Archidiócesis de Sevilla

Ha terminado el curso. En estos días se habla de vacaciones: unos podrán veranear durante todo el verano y otros podrán disfrutar de algunos días. Muchos no podrán ir a ningún sitio, ni tendrán vacaciones porque las tiene obligatoriamente todo el año, porque no terminan ningún trabajo, porque no lo tienen. Estos días estoy preparando unas minis vacaciones para un grupo muy especial: madres jóvenes, que están en la cárcel, y sus hijos. Algo que ya venimos realizando  algunos años.

Hoy quiero recordar el primer  campamento de verano que “Horizontes Abiertos” de Sevilla organizó y que fue lejos de nuestra tierra, en Santa María de Huerta (Soria). Aquel campamento fue nuestra primera experiencia y que tanto nos enseñó para luego poder hacerlo por aquí, en Algeciras, un lugar precioso frente el Peñón de Gibraltar y a las costas africanas.

¿Por qué recordar ese campamento? Porque alguien, una mujer reclusa, me dio el sentido más profundo de lo que es “Horizontes Abiertos”. Estábamos celebrando la Eucaristía, de final del campamento, en Medinaceli, desde un alto en el que se divisaba un horizonte bello, diáfano, abierto, que te invitaba a la paz, a la apertura de corazón, a sentirse libre. Al terminar la celebración  una de  ellas me dijo “mañana yo veré una tapia de cemento” Y comprendí todo lo que “Horizontes Abiertos” es de apertura, alegría, libertad, cariño…en el campamento y siempre que nos acercamos a ellas. Es dar esperanza, confianza, ilusión para seguir a pesar de una “tapia cerrada y de cemento”, porque por encima de eso la vida hay que abrirla a la verdadera libertad y al horizonte siempre abierto de una vida digna.

Y para quien no conozca “Horizonte Abiertos”, es una ONG fundada por el jesuita Padre Jaime Garralda que atiende fundamentalmente a las personas privadas de libertad  en los centros penitenciarios. Su objetivo es mejorar la calidad de vida de esas personas y dar un sentido a sus vidas para su rehabilitación social después de la prisión.

Sí dentro de unos días nos vamos, me voy, de campamento a Algeciras con un buen grupo de madres, niños, voluntarios jóvenes y el equipo adulto que ya caminamos en esta actividad tantos años. Siempre hay mucha ilusión en prepararlo para que esos días sean de libertad, de playa, de fiesta, de poder ir de compras…Abrir horizonte, seguir mostrándoselo, para que a esas vidas que un día se les nubló  puedan volver a otearlo.

Y termino expresando mi más profundo agradecimiento a Dios porque en mi vida entró “Horizonte Abiertos”, donde, no es un tópico decir que recibo tanto de estas mujeres, con ellas me encuentro  semanalmente en el Centro Penitenciario. Comparto sus penas y sus ilusiones. ¡Me hacen tanto bien y me ayudan a relativizar!

Este próximo curso cuando se abra el Año de la Misericordia podré alegrarme de  esa obra de misericordia que dice “porque estuve en la cárcel y me visitaste”.

¡Gracias, Señor por tantas oportunidades!