Iglesia por el Trabajo Decente reclama la erradicación de la precariedad laboral
La iniciativa Iglesia por el Trabajo Decente (ITD) ha emitido un manifiesto con motivo del Primero de Mayo. De este modo, Cáritas, la Conferencia Española de Religiosos (CONFER), la Hermandad Obrera de Acción Católica (HOAC), Justicia y Paz, Juventud Estudiante Católica (JEC) y Juventud Obrera Cristiana (JOC) han unido sus voces, por segundo año consecutivo, para “celebrar el sentido creador del trabajo” y reclamar la erradicación de “la lacra de la precariedad laboral que caracteriza el actual sistema de relaciones labores y que lesiona los derechos de las personas trabajadoras y de sus familias”.
El manifiesto, bajo el título ‘Priorizando a las personas’, recuerda que “el trabajo decente, que forma parte de los Objetivos de Desarrollo Sostenible, es un elemento imprescindible para la justicia social y la cohesión de toda la humanidad”. Igualmente, destaca los graves efectos que la precariedad laboral está teniendo en la juventud, “hundida en una pobreza crónica que les imposibilita un proyecto de vida”; en las “familias, cuyas necesidades básicas quedan sin asegurar o sin cubrir” y en las “personas mayores, que sufren una vejez sin calidad a causa de unas pensiones indignas”.
Además, en el documento se subraya que “el trabajo es esencial para la vida de las personas porque ayuda a construir nuestra humanidad”, pero que éste debe estar siempre en función de la persona y no al revés, como señaló Juan Pablo II en Laborem exercens. Por eso las entidades católicas exigen a políticos, gobernantes y poderes económicos “unos derechos que son básicos para la construcción de una sociedad cuyo sentido y función sirvan al bien común”. Para ello proponen un programa “centrado en las personas y basado en la inversión en las capacidades de los individuos, las instituciones laborales y en el trabajo decente y sostenible”.
Cifras de la precariedad
La Plataforma Iglesia por un Trabajo Decente también ha facilitado las cifras que respaldan esta “indecente precariedad laboral”. Así, en la última EPA se indica que más de tres millones trescientas mil personas están paradas y no tienen posibilidad de trabajar. En esta misma encuesta, se incluye que, pese a contar con empleo, la tasa de temporalidad es del 26,86% y que el 14,1% de las personas ocupadas son trabajadores pobres, no en vano, el según datos del INE 2018, el sueldo más frecuente no llegó a los 16.500 euros. Por último, la ITD se refiere a los pensionistas, de los cuales el 29,6% tiene una pensión por debajo del umbral de pobreza (609€/mes).
Situar a las personas en centro
Con objeto de transformar estas condiciones las entidades católicas que firman el manifiesto plantean cuatro reclamaciones: que se sitúe a la persona en el centro de la vida política, de las relaciones laborales y del trabajo, a fin de “abordar la indecente precariedad que descarta a millones de personas”; que los poderes públicos hagan efectivo el derecho a un trabajo digno para todas las personas, ya que “el trabajo es expresión de la propia dignidad”; que se reconozca social y jurídicamente el trabajo de cuidados, basado en un planteamiento nuevo de políticas sociales, de género y educativas que facilite una prestación de los cuidados compartida por hombres y mujeres; que se promuevan unas condiciones laborales que garanticen la integridad física y psíquica de la persona, y su protección social, para que no haya ni una persona muerta más por accidente de trabajo.