Siete nuevos obreros para la mies

Siete nuevos obreros para la mies

Los escuchas charlando de la vida, de sus familias y amigos, recordando cómo se conocieron y lo que les ha unido. Oyes cómo ríen a carcajadas, bromean y cuentan anécdotas que no se pueden publicar, y entiendes que seis años de Seminario no sólo han servido para madurar su fe y su vocación, sino para forjar una amistad verdadera que todos esperan les ayude a mantenerse fieles.

Se trata de los siete nuevos sacerdotes con los que la Archidiócesis hispalense cuenta desde el 22 de junio. Sus nombres: José Antonio de la Maza (29 años), Gonzalo Salvador (32), Francisco José Gordón (24), Juan Guzmán (28), Manuel Jiménez (34), Jesús Ojeda (25) y Pedro Reina (29).

En la ceremonia, que se celebrará en la Catedral y que será presidida por el Arzobispo de Sevilla, monseñor Asenjo Pelegrina, está prevista la participación de un nutrido grupo de fieles, los seminaristas y numerosos sacerdotes diocesanos.

Por su parte, estos siete jóvenes, justo antes de la ordenación, confiesan sentirse nerviosos y emocionados, y no olvidan a aquellos sacerdotes que han marcado su vocación, “aquellos que nos han hecho descubrir que Dios tenía un plan diferente para cada uno de nosotros”, indica Pedro. “También a nuestras comunidades parroquiales –comenta Jesús-, cuyo testimonio influye en los pastores”. Gonzalo y Toni destacan el papel de las hermandades en su vocación, mientras que Juan, Pedro y Manuel recuerdan la Pastoral Juvenil. Por su parte, Francisco, hace referencia al Seminario Menor, donde comenzó su discernimiento.

También afrontan este paso con “responsabilidad y respeto –asegura Gonzalo-. Es un momento en el que haces memoria de lo que ha hecho Dios en tu vida y asumes esta tarea desde la confianza”.

Y aunque han pasado casi un año como diáconos, insertos en distintas comunidades parroquiales, reconocen que “el ministerio es diferente” (Juan) y que no se trata de unas “práctica de cura”. “Lo que sí hemos aprendido -apunta Jesús-, es a apoyarnos en la cercanía del Señor, en la oración, la dirección espiritual y en otros colegas sacerdotes, porque solos no podemos afrontar esta vocación”.

Igualmente, tienen palabras de agradecimiento al Seminario, “una experiencia imprescindible” según Manuel, en la que “hemos crecido mucho como personas y como cristianos”, añade Jesús. Igualmente, todos insisten en que, “con sus luces y sus sombras” (en palabras de Gonzalo), les ha cambiado la vida.

Ante su reciente ordenación, son muchos y diversos los consejos que han recibido estos siete jóvenes: “Que quiera mucho a la gente”, dice Jesús; “que no abandone la oración”, coinciden Pedro y Francisco; y que “no rompamos la fraternidad sacerdotal, sino que compartamos la pastoral con otros presbíteros que nos ayuden en el camino” (Toni). Pero la recomendación que más les ha marcado es la del Arzobispo de Sevilla, que se reunió con ellos antes de recibir el orden sacerdotal: “Nos pidió que no viésemos a los fieles desde un pódium, que los queramos y escuchemos, y también que cuidemos de nuestra vida espiritual”, resumió Francisco.

La autenticidad, verdadero testimonio

Aunque el camino que han escogido no es el habitual entre los jóvenes actuales, la vida de estos siete nuevos sacerdotes diocesanos se presenta como un reclamo muy atractivo para aquellos que están en búsqueda y que se sienten solos o perdidos. Porque nuestros entrevistados desbordan naturalidad cuando hablan de la mano de Dios en sus vidas; transmiten frescura cuando describen la Iglesia, como institución y como madre; y son ejemplo de compromiso y vida entregada en una sociedad que invita a todo lo contrario.

Además de esta indiferencia de los jóvenes ante la trascendencia, reflexionan sobre las dificultades a las que tendrán que enfrentarse a partir de ahora: “No sólo es la indiferencia, sino el desconocimiento que tienen cada vez más niños sobre cuestiones de fe”, explica Manuel. A lo que hay que sumar “la tibieza y falta de compromiso dentro de la Iglesia”. De forma más personal, Francisco considera que también tendrán que aprender a superar “la soledad del sacerdocio”. Por su parte, Juan manifiesta que le preocupa “la falta de raíces” que tienen las personas, lo que dificulta mucho el trabajo pastoral. Igualmente, saben que, probablemente a partir de septiembre, tendrán que dirigir una comunidad parroquial, “a la que tienen que llegar con humildad, sin hacer grandes cambios”, advierte Toni. Y en la que – concluye Pedro- “nada puede ser improvisado. Sino que todo requiere tiempo, mucho tiempo”.

Nuestra Archidiócesis debe congratularse porque recibe a siete nuevos pastores, siete servidores que demuestran que, pese al desierto vocacional que vive Europa, en Sevilla encontramos un oasis.

 

Primeras misas

Juan Guzmán:El lunes 24 de junio a las 20 h, en la Parroquia Santa María Madre de Dios, en San José de la Rinconada.

Francisco José Gordón: El martes 25 de junio a las 20 h, en la Parroquia de Santa María de la Asunción, de Guadalcanal.

José Antonio de la Maza (Toni): El miércoles 26 de junio a las 20 h, en la prioral santa María de la Asunción, de Carmona.

Manuel Jiménez: El jueves 27 de junio a las 20.30 h, en la Real Parroquia de la Magdalena, de Sevilla.

Gonzalo Salvador: El viernes 28 de junio a las 20.30 h, en la Parroquia de Santiago el Mayor, de Écija.

Pedro Reina: El sábado 29 de junio a las 20 h, en la Parroquia de Santa María de la Oliva, de Lebrija.

Jesús Ojeda: El domingo 30 de junio a las 20 h, en la Parroquia de San Gil Abad, de Écija.


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