Mariano Pérez de Ayala: “Mi etapa en Cáritas Diocesana ha sido muy plena y feliz”

Mariano Pérez de Ayala: “Mi etapa en Cáritas Diocesana ha sido muy plena y feliz”

El pasado 29 de junio se publicaron los nombramientos y traslados de sacerdotes y miembros de la curia diocesana. Uno de los más llamativos fue el relevo al frente de Cáritas Diocesana de Sevilla, siendo nombrado Miguel Ángel Carbajo como nuevo director de esta institución eclesial.

Tras más de una década, Mariano Pérez de Ayala concluye su etapa sirviendo a esta realidad de la Iglesia local. Desde Cáritas Diocesana han agradecido “su labor y compromiso por trabajar siempre con la mirada fija en los rostros de las personas más vulnerables, desde la realidad del momento e impulsando líneas de acción encaminadas a dar oportunidades reales de inclusión, desde la dignificación, la defensa y la protección de sus derechos”.

¿Con que Cáritas se encontró? ¿Distaba mucho de la imagen que tenía de esa institución?

De Cáritas conocía pocas cosas, porque no había tenido especial contacto con la institución. Tenía un conocimiento, como todo cristiano tiene, de la labor de la Iglesia y particularmente de Cáritas.

Así, me encontré una institución que realmente estaba bien enfocada, con un gran espíritu de generosidad y de servicio. Para mí fue una sorpresa incorporarme al mundo de Cáritas.

No ha tenido un mandato plácido y tranquilo ¿verdad? De hecho, ha tenido que lidiar con unas circunstancias que han incidido directamente en el empeoramiento de las condiciones de vida de la gente.

No, cuando yo me incorporé estábamos todavía con los coletazos de la crisis financiera del año 2009. Después, vino un repunte económico, pero volvimos otra vez a una época de crisis. Más tarde, tuvimos la época de la pandemia, que fue especialmente grave, a lo que se sumó la guerra. Es decir, ha sido una época que no nos hemos privado de casi nada.

¿Dónde está el secreto para que Cáritas haya sabido adaptarse a cada circunstancia, a cada necesidad?

Yo creo que Cáritas tiene muchas virtudes. Una virtud es que pisa mucho la realidad. Entonces los agentes de Cáritas, los voluntarios, los trabajadores, los directivos, al estar muy presentes en la realidad, hacen que sepamos responder con prontitud a las necesidades que se plantean.

Vamos a ocuparnos ahora de la persona que nos encontramos cuando deja el despacho y el teléfono de Cáritas. Quizás no se sepa que Mariano Pérez de Ayala ha vivido hasta hace poco en una comunidad con personas migrantes.

Pues sí, yo pertenezco a la comunidad cristiana, a la CVX. Abrimos una comunidad de hospitalidad hace un tiempo y durante dos años, de septiembre de 2019 a septiembre de 2021, mi mujer Inmaculada y yo vivimos con ocho chicos inmigrantes. Para nosotros fue una experiencia muy positiva desde todos los puntos de vista que nos hizo palpar la realidad de las migraciones, particularmente en gente joven que vienen a nuestra tierra a labrarse un futuro mejor. Poder contribuir, en la medida de nuestras posibilidades, a que ellos tengan esa posibilidad fue para nosotros una tarea muy gratificante.

En este sentido, ¿cree que es posible sentarse a hablar del fenómeno de la migración sin recurrir a clichés o estereotipos, analizando la cuestión con realismo?

Sin duda, hace falta mucho realismo. Conocer bien cuáles son las causas que llevan a personas a abandonar su tierra, qué es lo que podemos hacer en la sociedad de acogida, cómo podemos hacerlo, desde un planteamiento cristiano. También cómo podemos ser comunidades receptoras de personas que vienen a nosotros con mucha ilusión. Hace falta un debate sosegado fuera de tópicos y de manipulaciones, que desgraciadamente se presta el fenómeno de las migraciones.

Lo vemos estos días en Francia ¿verdad? Probablemente lo sigamos viendo en España. La cuestión de la migración está centrando buena parte del debate político. Si es para aportar soluciones, bien, pero no parece que sea el camino.

Lo cierto es que el debate que se plantea se deja llevar por estereotipos, por noticias que no son verdaderas, por manipulaciones de la realidad y, desgraciadamente, no se busca resolver el problema. Se utiliza como arma política para atacar al adversario más que buscar la solución, que es lo que tiene que hacer la política. La política no está para crear problemas, sino para solucionarlos.

Cáritas lo ha repetido en cada memoria anual: la promoción de las personas pasa por un trabajo de calidad.  Cáritas Diocesana ha desarrollado numerosas iniciativas para fomentar el empleo y la formación laboral. Entre ellas destaca el centro diocesano de empleo o la empresa de inserción Bioalverde S.L. ¿Qué balance haría de esta tarea de la acción de Cáritas?

Esta ha sido una puesta fuerte de Cáritas Diocesana. Hace ya mucho tiempo que viene trabajando en una línea fundamentalmente de promoción, es decir, la acción caritativa hoy de la iglesia no puede limitarse a la mera asistencia, que hay que hacerla cuando la persona tiene una necesidad primaria, sino también en dotar a la persona con instrumentos para que le hagan salir de su situación de pobreza y exclusión. Y es evidente que todo lo que hagamos en favor del empleo es una apuesta precisamente por la promoción de las personas.

¿Cuál diría que ha sido su aportación más decisiva al funcionamiento de Cáritas estos años?

Muchas veces digo que mi aportación más decisiva es no entorpecer. Yo he procurado que Cáritas sea una institución abierta, que estén en contacto con la realidad, una institución que esté bien incardinada en la vida de toda la Iglesia de Sevilla, porque Cáritas es la Iglesia y, por tanto, que todos los cristianos la vean y sientan como una institución propia.

He procurado también fomentar la formación de nuestros voluntarios, la tranquilidad de nuestros trabajadores, hacer que la institución sea una institución viva y que sepa responder a los problemas que nos plantea el día a día.

¿Sigue siendo necesario recordar que Cáritas es la iglesia?

No hace falta, pero para mí era importante que la Archidiócesis de Sevilla sienta Cáritas Diocesana como un instrumento propio, que los cristianos de Sevilla se sientan vinculados a Cáritas, se sientan orgullosos del trabajo que Cáritas hace y yo creo que eso hoy en día es una realidad.

¿Cuál es el perfil del pobre hoy en Sevilla?

No es un único perfil. Podríamos decir que es un perfil más femenino que masculino, de persona con poca formación; también tiene rostro de personas inmigrantes. A grandes rasgos ese sería el perfil mayoritario de las familias y de las personas en situación de pobreza y exclusión.

Los últimos informes de Cáritas hablan de riesgo serio de que se cronifique la pobreza, o sea, de que lleguemos a considerar esa pobreza como algo estructural.

Es que de alguna manera es estructural, porque independientemente de los momentos de crisis siempre ha pobreza.

¿Pero estructural es que no tiene arreglo?

No, estructural es que permanece independientemente de la circunstancia del momento. Arreglo tiene, como todas las cuestiones humanas tienen arreglo, pero la pobreza se puede trabajar en pro de superar las condiciones y las causas que llevan a la persona en situación de pobreza. El problema es que, en nuestro territorio, el territorio de la Archidiócesis y en Sevilla, permanecen constantes desde hace ya muchos años unas situaciones de pobreza y exclusión que de alguna manera se han enquistado ya en el tejido social de la ciudad.

Al hilo de esto, ¿qué le parece que una ciudad como Sevilla siga teniendo varios barrios entre los más pobres de España?

Es una vergüenza para nuestra ciudad, porque es una situación que ya viene de largo y que no hemos dado con la tecla, fundamentalmente los poderes públicos y también las entidades que trabajamos en este campo, de intentar resolver esa situación lacerante para muchas familias que viven entre nosotros.

¿Qué solución propone o qué alternativas?

Yo creo que la alternativa viene por planes. Se han hecho mucho, pero planes realistas y luego que se evalúen los resultados. Una de las cosas que no hacemos o que no han hecho los planes públicos de intervención de estos barrios es evaluar el resultado de esos planes y, desgraciadamente, no todos han sido buenos.

Pero todo lo que contribuye, por ejemplo, a la mejora de la educación, a la promoción y a la formación de las personas que viven en esos barrios son, yo creo, los programas que más ayudarán a cambiar la situación.

Mariano Pérez de Ayala ha sido abogado, político, profesor de universidad, gestor de una institución de la envergadura de Cáritas… ¿Con qué se queda?

Me quedo con todo, porque todos han ocupado facetas importantes en mi vida. A mí me ha gustado mi profesión de abogado, mi faceta también de profesor universitario. Me dedique veintiún años a la política activa y me siento muy orgulloso del servicio que presté a la sociedad en ese aspecto. Y la etapa de Cáritas para mí ha sido muy plena, una etapa muy feliz en mi vida.

¿Volvería a la política?

Ahora mismo no. Yo entré en política y decía que para mí tenía un principio y debía tener un final, porque yo tenía vida después de la política. La dejé hace algunos años, me sigue interesando mucho como instrumento de ordenación de la sociedad, porque tengo vocación hacia la política, pero ahora yo no volvería a la política activa.

¿Dicen que la política ya no atrae a los mejores?

Pues es una pena, porque la política es un instrumento del que nos dotamos en las sociedades para ordenar la sociedad, para intentar luchar por el bien común, y es una desgracia que gente con muchas capacidades no vean en la política un instrumento para servir a la comunidad. Desgraciadamente muchas personas con capacidad se han apartado del ámbito de los políticos.

¿Y a partir de ahora qué, nos cuentan que cruza el charco? 

Así es. Me voy un tiempo a colaborar con un proyecto que pusieron en marcha los jesuitas para trabajar en las zonas más lejanas de la Amazonía. Voy a estar en la frontera de Brasil, Colombia y Venezuela y ahí pasaré unos meses en un trabajo de base.

Ahora necesitaba, después de muchos años en la gestión, hacer un trabajo de cercanía con las personas. Voy con mucha ilusión, con mucho ánimo, también con mucha humildad, porque es un territorio complicado, pero ahí es donde pienso que ahora debo prestar mi servicio.

 


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