Archidiócesis de Sevilla

Hablar de la misericordia es penetrar en el Corazón de Dios… No tiene horizontes. Tu blog anterior, Beatriz, nos invitaba a ser antorchas de misericordia… ¡Qué hermoso! Al calor de esas antorchas , alimentadas en el Amor loco del Corazón de Dios por nuestra pobreza, se abrasará, iluminará, purificará, etc… nuestro propio corazón, lleno de podredumbre Reconocer ésta, aceptarla con mansedumbre y paciencia, ya es practicar la misericordia con uno mismo, a imagen de Dios con nosotros Luego, a la luz de nuestra antorcha, ya no juzgaremos tan a la ligera ni tan duramente al hermano , y su fuego irá dando calor de vida al ambiente que nos rodea, empezando por la familia como lo recuerda el Papa aquí.
¡Cuánto facilita la convivencia el aprender a ceder, el callar a tiempo y no querer tener siempre la última palabra, el cultivar el sentido del humor y dejar un poco la susceptibilidad a un lado, el alabar lo bueno antes que criticar lo malo,” el perdonar”, como lo recalca nuestro Papa! Y cuando alguien de la familia atraviesa una prueba, la “escucha…” debe conllevar la “compasión” como se deduce de sus palabras o sea sufrir con, volcar todo el ser en el otro. Entonces requiere tiempo, incluso trastoca, muchas veces, los planes de uno, implica respeto y delicadeza, pero también ánimo, y esperanza. Toda una tarea pero vital para la salud de nuestra familia….Pidámosle al Señor la gracia de reconocer en nuestros familiares – ¡suegra incluida!!! – el rostro de Jesús….¡ Qué fácil resultará así atenderles y untar sus heridas con el bálsamo de la Misericordia divina!!!!
Muchos de los ámbitos en nuestra sociedad sedientos de misericordia concreta, están relacionados con la familia
Clama al Cielo, por ejemplo, el escaso interés por defender la Vida del niño por nacer a pesar de las denuncias de la madre Teresa: “el mayor destructor de la Paz es el aborto […] porque es la guerra contra los niños”, sin olvidar la “muerte” lenta que produce el aborto en las madres que lo sufren (síndrome post-aborto).Cada vez, hay más alternativas para atender con misericordia y ternura a la mujer en dificultades como pide el Papa pero son pocos los que se comprometen .
¿Y el desamparo de tantos enfermos mentales y sus familias….? Es un mundo duro, y preferimos volver la cabeza.. Faltan asociaciones que proporcionen ayuda a las familias, se queden gratuitamente de vez en cuando con los enfermos que no pueden estar solos, para que los familiares puedan despejarse un poco.. Pero lo más importante, es que los voluntarios miren a esas personas con el amor de predilección de Dios por los más vulnerables..
Permíteme Beatriz que me extienda un poco más, aunque algunas personas puedan considerar que no me ciño estrictamente al tema de la familia puesto que voy a contemplar las consecuencias de su ausencia…..
Me aterra la soledad de tantos ancianos acogidos en residencias, parcial o totalmente dependientes y prácticamente abandonados por sus familias… Se tachan ellos mismos de inútiles cuando no de culpables por seguir con vida, al oír repetidas veces “por allí” que son una carga, tanto física, afectiva como económica, y terminan desesperándose. ¡Cuánta obra de misericordia por hacer! Visitas, cariño, atenciones, escucha, la lista no tiene fin .. Pero ¿quién se acuerda de que, por los méritos de la Pasión del Señor, podemos sacarle fruto a cualquier situación de sufrimiento inevitable gracias al maravilloso tesoro de la Comunión de los Santos? Cristo en la Cruz no podía hacer NADA, estaba imposibilitado, su fracaso parecía absoluto y definitivo. Sin embargo, ¿qué pasó? Pues todo lo contrario de lo lógico. Cristo resucitó llevando consigo a la humanidad.. Con ese sufrimiento “inútil”, nos salvó a todos de la muerte eterna, nos consiguió el CIELO. Es la mayor obra de MISERICORDIA conocida. Pero Dios quiso que tuviera un corolario.
Desde nuestro bautismo, somos todos piezas insustituibles de la Iglesia, estemos válidos o no, porque somos parte del Cuerpo Místico de Cristo. Cuando un miembro o un órgano de un cuerpo físico enferma, la sangre se agolpa en esa zona para acelerar la curación. Pues así ocurre con el Cuerpo Místico de Cristo: cuanto bueno le aportamos, redunda en beneficio para uno y para todos pero de modo muy especial para las partes enfermas que son todas estas intenciones por las que oramos
Sólo con entregar libremente su propia cruz al Señor por alguna intención personal o general, en vez de resignarse tristemente a su suerte, el anciano se beneficia a sí mismo en muchos aspectos, tanto humanos como espirituales., da un sentido y una utilidad a lo que vive, y dispone su alma al regalo de la alegría que no se quita (Juan 16, 22). Incluso es posible que vea los frutos de la aceptación de sus sufrimientos. Mi padre se nos fue al Cielo radiante porque el Señor le regaló la certeza del desenlace feliz de las situaciones por las que ofreció sus últimos años de vida.
Faltan apóstoles del Amor misericordioso de Dios en la Comunión de los Santos, tanto más eficaz incluso cuanto más escondido, que nos permite SERVIR al hermano, aún desde la cama o la silla de ruedas y alcanzar la plenitud.