La Archidiócesis homenajea a cuatro laicos por su dedicación en tareas eclesiales
La Iglesia en Sevilla ha rendido un reconocimiento público a dos hombres y dos mujeres por su trayectoria de dedicación y servicio en diversas tareas diocesanas. El salón del trono del Palacio Arzobispal ha acogido este mediodía el acto de entrega de las medallas Pro Ecclesia Hispalense que presidió monseñor Asenjo Pelegrina. Los homenajeados son José Leonardo Ruiz con la medalla de oro, Carmen Sainz y Carmen Hernández con la de plata, y Francisco Miguel Martínez con la Pro Ecclesia Hispalense de bronce.
Carmen Sainz ha colaborado estrechamente con los sucesivos delegados diocesanos de Familia y Vida durante más de 33 años. Ha asistido a las familias más necesitadas en tareas relacionadas con los niños recién nacidos y, según destacó Isacio Siguero en el discurso de presentación, “destaca su fidelidad a la Iglesia, su sorprendente vitalidad y su disposición siempre para servir a los demás”.
Por su parte, Carmen Hernández está vinculada de forma permanente a la vertiente catequética en la curia diocesana. Al término del acto tuvo un recuerdo para sus padres y hermanas, “que sembraron la simiente de lo que soy”, y palabras muy emotivas hacia sus compañeros en la curia diocesana, con quienes comparte “la vida y la fe” desde que llegara al Arzobispado en 2004.
Tanto José Leonardo Ruiz, profesor de Historia de la Universidad de Sevilla, como Francisco Miguel Martínez, han colaborado de forma estrecha con la Vicaría General en varias causas para los santos, la última de ellas relacionada con los mártires del siglo XX en la Archidiócesis hispalense. El profesor Ruiz agradeció al arzobispo la oportunidad que le ha ofrecido de investigar diversos periodos de la historia de la Iglesia y la sociedad sevillanas.
Monseñor Asenjo tuvo palabras de gratitud hacia todos los homenajeados, de quienes afirmó que han dedicado lo mejor de ellos mismos a las tareas que les ha encomendado la Iglesia en cada momento. Explicó el objetivo de estas medallas, “que no es otro que tener un reconocimiento desde la diócesis hacia los laicos que han destacado en su amor y entrega a la Iglesia”. Carmen Hernández agradeció la concesión en nombre de los galardonados, y expresó su gratitud por la “maravillosa acogida que le dispensan, desde el primer día, todos los que trabajan y colaboran en la curia diocesana”.
El testimonio más antiguo de la Archidiócesis
La medalla es una copia de un pectoral de bronce de gran interés arqueológico encontrado en las inmediaciones de Sevilla, que debió pertenecer a un obispo o sacerdote de la época visigótica, en los tiempos en que rigieron sucesivamente la Archidiócesis los santos arzobispos Leandro e Isidoro.