La formación del laicado, una prioridad para la Iglesia: del ISCCRR a las Escuelas diocesanas
Pablo Díez es el nuevo director del Instituto Superior de Ciencias Religiosas (ISCCRR), que sustituye en el cargo a Antonio Bueno. En esta entrevista, realizada al sacerdote hace apenas un mes, Díez explicaba cómo ha ido creciendo y consolidándose este centro académico de la Archidiócesis hispalense, patrocinada por la Facultad de Teología de Sevilla desde el pasado mayo. Y recordaba que el periodo de matriculaciones del ISCCRR se abre en septiembre, ofreciendo numerosas opciones formativas.
Su relación con el ISCCRR no es nueva, ¿verdad?
No, ya llevo bastantes años de docencia, antes en lo que era el Centro de Estudios Teológicos (CET) y actualmente llevo un año ejerciendo la docencia en la nueva Facultad de Teología de Sevilla.
En cuanto al Instituto Superior de Ciencias Religiosas, recuerdo que Antonio Bueno ya desde el principio me encomendó una asignatura. Finalmente acabé dando dos y está pendiente que imparta una tercera.
¿Podríamos decir que el Instituto Superior de Ciencias Religiosas es el organismo creado por la Archidiócesis para la formación del laicado?
Sí, fundamentalmente sí. Aunque, obviamente, cualquier laico tiene acceso a la Facultad de Teología y puede estudiar haciendo los tres grados: Bachiller en Teología, Licenciatura y Doctorado, de hecho, tenemos laicos que lo han hecho. Recordarán el ejemplo de Elena Sánchez que obtuvo el Premio de la Real Maestranza. Como digo, un laico puede efectivamente estudiar los tres grados en la Facultad.
Pero las condiciones laborales de los laicos hacen que muchos no puedan disponer de las mañanas para dedicarse a eso. Así que, como bien dices, el Instituto surge para dar una formación teológica en Ciencias Religiosas principalmente a los laicos. De este modo, se ofrecen clases de lunes a jueves, de cinco a ocho de la tarde, aproximadamente.
Pero una persona que esté interesada en estudiar Teología no tiene que matricularse en todo un curso completo.
No. Ocurre como en cualquier facultad tanto privada como pública. El alumno se matricula en aquellas asignaturas que cree convenientes, o bien se matricula del curso completo. Al igual que en otro centro docente universitario, el curso completo se premia, digamos, económicamente frente a los créditos sueltos.
Entonces cualquier persona puede hacerse su propio currículo o itinerario, rellenando esas asignaturas de acuerdo a su tiempo hasta concluir los estudios.
Sí, hay personas que se esfuerzan y ponen el empeño en conseguir el grado en el plazo señalado y presentar el examen de Bachiller porque se lo plantean así. Otras van haciendo asignaturas poco a poco hasta que lo completan en un tiempo mayor. Y también hay quien solamente tiene interés en algunas asignaturas concretas. Tenemos el caso de las Congregaciones Religiosas, muchas de ellas optan por el Instituto Superior en lugar de la Facultad, aunque no sabría decir la cifra con exactitud.
¿Cuál es el perfil del laico que se acerca a la formación en Ciencias Eclesiásticas?
Es variado. En primer lugar, hay una diferencia con una institución similar que muchos recordarán: la Escuela de Teología para Seglares, que albergaba principalmente a la señora o el señor de la parroquia que procuraba tener un barniz teológico. Por supuesto, entonces hablábamos de un nivel de exigencia más asequible que en el actual Grado.
Por eso, cuando comenzó el ISCCRR, ese perfil de personas se encontró casi con un muro porque para acceder se requiere el Bachillerato o el acceso a la Universidad, y el nivel es muchísimo más alto. Como consecuencia, ese perfil se ha ido extinguiendo y actualmente nuestro alumnado se compone de personas que, en buena parte, tienen ya otro grado universitario.
Sus motivaciones son múltiples: desde personas que en su parroquia le piden mayor promoción o que ellas mismas se animan, o que desean dar clases de Religión y necesitan esa titulación.
Lo que no quiere decir que dejemos atrás a las personas que no teniendo la titulación necesaria para poder entrar no puedan seguir formándose, porque existen también las Escuelas Diocesanas vinculadas a las Delegaciones de pastoral, ¿no?
Exactamente, esa sería la oferta alternativa. Para aquellas personas que no dispongan de la titulación pertinente las Escuelas suponen una buena oportunidad para que se formen. Además, no tienen un nivel de exigencia que le robe un tiempo excesivo, pero sí garantizan una calidad aceptable para los objetivos que se marcan.
Son seis y se trata, principalmente de formación pastoral: Escuela de Familia y Vida; de Liturgia; de Catequesis; Escuela de Medios de Comunicación; de Hermandades y Cofradías; y de Cáritas. Dependiendo a la Pastoral a la que estén vinculados los laicos podrían incluirse en unas o en otras.
La formación en Teología o en Ciencias Religiosas, ¿qué aporta a la vida del laico?
En la vida del laico le aporta una visión distinta. Muchos de nuestros laicos normalmente conocen de la Iglesia lo que escuchan de la parroquia: las homilías que escuchan, lo que han podido leer, pero, en general, tienen un conocimiento muy limitado de lo que es la Doctrina de la Iglesia.
Poco sistemático, quizá.
Nada sistemático. Viven de muchos tópicos, oyen campanas de un sitio y de otro, y cuando entran se sorprenden mucho porque ven las Ciencias Religiosas (o el mundo de la Teología), dotado de una sistematicidad, como un cuerpo, como un organismo interdisciplinar que, sin embargo, converge en una síntesis que permite tener una comprensión hasta donde es posible del edificio de la fe bastante bien. Cuando se acercan a las Sagradas Escrituras disfrutan, porque en la Escritura hay muchos mitos. Todavía hay gente que piensa en la Biblia como los Testigos de Jehová, que van a saberse la Biblia de memoria o cosas así, y la aproximación a la Escritura, a veces árida (yo lo sé bien porque soy profesor del Antiguo Testamento), es difícil. En estos casos les digo a los alumnos que tengo que hacerles dar un salto cronológico. El gran error del creyente contemporáneo es juzgar al hombre de la Escritura con los criterios del siglo XXI. Entonces ocurre un anacronismo que no conduce a ningún sitio.
Por todo ello, animo a las todos a matricularse en el Instituto Superior de Ciencias Religiosas, porque después pueden aportar muchísimo a sus parroquias, movimientos o realidades eclesiales. Y porque supone una gran oportunidad para acercarse a Dios y a la Iglesia.