“Los misioneros se han olvidado de sí mismos y de sus propias necesidades para enseñar la palabra de Dios”
Soledad Becerril ha impartido en la tarde del 13 de octubre una conferencia enmarcada en la exposición ‘El Domund al descubierto’ que se celebra en Sevilla hasta el próximo 15 de octubre en la Fundación Cajasol.
A la Defensora del Pueblo le ha precedido el Delegado diocesano de misiones, Eduardo Martín Clemens, quien ha instado a “sentir el Domund como algo tan propio que nos dure todo el año”.
Las presentaciones las ha hecho el delegado general de EFE Andalucía, Juan de Lara. El periodista ha asegurado que “los años pasan, pero los objetivos del Domund son los mismos: ayudar a los más empobrecidos”. Asimismo, ha presentado a Soledad Becerril haciendo un recorrido por su trayectoria política, recordando que fue la primera mujer nombrada ministra y, también, Defensora del Pueblo.
Por su parte, Becerril ha comenzado su intervención aludiendo a una proposición que le hizo el director de las Obras Misionales Pontificias (OMP), Anastasio Gil: “me ofreció dar el pregón en Madrid pero no me sentía con capacidad, sin embargo, le propuse hablar de los Derechos Humanos y la dignidad de las personas como Defensora del Pueblo”.
Y eso ha hecho. En su ponencia, titulada ‘Los misioneros, al servicio de la dignidad de las personas’, Becerril se ha preguntado en qué consiste la dignidad y ha asegurado que “los misioneros reconocen esa dignidad por todo el mundo”. La Defensora del Pueblo también ha apelado por los Derechos Humanos como el derecho a la vida, la libertad de culto, un juicio justo, la salud, el trabajo o la educación. En este sentido ha recordado a las doscientas niñas secuestras en Nigeria por el Boko Haram y a la joven pakistaní Malala.
La vocación de la Iglesia
Según Soledad Becerril, los más de trece mil misioneros repartidos en 136 países de los cinco continentes “se han olvidado de sí mismos y de sus propias necesidades para enseñar la palabra de Dios”. La mayoría, además, no se han circunscrito únicamente a la evangelización, sino que han asumido como propias labores de asistencia sanitaria, educativas o de seguridad. Para la Defensora del Pueblo, “la historia de las misiones es la historia de la vocación de la Iglesia”.
Como ejemplo, Becerril ha recordado a un Padre Blanco que ha vivido más de cincuenta años en Burundi y que una vez en España ha prometido volver. Anastasio Gil ha aportado que precisamente este misionero ha construido una iglesia para más de dos mil personas de la nada, “gracias al dinero del domund”. De igual forma, Soledad Becerril ha querido recordar con especial afecto a los dos misioneros de San Juan de Dios fallecidos por el virus del ébola el pasado año.
Una llamada de atención
Para finalizar su conferencia, la Defensora del Pueblo ha querido dar un toque de atención a la Unión Europea, manifestando que es “una obligación moral” ayudar a los refugiados que se agolpan en nuestras fronteras. “Es necesario prestar ayuda humanitaria, de forma ordenada y organizada, siguiendo los protocolos de la Unión Europea” y son necesarias también acciones en los países de origen.
Ha concluido recordando la situación de los misioneros, religiosos o laicos, que habiendo prestado un gran servicio durante muchos años en países extranjeros a su regreso a España “lo más que les queda es asistencia sanitaria gratuita y una pensión de 400 euros”, algo que según el Delegado diocesano de Misiones “es un dolor que aflige a la OMP”. Por su parte, Anastasio Gil ha añadido que recientemente se ha aprobado una ley en el Parlamento para el voluntariado de larga duración que podría amparar a estos misioneros.
El acto ha finalizado con la entrega de un presente por parte del director de la OMP a la Defensora del Pueblo: una hucha conmemorativa y el libro ‘Los carteles del Domund’, presentado ayer 12 de octubre.