Manos Unidas hace un llamamiento a la solidaridad y generosidad de los sevillanos
“Reinventarnos cada día”. De esta manera resume María Albendea, presidenta de Manos Unidas Sevilla, la necesidad que se ha generado en los voluntarios de esta institución de la Iglesia para hacer frente a las situaciones que se está derivando de la epidemia de la Covid-19, y de la que no son ajenos en Manos Unidas como en el resto de instituciones eclesiales.
Afirma que “nos encontramos ante un año diferente a cuantos hemos vivido hasta ahora, y la llegada de este virus ha provocado un brusco cambio en todos los aspectos. Las cuarentenas, el miedo y la incertidumbre han entrado en nuestra rutina y modos de vida y han dado paso a una nueva realidad, que nos obliga a reinventarnos cada día”.
Cambio de dinámicas de trabajo en manos Unidas
La epidemia se ha hecho sentir en las dinámicas de trabajo de la delegación sevillana de Manos Unidas. Albendea subraya que han tenido que cancelar todas las actividades presenciales programadas, pasando a trabajar en la distancia de manera virtual. “Debido a esto, nuestro trabajo de sensibilización y recogida de fondos se ha visto seriamente mermado”, advierte.
Aun así, Manos Unidas sigue atendiendo los proyectos de cooperación al desarrollo reformulados ante ‘la nueva situación’, y por primera vez en sus 61 años ha destinado 3,2 millones de euros a proyectos de emergencia “gracias a la solidaridad de tantos socios que han apoyado con donaciones extraordinarias”.
La presidenta de manos Unidas Sevilla ha hecho un llamamiento a la solidaridad y generosidad de todos los sevillanos, “que –recuerda- siempre han respondido a las situaciones de emergencia”. Reconoce que la situación en Andalucía “es muy preocupante ciertamente”, pero apunta que contamos con servicios sanitarios y prestaciones sociales para los que lo están pasando peor. Invita a todos a “escuchar el grito de los que menos tienen, que dependen de un jornal para vivir, y que ante la pandemia no pueden salir a ganárselo, teniendo que optar entre morir de hambre o contagiarse del coronavirus, sin prestaciones ni servicios médicos y careciendo de condiciones higiénicas mínimas como puede ser el acceso de agua”.
«Alcanzar la fraternidad universal»
Finalmente, alude al papa Francisco y afirma que “en un mundo con sombras, un mundo cerrado, sin embargo, esta pandemia nos ha dejado claro que todos somos vulnerables y nos ha hecho reflexionar sobre la dignidad de todas las personas, así como la necesidad que tenemos unos de otros”. Mantiene, eso sí, la esperanza de que “tal vez nos ayude a que crezca en nosotros el sentimiento de pertenencia a una misma humanidad, al que se refiere el papa Francisco en su nueva encíclica y lograr alcanzar algún día la fraternidad universal”.
