Las Filipenses clausuran el Bicentenario de la Venerable M. Dolores
El próximo 15 de septiembre se celebra la festividad de Ntra. Sra. la Virgen de los Dolores y la comunidad filipense ha hecho coincidir tan señalada fecha con la clausura del Bicentenario del nacimiento de la Madre Dolores Márquez, fundadora de las religiosas Filipenses Hijas de María Dolorosa, con una Eucaristía presidida por el Arzobispo de Sevilla, monseñor Asenjo, en la iglesia de Santa Isabel a las doce del mediodía.
Madre Inmaculada, encargada de preparar las actividades del Bicentenario, ha asegurado que “esta celebración es algo muy grande, máxime cuando estamos en pleno proceso de beatificación de la Madre fundadora y vemos cómo el carisma va creciendo, especialmente en África”. Madre Inmaculada, además, describe el carisma de la congregación, confiada en que hoy cientos de jóvenes se sientan identificadas con el ejemplo de Madre Dolores: “las filipenses aunamos el camino de san Felipe Neri (el amor, el sacrificio, la humildad, la oración…) y el espíritu de María Dolorosa, que no es otro que ser madre de aquellos que están en la cruz”.
Actualmente, la Archidiócesis acoge a dos comunidades (de las siete que hay en España) de la rama femenina filipense, concretamente a 22 hermanas mayores, cuyo principal apostolado es el reparto de bocadillos en la portería de la casa; y seis hermanas de la comunidad apostólica que, junto con un grupo de empleados y colaboradores, dirigen dos hogares de menores, un hogar para mujeres gestantes o con hijos y un colegio, Santa Isabel, que fue el primer centro educativo femenino gratuito de Sevilla.
Sobre la Venerable Madre Dolores
Se suele decir que detrás de un gran hombre hay siempre una gran mujer. Pero en este caso bien se podría decir que el orden de los factores no altera el producto.
Fue en el confesionario donde el Padre Tejero, el “cura de los corrales”, conoció a Dolores Márquez y Romero de Onoro, a la que presenta sus inquietudes ante los pobres a los que atendía en la sala de incurables del Hospital de las Cinco Llagas. Fruto de este encuentro, Dolores Márquez aseguró: “Convencida Padre mío por el dictamen de Vd., conocí que Dios me llamaba, más bien dicho, me había llamado para esta obra. Desde ese momento tuve grande ansia de que vinieran jóvenes con el recto fin de salvar sus almas. La idea de la mujer sumida en la abyección y la esperanza de rehabilitarla, daban a mi corazón un ánimo que lo hacía superior a las condiciones que hasta entonces había conocido en él”. De este modo, Sevilla fue la cuna de una nueva Congregación para la Iglesia: las Religiosas Filipenses Hijas de María Dolorosa.