Las calles de Sevilla se preparan para reencontrarse con su patrona
Cada 15 de agosto la Iglesia celebra la Asunción de la Virgen. Una fecha que en la Archidiócesis sevillana huele a tradición y a los nardos del palio de tumbilla de Nuestra Señora de los Reyes, patrona de la ciudad y de la Archidiócesis.
Como cada mediados de agosto, la seo hispalense abrirá sus puertas a las cinco de la madrugada para recibir a los peregrinos que vienen desde todos los rincones de la provincia. El Altar del Jubileo acogerá la celebración de la Eucaristía a las cinco y media, seis y seis y media de la mañana. Una hora más tarde, comenzará a salir el cortejo de la procesión por la Puerta de Palos.
El orden del cortejo, inmutable año tras año, es el siguiente: la Banda Municipal de Sevilla, los Niños Carráncanos, lo Hermanos con cirio de la Asociación de fieles Nuestra Señora de los Reyes y San Fernando, la Junta Superior del Consejo General de Hermandades y Cofradías y los Hermanos con cirio de la Archicofradía Sacramental del Sagrario. Justo antes del palio de tumbilla irá el Coro de la Catedral y los Acólitos, y a continuación de éste le seguirán el Obispo Auxiliar, el deán y el Cabildo de la Catedral, junto al resto de autoridades. El Ejército con la Banda de Música cerrará el cortejo.
Una vez concluida la procesión, tendrá lugar la Misa Pontifical y bendición papal, presidida por el Obispo auxiliar de Sevilla, monseñor Santiago Gómez.
La Virgen permanecerá en el Altar del Jubileo hasta su traslado a la Capilla Real de la Catedral, donde se celebrará la Octava, a partir del 16 de agosto a las ocho y media de la mañana. También allí será el segundo Besamanos, concretamente el 20 de agosto, de seis de la tarde a diez de la noche; y el día 21, de nueve de la mañana a dos de la tarde. Finalmente, el 22 de agosto se abrirá la urna de San Fernando de ocho y media a diez y media de la mañana.
La virgen lucirá el manto verde
Se trata de la pieza más antigua de su ajuar en cuanto a mantos se refiere junto al blanco, ambos donados por Isabel II; una obra del año 1853, de las hermanas Margarita y Rosa Gilart Jiménez, las bordadoras de origen mallorquín de la cámara de la Reina. Posee en su ajuar otros cuatro de gran riqueza y valor que va alternado cada año.
Respecto a la corona, de estilo neobarroco, está labrada en oro y tiene más de 11.000 piedras preciosas, fruto de las donaciones de numerosos sevillanos, entre las que destaca una esmeralda y un ángel cuyo cuerpo lo compone una perla. Fue realizada por la Joyería de Pedro Vives en 1904 para la coronación canónica. En sus dos arcos superiores se pueden leer las frases Regina Regum y Sine Labe Concepta; además, está rematada por una paloma símbolo del Espíritu Santo. Por su parte, la corona del Niño lleva la leyenda Dominus Dominatorum y está labrada en la misma joyería.
Sobre la imagen
La Virgen de los Reyes es una talla sedente de principios del siglo XIII, que mantiene al Niño Jesús sobre sus rodillas. Se identifica con el modelo francés que puede apreciarse en otras imágenes marianas de Sevilla como la Virgen de las Aguas que se venera en la Colegial del Salvador o la patrona de los Sastres de San Ildefonso. La patrona lleva bastón de mando que porta un angelito en la delantera del paso; la medalla y las llaves de oro de la ciudad como alcaldesa perpetua que es desde 1953.
Por otra parte, el palio de tumbilla está sustentado por cuatro varales de plata cincelada con motivos florales y castillos que se conservan del primitivo paso del siglo XVIII. Fue ideado y diseñado en 1924 por el arquitecto Juan Talavera, a semejanza del de Nuestra Señora de las Aguas de la iglesia de El Salvador. Además, lleva peana de plata repujada, obra de Moguel, y faldones bordados en oro y sedas en los talleres de Olmo siguiendo un dibujo renacentista. Todo el conjunto fue restaurado y limpiado en 2006. Más tarde, en 2012 el Cabildo encargó una nueva limpieza y se sigue repasando cada año. En cuanto al sillón de la Virgen, es de carey y plata, con forma de jamuga, cuyo autor es del ebanista Alcoba. Por último, el llamador es de Seco y luce el castillo y el león, símbolos reales de San Fernando.
Fotografías de Miguel Ángel Osuna y Rafael Andino