“La vida más extraordinaria es la del que generosamente la entrega a Dios y a los más pobres del mundo”
Ángel Luis Bayo nació en Huelva en 1974 y fue ordenado sacerdote en junio de 2011. Ha sido párroco en Aguadulce y administrador parroquial en Osuna, donde también fue capellán de hospital. Entre los 95 nombramientos y traslados hechos público el pasado día 28 de junio estaba su nombre y su nuevo destino: la misión en Moyobamba, Perú, donde ya se encuentra el sacerdote José Diego Román. En ella se está llevando a cabo un proyecto educativo para que los jóvenes con menos recursos puedan acceder a la universidad. También se ha puesto en marcha una piscifactoría que luego servirá para alimentar a las poblaciones cercanas y financiar el proyecto.
¿Cuándo se dio cuenta que quería dedicar su vida a Dios, y cómo cambió su vida?
Fui consciente a los 20 años, aunque antes ya lo hacía de alguna forma colaborando en mi parroquia. Mi vida cambió en el momento que decidí entregarme a Dios y a nuestra Santa Madre Iglesia, pues ha sido Dios quien me ha ido conduciendo por sus caminos, sin separarse de mí ni un instante.
¿Cuáles son los pilares de su fe?
El encuentro personal con Jesús de Nazaret, su Buena Noticia, también la belleza de nuestra Iglesia y el corazón tan misericordioso que tiene nuestro Padre Dios con nosotros los hombres.
¿Cómo resumiría su experiencia como capellán de hospital?
Mi experiencia como capellán en el hospital de Osuna ha sido muy enriquecedora para mi ministerio. Convivir y atender a las personas enfermas me ha acercado a tantísimos Cristos sufrientes y clavados en enfermedades y en algunas ocasiones muy graves y dolorosas. He descubierto lo débil y pobre que somos y la necesidad tan grande que tenemos de Dios. El sacerdote hace muchísimo bien en un hospital.
¿Cómo se siente ante esta nueva etapa?
Me siento ilusionado y atendiendo a lo que Dios me pide en este momento. No descarto un poquito de incertidumbre porque siempre el salir de tu tierra crea un poco de miedo.
¿Alguna vez había imaginado irse de misión?
Sí, ha sido algo que había pensado en varias ocasiones. Ya estuve en México cuando todavía no era sacerdote, haciendo alguna misión atendiendo a niños huérfanos.
¿Qué espera de su estancia en Moyobamba?
Espero lo mismo que espero aquí, ser fiel a la llamada que Dios me hizo cierto día, y llevar con mi presencia el olor de la Buena Noticia de la Salvación que es Jesús, para poder generar muchas conversiones.
¿Qué cree que es lo mejor y lo no tan grato de ser misionero?
Lo mejor es dejarlo todo y salir sólo con Dios en tu mente y en tu corazón y vivir la grandeza de poder Anunciar el Evangelio a personas que nunca han oído hablar del Resucitado. Sin embargo, como cualquier siervo de Dios, lo peor puede ser perder la fe y el sentido por el que fuiste enviado, creerte solamente una ONG, que pueden ser buenas pero no atienden al sentido real por el que nuestra Iglesia nos envía.
José Diego Román está ya en Moyobamba, ¿lo conoce? ¿qué nos puede decir de él?
Le he conocido personalmente hace poco tiempo y hemos mantenido un diálogo bonito y sobre todo muy acorde al sentir del misionero. Él ya está muy adaptado a los destinos en los que está trabajando, y me impresiona la labor tan grande que está realizando en tan poco tiempo. Lo veo muy feliz y sin pensamiento de venirse a España.
¿Qué va a llevarse de Sevilla? ¿Algún instrumento de música, literatura…?
Pues me llevaré todo el cariño que he recibido de la maravillosa gente que Dios me regaló en estos años de Aguadulce y Osuna. Y, claro que me llevaré mi guitarra y un solo libro, la Sagradas Escrituras.
¿Cuáles cree que son los retos a los que se enfrenta la Iglesia actualmente? ¿Y más concretamente en América Latina?
Rezar más, y el reto que no terminamos de conseguir: que los bautizados se acerquen al Misterio de la Salvación por medio de la Sagradas Escrituras. Los cristianos deberíamos conocer muy bien la Palabra de Dios. Es la Palabra la que transforma nuestra mente y nuestro corazón y nos da el autentico Espíritu del Señor. Un mismo Espíritu, una misma fe, un solo bautismo, un solo Señor.
Algún consejo para los jóvenes que creen sentir la llamada de Dios o tienen una vocación misionera.
El consejo que les doy es que no presten atención a las tonterías a las que se ven acosados por ofertas que no tienen ningún sentido, solamente llenar el bolsillo de quien las provoca. Y decir a los jóvenes que la vida más bonita, más moderna, más extraordinaria es la vida del que generosamente la entrega a Dios y a los más pobres de nuestro mundo. No tengas miedo y sé inteligente, piensa que Jesucristo jamás ha defraudado a nadie en la historia. Anímate y vente al Perú.
Por último, ¿qué pide a los lectores de Iglesia en Sevilla?
Que recen por mí y por todas las personas que lo pasan mal, para que el Señor vaya siempre delante de nosotros.