Archidiócesis de Sevilla

La Virgen de los Navegantes (también conocida como La Virgen de los Mareantes) preside el Cuarto del Almirante, en el que sitúa la Sala de Audiencias o Capilla del Alcázar de Sevilla. Es una pieza interesante del Alcázar, que tiene un artesonado del siglo XVI de gran belleza. Allí está el retablo con tablas pintadas por Alejo Fernández (1475-1545). Fue un pintor de origen nórdico que, después de un tiempo en Córdoba, se traslada a Sevilla 1508, y aquí se convierte en el introductor de la pintura del Renacimiento, con una combinación de influencias flamencas e italianas.

 

 

La Virgen de los Navegantes es una de las obras más importante de Alejo Fernández, que la pintó entre 1531 y 1536. Ya había comenzado a pintar también obras para América, y esto pudo influir en el tema de este cuadro: en la parte superior  aparece la Virgen, con un gesto acogedor, que extiende su mando protector sobre las figuras de los mareantes. La figura de la Virgen es de un tamaño mucho mayor que el de las figuras acogidas bajo su manto, y destaca, además del gesto protector de toda su figura, por la riqueza cromática del brocado de su túnica. En la parte inferior del cuadro hay un paisaje marino, donde aparece una serie de barcos de los que empleaban aquellos navegantes para cruzar el mar hasta América. Una bella estampa marina, que aparece también en los grabados de aquella época.

 

 

Todo el conjunto representa la epopeya española de tantos navegantes que, en aquellos siglos, cruzaban el mar inmenso de barcos inseguros, poniéndose siempre bajo la protección de la Virgen. Este cuadro es un eco de las visitas innumerables que hacían estos navegantes a la Virgen de la Antigua, en la Catedral de Sevilla, y a la vuelta ofrecían a la Virgen lámparas de plata americana, que se conservan en aquella capilla de la Catedral.

 

 

Fernando Gª Gutiérrez, S.J

Delegado Diocesano del Patrimonio Artístico