LAS LÁGRIMAS DE RAQUEL
Estamos casi en las vísperas de la Navidad. Muy pronto nacerá Jesús en Belén. Días de gozo y emoción, pero también nos ponemos un poco tristes porque echamos de menos a los que ya no están con nosotros, nuestros familiares y amigos que en otros años celebraron la Nochebuena con nosotros.
Pero el dolor por la ausencia se convierte en algo dramático y desgarrador en ciertos casos. Aunque no sea Navidad. En el programa del pasado viernes presentábamos un precioso proyecto para asistir a los heridos por el aborto: la madre que ha abortado, principalmente, pero también otros que pueden ser afectados (los otros hijos, por ejemplo). Es el Proyecto Raquel, sostenido por la asociación Spei Mater, y cuyo nombre es bien significativo, porque alude al pasaje evangélico de la matanza de los inocentes (Mt 2, 18), donde citando al profeta Jeremías, se pone a Raquel (la esposa de Jacob/Israel) como símbolo de aquellas madres que lloraban por sus hijos cruelmente muertos por Herodes. A su vez. Raquel es para nosotros prefiguración de la Iglesia Madre, esposa de Cristo, que ve su corazón desgarrado por los inocentes a los que no se les permite nacer.
Todo esto nos lo explicó más que bien José Ignacio Pedregosa, religioso sevillano de la Sociedad de San Pablo (los paulinos, bien conocidos por su librería de la calle Sierpes), destinado muchos años en Madrid. Él es el encargado de la comunicación dentro de Spei Mater, la asociación pública de fieles que está potenciando esta obra (www.proyecto-raquel.com), junto con los proyectos Ángel y Effetá.
El Proyecto Raquel implica a sacerdotes, psicólogos, religiosas y otros asistentes. Una ayuda integral que lógicamente no puede prescindir de la dimensión espiritual. De hecho, la curación no es posible sin el perdón y la reconciliación, que se hace efectiva en el sacramento de la penitencia. Por cierto, la absolución de los pecados de aborto no puede realizarla cualquier sacerdote, ya que está reservada al obispo (y a quienes delega su potestad ejecutiva, o sea, los vicarios generales y episcopales) y al penitenciario diocesano. Tal es su gravedad.
Lágrimas, dolor, ruptura interior… La cultura de la muerte, presente en los programas de los partidos políticos o en los medios de comunicación, nos presenta el aborto como un acto inocuo, con apenas consecuencias. Nada más lejos de la realidad. La lucha de la Iglesia a favor de la vida no se queda en la ya de por sí desgastadora confrontación dialéctica contra ciertos lobbies. Siguiendo el mandato de Cristo nos hacemos Iglesia samaritana, atendiendo a los heridos. Atendiéndolos de verdad y, lo que incluso es mas importante, pugnando por evitar las heridas facilitando a las mujeres posibilidades y soluciones para que no lleguen a abortar. Ahí está la Red Madre de la Asociación Pro-Vida.
Si conoces alguien en estas circunstancias, puedes ayudarle. Contacta con el Proyecto Raquel a través de tu parroquia, de la Delegación Diocesana de Familia y Vida o en los Centros de Orientación Familiar ya existentes en la Archidiócesis. Incluso el propio José Ignacio Pedregosa nos facilita su teléfono personal de contacto (678 806 822).
PD: Una pregunta. ¿Por qué en la sanidad pública hay que esperar tres meses para la cita de, por ejemplo, una radiografía, y en tan sólo tres días dan la cita para un aborto?
Marcelino Manzano.
(Twitter: @Marce_Manzano)
