Las representaciones más antiguas de San José en la Archidiócesis
Con motivo del Año de San José, repasamos hoy las representaciones más antiguas de este santo en nuestra Archidiócesis: las que encontramos en el sepulcro de don Gonzalo de Mena y en un libro de Coro, ambos de la Catedral, así como en el retablo de la Parroquia de Alanís.
Cronológicamente las imágenes más primitivas de San José que se conservan son las dos que aparecen formando parte de sendos relieves de la Presentación del Niño Jesús al Templo y de la Huida a Egipto que decoran el sepulcro del arzobispo don Gonzalo de Mena que se conserva en la Capilla de Santiago de la Catedral, una obra anónima de posible influencia italiana y fechable en el año 1401, según la inscripción que se encuentra en el propio sepulcro.
El relieve de la Presentación del Niño muestra a la Virgen sosteniendo al pequeño Jesús sobre el altar y tras Ella a San José vestido con túnica y manto recogido por delante, sosteniendo con su mano derecha un cirio mientras que con la izquierda porta un canasto con dos pichones. Sobre ambos, un ángel que parece bajar de lo alto hace mover con gran dinamismo un incensario. Al otro lado del altar, el anciano Simeón extiende un paño para coger al Niño.
En la escena de la Huida a Egipto, San José aparece tirando de la borriquita en la que María está montada con el Niño en brazos. El santo Patriarca viste en esta ocasión solamente una túnica mientras enarbola un hatillo con otra túnica.
Posteriores son las miniaturas del llamado Maestro de los Cipreses, que diversos investigadores identifican con Pedro de Tortolero, que aparecen en un libro de Coro de la Catedral, pudiéndose fechar en la primera mitad del siglo XV, tal vez alrededor de los años 1431 y 1436, datación de los frescos del Monasterio de San Isidoro del Campo que se relacionan con el mismo autor de las miniaturas citadas o de algún artista de su mismo círculo. Así, en el libro 60 aparecen dos miniaturas en las que encontramos a San José: el Nacimiento de Jesús y la Adoración de los Magos. En la primera, nuestro santo muestra largas barbas dividas en dos y sus manos abiertas expresan su admiración ante el Hijo de Dios recién nacido. En la Adoración de los Magos, San José aparece descubriéndose ante el cortejo que llega para adorar al Niño.
De finales del siglo XV es el magnífico retablo de la Parroquia de las Nieves de Alanís cuya autoría puede relacionarse con el círculo de Sánchez de Castro, en el que encontramos tres escenas con la presencia de San José: el Nacimiento de Cristo, la Adoración de los Magos y la Presentación del Niño al Templo. En los tres casos nuestro santo presenta rasgos comunes, con cabello y barbas blancos, llevando un bastón y vestido con capa roja, bajo la cual se distingue una túnica de color verde.
Antonio Rodríguez Babío, delegado diocesano de Patrimonio Cultural
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