Manos Unidas advierte que “la pobreza sigue teniendo rostro de mujer”
El próximo viernes, 8 de marzo, se celebra el Día Internacional de la Mujer, instituido en 1977 por la Asamblea General de Naciones Unidas para conmemorar la lucha de la mujer por su participación, en pie de igualdad con el hombre, en la sociedad y en su desarrollo integro como persona.
En esta jornada, Manos Unidas quiere recordar que, en pleno siglo XXI y, a pesar de los muchos avances, «la pobreza sigue teniendo rostro de mujer».
«La mujer es hoy objeto de mayor protección legal y goza de más garantías que nunca. Gracias al esfuerzo de gobiernos e instituciones, y con el papel indispensable de la sociedad civil en el reconocimiento de la dignidad de las mujeres, sus derechos y sus responsabilidades, se han alcanzado grandes mejoras en la instrucción de las niñas y en la promoción de las mujeres, factores fundamentales para desarraigar la pobreza y promover el desarrollo», explica Mª José Hernando, del Departamento de Estudios de la ONG de la Iglesia Católica.
Una de cada diez mujeres vive en pobreza extrema
Según Naciones Unidas, en la actualidad, una de cada diez mujeres vive en la pobreza extrema y, de continuar las tendencias actuales, “de aquí a 2030, se estima que 342,4 millones de mujeres y niñas todavía vivirán con menos de 2,15 dólares al día. De esta manera, será imposible alcanzar las metas de los Objetivos de Desarrollo Sostenible y, principalmente, el relacionado con garantizar la igualdad entre mujeres y hombres y promover la autonomía de la mujer”, advierten.
Para Hernando, “esa pobreza y esa desigualdad llevan a las mujeres a seguir siendo víctimas del hambre, la enfermedad, el analfabetismo y de la trata de personas, el desempleo o el trabajo esclavo. Además de sufrir discriminación y exclusión en el acceso a la tierra, en la toma de decisiones en ámbito público y privado y en el ejercicio del poder”.
Por ello, “los problemas relacionados con las graves violaciones de derechos humanos a las que se enfrentan las mujeres son cuestiones graves que exigen soluciones eficaces, estables y duraderas, en el marco de la construcción de sociedades inclusivas”.