La certeza de la muerte ante la esperanza de la Vida
Esta mañana he acompañado a una familia amiga en la despedida de un padre. Había mucha ternura en el desgarro de la separación, toda una lección de amor. En el acto religioso, el sacerdote oficiante nos habló del Agua de Vida, que nos da la entrada en la Fe y nos despide también en la salida de este mundo, abriendo la puerta a una vida plena, en la que creemos. No hay palabras fáciles de consuelo para los familiares, creo sinceramente que no las hay ante la pérdida de alguien muy querido. Es difícil consolar este desconsuelo de no estar ya, cuando el estar juntos ha sido tan fructífero y grato. Sinceramente no se hacerlo bien y sólo me queda el abrazo tierno y ese beso que ayuda.
Los creyentes sentimos desconsuelo y dolor, pero nos queda la esperanza de un nuevo encuentro y una comunicación espiritual continua. Es una gran ayuda. También los recuerdos, y esto es común a todos los seres humanos, creyentes o no. La vida en convivencia amorosa, con tantas cosas que dejan huella. Esto hace dolorosa la despedida. Pero en ese dolor, ese desgarro, es compatible con la fe en el Reino de los Cielos, y nos fuerzas, y podemos vivir además con gratos recuerdos.
En momentos de separación de seres queridos es difícil comprender, aceptar, es difícil dar consuelo. A los creyentes nos queda una profunda esperanza, que tenemos que saber comunicar a todos en el mundo, un mensaje que Jesús nos trajo, de Amor, Esperanza y Fe. Deberíamos repartir amor y misericordia a raudales, sin descanso cada día, en nuestra vida corriente. Tenemos una fe que nos sustenta, y una profunda esperanza desde el dolor de la pérdida de un ser querido. Y nos ayuda la oración, ese hablar con Dios y los santos, y nuestros seres queridos que partieron, de manera continua en el que podemos pedir un mundo mejor, y también consuelo para los que sufren, especialmente los que han vivido una pérdida esencial. Tengamos compasión, demos consuelo y recemos, que es también pensar en los demás con la vida puesta en la esperanza de Dios, y en una Vida perpetua de gozo y paz, en un encuentro global con todos para siempre.
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