquia en Liturgia, Catequesis, Pastoral de la Salud e intentan ser en el barrio reflejo de la hospitalidad de Dios. En la actualidad es una comunidad de hermanas mayores.
El 15 de abril de 1952, la presencia de las hermanas de la Caridad de Santa Ana fue solicitada por el cardenalarzobispo para el preventorio antituberculoso en Dos Hermanas que, cuando fue desapareciendo el peligro de la tuberculosis, pasó a ser de la Junta de Protección de Menores, y las hermanas siguieron allí con la modalidad de colegio para niños y niñas, tomando el nombre de residencia Infantil Santa Teresa. Dedicaron su tiempo y cariño hasta el 8 de septiembre de 1969 que se retiró la comunidad con gran pena al dejar esta tarea de atención a la infancia.
Luego, en Sevilla, el 18 de enero de 1955, en la residencia Sanitaria del Seguro de Enfermedad (hoy hospital Virgen del Rocío) se establece una comunidad de cinco hermanas, que con el tiempo fue creciendo. Trabajaron por humanizar la ciencia siendo presencia y signo del amor de Dios por los que más sufren. En 1985 también tuvo que salir la comunidad de allí, pasando a vivir en “Villa Madre Rafols”. Las hermanas siguieron atendiendo a los enfermos del hospital hasta que se jubilaron y participando en la pastoral de la salud.
En 1957 ante la necesidad de un colegio para niñas, se inaugura el Colegio Santa Ana, centro educativo que la congregación había edificado en el barrio sevillano de Los Remedios. Desde la fundación del colegio hasta hoy, las hermanas han combinado su labor docente con la formación integral de su alumnado. Educar la totalidad de la persona, en sus diferentes dimensiones desde una perspectiva humano-cristiana ha sido, es y seguirá siendo nuestro objetivo principal. En 1971, el párroco de Los Palacios (Sevilla) pide a las hermanas atender la escuela parroquial. Comenzaron algunas hermanas del colegio yendo cada día allí hasta que se estableció una comunidad, que se integró y trabajó con el pueblo, dando testimonio y anunciando la Buena Noticia del Reino hasta 1987. La inquietud de las hermanas por ser signo del Reino no paraba, así que el 5 de septiembre de 1975 un grupo de siete hermanas del colegio comienza su andadura en la barriada de Palmete de Sevilla. Querían ser presencia de Iglesia y portadoras del mensaje de Jesús. Palmete era una barriada marginal que estaba comenzando a formarse. Cada vecino se iba construyendo su propia vivienda y junto con dos sacerdotes de la nueva parroquia, las hermanas hicieron las gestiones oportunas para que llegara la luz y el agua a este barrio. También consiguieron la construcción de un centro preescolar, actualmente el CEI Ntra. Sra. de Nazaret. En 1996, ante las nuevas pobrezas propias de las zonas marginales que van apareciendo, la comunidad se planteó la necesidad de crear un centro de día como espacio de acogida de niños/as que vivían en familias desestructuradas, como espacio seguro y sereno donde poder crecer en un ambiente acogedor. Nace así el centro de día “Maria Rafols” donde continuamos nuestra misión de hacer visible el amor misericordioso de Dios por medio de la dignificación de la persona.
Desde 1967 hasta 1976 las hermanas atienden el Seminario Menor en Pilas (Sevilla) a petición del cardenal arzobispo de Sevilla, monseñor Bueno Monreal, como servicio a la iglesia diocesana.
Este es nuestro paso y la huella de las hermanas de la Caridad de Santa Ana en la diócesis de Sevilla. Hacer memoria de ello, nos hace ser agradecidas con nuestra historia, nos da razón del porqué y el cómo vivimos hoy y nos lanza el reto de seguir siendo hoy cauce de la misericordia de Dios, caridad que se hace hospitalidad, “con el mayor cuidado, con todo detalle, con todo amor.”
Comunidad Hermanas de la Caridad de Santa Ana- Palmete.