Los retablos de mármol del crucero de la Iglesia del Sagrario de la Catedral de Sevilla (I)
El pasado mes de diciembre fue reabierta la Parroquia del Sagrario de la Catedral tras las obras de restauración que se han llevado a cabo desde el año 2019. De su amplio y rico patrimonio destacamos los dos retablos marmóreos que se encuentran en el crucero de la iglesia.
Estos dos retablos fueron realizados y costeados gracias a las disposiciones testamentarias del arzobispo Luis Salcedo y Azcona, que fallecería en 1741. Así, su albacea, el canónigo Miguel Antonio Carrillo concierta los proyectos en 1748, concluyéndose ambos retablos en 1753. Según la escritura de concierto, conservada en el Archivo de Protocolo y publicada por Francisco de Paula Cuéllar, son obra de Manuel Gómez, arquitecto de piedra y maestro cantero que se encarga de llevar a cabo en mármoles y jaspes coloreados el proyecto diseñado por el maestro platero Tomás Sánchez Reciente, autor entre otras obras del retablo de plata que, procedente de los Jesuitas, se encuentra actualmente en la Capilla Sacramental de la Colegial del Salvador, de 1753, el frontal de plata de la Capilla Real o la cruz parroquial de Señora Santa Ana de Triana, fechada en 1747. Por su parte, las esculturas, unas de piedra y otras de madera, son encargadas al artista luso Cayetano de Acosta en 1749, si bien se aprovecharán otras ya existentes provenientes del legado del arzobispo fray Pedro de Tapia, que había contribuido con importantes donaciones para las obras del Sagrario.
Los retablos presentan ambos similar diseño clasicista, con zócalo, banco con pequeña hornacina central, primer cuerpo de tres calles con columnas corintias que encuadran el leve hueco central, flanqueado por dos calles menores con pilastras y un cuerpo superior centrado por otra hornacina, completándose la composición con volutas y jarrones, todo ello en mármoles y jaspes de diferentes colores y rematado por el escudo de Salcedo y Azcona.
El retablo de la nave del Evangelio está presidido por el Cristo Crucificado expirante con la Magdalena a los pies de la cruz, imágenes debidas al escultor portugués Manuel Pereira y realizadas entre 1641 y 1644. Sobre el Cristo se distingue una cartela en mármol negro con las letras doradas con la inscripción MATER MISERICORDIARUM, ajena al programa iconográfico del resto del conjunto.
En las calles laterales se encuentran las esculturas en mármol de San Juan Nepomuceno, sosteniendo entre sus brazos un Cristo Crucificado, y San Cayetano, mientras que en el ático aparece el obispo San Luis de Tolosa, portando en su mano derecha una flor de lis y sosteniendo con su izquierda el báculo. Estos tres santos se deben a Cayetano de Acosta, autor igualmente del busto de la bellísima Dolorosa en madera policromada que se encuentra en la hornacina central del banco del retablo.
Antonio Rodríguez Babío
Delegado diocesano de Patrimonio Cultural
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