La recuperación y el mantenimiento del patrimonio religioso, un recurso evangelizador

La recuperación y el mantenimiento del patrimonio religioso, un recurso evangelizador

En la última década la Archidiócesis de Sevilla ha destinado unos cien millones de euros a la rehabilitación y mantenimiento del patrimonio religioso, reformas de diversa índole y construcción de nuevos templos. Esta es una de las conclusiones, quizás la más llamativa, del balance que ha realizado la Administración Diocesana, dentro de la política de transparencia que preside la gestión de los recursos de la Iglesia en Sevilla.

Un patrimonio ligado a la evangelización, a la vida de fe de una comunidad, y que hay que mantener de forma adecuada para que siga respondiendo a su finalidad original. Este es el punto de partida, la clave de bóveda, de una política económica que cuenta con unos fondos que en cualquier otro lugar se considerarían suficientes, pero que no terminan de cubrir todas las necesidades que genera el volumen patrimonial de la Iglesia de Sevilla. Esto exige un esfuerzo de ahorro, gestión y planificación a medio y largo plazo por parte del departamento de Administración de la Archidiócesis de Sevilla.

En una reciente entrevista en el programa ‘El Espejo’ de COPE Sevilla, Alberto Benito, ecónomo diocesano, afirmó que “la economía en la Iglesia no tiene sentido si no está al servicio de la evangelización”. En base a esta premisa se establecen las prioridades de gasto e inversión relacionadas con una de las partidas más importantes de las cuentas diocesanas, casi un tercio del total. En el último balance publicado correspondiente al ejercicio económico de 2022, en el apartado de gastos la partida dedicada a ‘conservación de edificios y gastos de funcionamiento’ significó el 30,59 % del total invertido. En el ejercicio anterior, coincidiendo con la salida del paréntesis provocado por la pandemia, este concepto significó el 31,08 % de todos los gastos. Se trata, por tanto, de una prioridad en la Iglesia hispalense, en justa correlación con los ochocientos edificios que comprende el patrimonio religioso en Sevilla, muchos de ellos necesitados de algún tipo de actuación.

Por ello, y a pesar de que se trabaja con criterios muy estrictos de gestión, eficiencia y ahorro, “no hay para todo”. Alberto Benito trata de explicar la “tensión dialéctica” que se percibe cuando se advierte la imposibilidad de atender total o parcialmente una actuación en un edificio necesitado de obras: “La Iglesia tiene en Sevilla muchos sacerdotes y un Seminario pujante. Todos los edificios de la diócesis son edificios vivos, donde se celebra y vive la fe. Para nosotros, restaurar no tiene sentido si luego no se mantienen vivas y dinámicas esas iglesias o esos edificios parroquiales. La restauración solo tiene sentido -reitera- si lo seguimos dedicando al culto y a la evangelización”. “No tenemos recursos para todo”, concluye.

La Catedral, fuente de ingresos

Poco de lo que se hace en este campo sería posible sin las aportaciones anuales del Cabildo Catedral. Es un hecho que los ingresos procedentes de la visita cultural al primer templo de la Archidiócesis están detrás del esfuerzo que la Archidiócesis lleva a cabo en este ámbito. “Sin la visita cultural no podríamos hacer ni la décima parte de lo que estamos haciendo”, subraya el ecónomo. Este dato cobra mayor relevancia si se relaciona con otro parámetro llamativo: De los casi cien millones de euros invertidos en toda la Archidiócesis en los últimos diez años, el 25 % se ha dedicado a la restauración y rehabilitación de la Catedral.

El ejercicio 2023 registró la mayor inversión en obras por parte del Cabildo durante la última década. La partida de 4.541.873 euros se corresponde, en sus principales destinos, con las actuaciones en la fachada norte de la Giralda y la restauración integral de la iglesia del Sagrario, cuya reapertura tuvo lugar el pasado 1 de diciembre. Hace pocas fechas, el deán, Francisco José Ortiz, hizo hincapié en “la ingente tarea de conservación que realiza el Cabildo Catedral en el mantenimiento de nuestros bienes e inmuebles”, hasta el punto que ha conseguido garantizar un programa de mantenimiento permanente del edificio que no impide que se lleven a cabo actuaciones puntuales de mayor calado (los casos mencionados de la Giralda y el Sagrario). Por ello, no se incurre en exageración si se afirma que las personas que pagan por entrar en la seo (los sevillanos lo hacen de forma gratuita) garantizan en cierto modo la política diocesana en materia de patrimonio.

Una programación a diez años vista

Las solicitudes de obras que llegan cada año al Arzobispado pasan el filtro del equipo de Obras de la Archidiócesis antes de clasificarse en una de las categorías existentes de acuerdo con la cuantía y tipología del proyecto. Así, nos encontramos con obras urgentes que requieren una actuación inmediata; obras de mantenimiento y mejora ordinarias; actuaciones plurianuales que requieren una planificación a medio y largo plazo; y obras nuevas. La asignación de los recursos a las obras aprobadas se concreta en el presupuesto anual de obras que se elabora en el mes de noviembre del ejercicio anterior, tras el estudio y análisis previo del citado departamento de Obras y la aprobación definitiva del Consejo Diocesano de Asuntos Económicos. En este proceso destaca el trabajo que realizan las dos personas dedicadas en exclusiva al departamento de Obras, que reciben y analizan todas las demandas de actuaciones e intervenciones, y a los que se suman diversos equipos de arquitectos y aparejadores.

En esta última década hay que destacar especialmente, por su valor histórico-artístico y cultural, las obras de restauración de bienes declarados BIC: la iglesia de Santa Catalina, la fachada de la iglesia de San Bartolomé, la iglesia de Los Terceros, la restauración de la iglesia de San Miguel en Morón de la Frontera, la torre de Guadalcanal, la iglesia de Santiago en Utrera o las obras efectuadas en el Palacio Arzobispal. También hay que destacar, por su importancia histórica y artística, las obras realizadas en la iglesia sevillana de Santa Cruz, la parroquial de San Agustín de Alcalá de Guadaíra, la de Nuestra Señora de la Asunción en Lora del Río o la torre de El Coronil.

El año que más dinero se destinó en concepto de ‘obras en parroquias’ -casi tres millones- fue 2021. En ese contingente destacan las inversiones para restaurar el santuario de Consolación, en Utrera, las cubiertas de la parroquia sevillana de San Pedro, la parroquia trianera de Santas Justa y Rufina, la de San Sebastián, las instalaciones parroquiales de Santiago de Écija o las cubiertas de la Parroquia de Santa Cruz, también en Écija. “Todas estas cifras suponen un ingente esfuerzo de ahorro, planificación e inversión por parte de todos (Arzobispado, parroquias, hermandades, etc.)”, reitera el ecónomo diocesano.

El balance de gastos e inversiones en patrimonio durante los últimos diez años arroja otros datos que merecen reseñarse. Por ejemplo, en el apartado de ‘Obra nueva’ se ha acometido la construcción del nuevo complejo parroquial de San Juan Pablo II, en Montequinto (Dos Hermanas) por un importe cercano a los tres millones y medio de euros, de los que casi dos millones y medio fueron aportados por el Arzobispado, lo que exigió una importante planificación plurianual para poder acometer esta inversión.

De cara al futuro, en los próximos diez años está prevista en la Archidiócesis la construcción de cinco nuevos templos en las nuevas zonas de crecimiento y expansión urbana, lo que supondrá un esfuerzo importante de inversión que requerirá también un endeudamiento significativo y un compromiso por parte de toda la comunidad eclesial. De todo ello se irá dando puntual información a través de los medios diocesanos.

Alberto Benito recuerda que la Archidiócesis, como el resto de diócesis españolas y la propia Conferencia Episcopal, tiene un portal de transparencia “donde se da fe de lo que se ha hecho y se va a hacer”. “La transparencia forma parte del ADN de la Iglesia en España”, afirma.

Colaboración de las administraciones y asignación tributaria

Preguntado por la colaboración que recibe la Iglesia por parte de las administraciones públicas, el ecónomo diocesano echa en falta en Andalucía un trato parecido al que ofrecen otras comunidades autónomas, “donde hay más generosidad hacia el cuidado del patrimonio”. Al respecto cita la Junta de Castilla-León -allí existe una Dirección General de Patrimonio Religioso- como la referencia en este campo. “Eso aquí sería un factor importantísimo, dada la cantidad de monumentos e iglesias que tenemos en Sevilla”, añade. En cambio, Alberto Benito detecta más sensibilidad en determinados ayuntamientos que sí valoran el patrimonio artístico y cultural de sus municipios, y como elemento para fomentar el conocimiento y el crecimiento turístico. En todo caso, comenta que la Archidiócesis siempre está en búsqueda permanente de recursos y de una colaboración más estrecha con la Administración Pública.

La asignación tributaria procedente de las declaraciones de la renta de los contribuyentes que pongan la equis en la casilla de la Iglesia es otra fuente de ingresos. Si bien se trata de una cantidad con un destino muy variado, parte de ella redunda lógicamente en la conservación del patrimonio religioso. El ecónomo reitera que el hecho de poner esa cruz no significa pagar más impuestos sino decirle al Estado dónde debe asignar esos recursos.

¿Qué se puede restaurar?

El volumen de obras, el elevado coste de las mismas, las demandas que llegan al Arzobispado desde las parroquias, las prioridades que se marcan en este campo… Todo lo concerniente a la conservación del patrimonio religioso conlleva decisiones no siempre bien entendidas ¿Por qué se acomete una obra y no otra? ¿Con qué criterio se destina un porcentaje distinto a cada obra? ¿Todas las actuaciones se pueden acometer en alguna medida?

El ecónomo recuerda que los cerca de cien millones invertidos en los últimos diez años “tienen detrás un trabajo muy importante por parte de las parroquias, el Arzobispado y muchas hermandades que están sensibilizadas en este campo”. El patrimonio religioso en Sevilla tiene unas dimensiones casi inabarcables, los recursos son escasos y a veces no es posible llegar a todo. Por ello hay que decidir cada intervención con sumo cuidado, teniendo en cuenta muchos factores, estableciendo prioridades y haciendo una planificación preventiva.

En este punto se vuelve la mirada siglos atrás, cuando se levantaron los templos que ahora la Archidiócesis trata de restaurar. “Entonces, cuando se iniciaron aquellas obras, se tuvo muy clara la finalidad de las mismas, que no era otra que el agradecimiento a Dios”, matiza Alberto Benito. “Ahora, lo que hacemos es continuar esa labor para que dentro de muchos años se pueda seguir celebrando la fe en esos templos, igual que se hace desde hace muchos siglos”.

 


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