La Parroquia Nuestra Señora de Lourdes acogió la Jornada Mundial del Migrante y Refugiado
Monseñor José Ángel Saiz, arzobispo de Sevilla, presidió la tarde de este domingo 26 de septiembre, la Jornada Mundial del Migrante y del Refugiado en la Parroquia Nuestra Señora de Lourdes, de Sevilla.
“Todos somos migrantes, a fin de cuentas. Jesús, María y José fueron migrantes, todos somos inmigrantes, peregrinos hacia la casa del padre, por lo que debemos vivir ese sentido de familia, de comunión, de fraternidad”, manifestó.
Mons. Saiz reflexionó que los cristianos “debemos considerar hermanos a cualquier persona que llame a nuestra puerta o se cruce en nuestro camino”, dijo que se trata de “no ser exclusivistas, ni ser cerrados, al contrario, ser abiertos, acogedores”.
Subrayó en su homilía “que el camino de la vida no lo recorremos solos, de hecho, la pandemia nos ha llevado a darnos cuenta de que somos interdependientes, no estamos llamados a vivir de una forma egoísta o individualista, sino en familia, en comunidad, en Iglesia y más que interdependientes es que somos hermanos, somos familia”.
Pidió que “no nos convirtamos en un enjambre, constituido por muchas celdas juntas pero incomunicadas”. Alertó también sobre el peligro del “individualismo”.
En este sentido, manifestó que “los cristianos estamos llamados a crear un nosotros cada vez más grande. Por eso es muy bonito que hoy nos congregamos aquí personas de diversas realidades geográficas, sois muy importantes, consideraros familia, porque lo sois, una gran familia para ser testimonio ante el mundo” ·
Bajo el lema “Hacia un nosotros cada vez más grande”, la Iglesia Universal celebró esta jornada como una ocasión para expresar su preocupación por las diferentes categorías de personas vulnerables en movimiento y para rezar por ellas mientras enfrentan múltiples desafíos.
A la emotiva ceremonia asistieron personas migrantes de diversos países de América del Sur y del continente africano.
El arzobispo hispalense a propósito del Covid- 19, manifestó que el ser humano “tuvo necesariamente que volver la mirada hacia Dios, consciente que todo lo que pretenda hacer y lograr por sí mismo, no lo puede conseguir sin la ayuda de Él, porque de repente llega un pequeño virus y nos afecta a todos por igual. Recordemos que estamos en las manos de Dios”, dijo.
Recomendó también “mirarnos al espejo con verdad, con realismo, y darnos cuenta que hay muchas cosas en nuestra vida de la que debemos prescindir en medio de una sociedad consumista. Debemos ver nuestra escala de valores y subrayar lo más importante”.
Sobre el Evangelio proclamado, correspondiente al domingo 26º del Tiempo Ordinario, don José Ángel pidió que vivamos cada día más la “radicalidad, que no es lo mismo que el radicalismo”. Explicó que “la radicalidad significa ir a la raíz, a la profundo, no ser frívolos, ni superficiales”.
Por tanto, “en la vida, nada ni nadie puede apartarnos del seguimiento del Señor, no debemos ser medias tintas, que no haya posturas ambiguas”.
Galería fotográfica de la ceremonia