MIGUEL ÁNGEL NÚÑEZ, RESPONSABLE DE LA PASTORAL VOCACIONAL

MIGUEL ÁNGEL NÚÑEZ, RESPONSABLE DE LA PASTORAL VOCACIONAL

La Pastoral Vocacional es uno de los ejes principales de toda tarea pastoral. La promoción de las vocaciones se convierte, de hecho, en un objetivo que trasciende los límites de los Seminarios para implicar a todas las instancias eclesiales. En la actualidad, es un cometido del equipo sacerdotal del Seminario Metropolitano, cuyo responsable es Miguel Ángel Núñez. Nacido en Sevilla el año 1971, es doctor en Filosofía y fue ordenado sacerdote en septiembre de 1996. Desde entonces ha desempeñado cargos relacionados con los medios de comunicación: director de ODISUR, la Oficina de Información de los Obispos del Sur de España, y subdirector del programa Testigos Hoy de Canal Sur TV. Desde julio de 2010 es rector del Seminario.

 

Uno de los ámbitos en los que la Iglesia hace más hincapié es la pastoral vocacional. Simplificando su tarea, el objetivo se traduce en más vocaciones ¿Pero cómo?

La pastoral vocacional es una solicitud de la Iglesia para acompañar a todo cristiano en el descubrimiento de su vocación, es decir, qué es lo que Dios quiere de ellos. Se trata de ser un instrumento en esa búsqueda de la fidelidad a lo que Dios quiere de él.

¿Cuál es el perfil del joven que se acerca con esta inquietud?

Hablamos de un joven despierto, abierto, inquieto y muy motivado interiormente. Entiende que Dios quiere algo de él y que quiere hacer algo grande con su vida.

¿Y en esa búsqueda qué encuentra?

Un rostro de la Iglesia acogedora, que comprende la inquietud de su corazón. Nosotros, como presencia de Iglesia, acompañamos, tratamos de ofrecer luz para que ese joven sea capaz de discernir qué es lo que Dios quiere de él y encuentre la capacidad necesaria para responderle.

¿Qué lugar ocupa la parroquia en este itinerario vocacional?

La pastoral vocacional no se puede concebir fuera de la pastoral ordinaria de la Iglesia que discurre a través de las parroquias, comunidades cristianas, congregaciones religiosas… El primer contacto que tiene un joven es con su experiencia más cercana e inmediata; su párroco, el religioso o religiosa con quien tiene más contacto, su catequista, las personas que para el son una referencia.  A  través de ellos van esbozando, dando sus primeros pasos en esa búsqueda de lo que Dios quiere de ellos. Y normalmente, en  ese trabajo compartido entre el joven y la parroquia, aparece la pastoral vocacional como ayuda.

¿Y la familia?

La familia tiene un papel importantísimo. Si la Iglesia es la tierra donde se hace fecunda la vida cristiana, la familia es esa semilla, esos plantones de vida cristiana. La primera Iglesia son los padres.

¿Se hace una labor de conjunto con distintas secciones pastorales de la diócesis?

Si, trabajamos conjuntamente con Pastoral Juvenil, con Pastoral Universitaria, Pastoral de la Enseñanza, Pastoral Familiar… Es la misma inercia de la Iglesia que nos lleva a remar en la misma dirección. Al igual que el joven tiene una familia, el joven es joven, el joven es universitario, y allí donde están los jóvenes nosotros tenemos que estar presentes y tenemos que trabajar de manera coordinada.

¿Qué actividades organizan a lo largo del año?

Las actividades son de tipo celebrativo o formativo, y tampoco faltan peregrinaciones enfocadas como experiencias con Dios. Destaco momentos como las vigilias de oración, los encuentros de formación con charlas, la participación en grupos de catequesis, en actividades formativas… Es decir, todo lo que sea mantener algún tipo de diálogo con los jóvenes. También añadiría actividades de experiencia de fe y de Iglesia como puede ser la peregrinación a Fátima que hacemos anualmente, o la peregrinación nocturna -una marcha con jóvenes universitarios, junto con Pastoral Universitaria y Pastoral Juvenil, desde Dos Hermanas hasta el Santuario de Utrera- en la que la idea es que cada joven le confíe a la Virgen su propio futuro.

No paran…

Tampoco me quiero olvidar de las jornadas de puertas abiertas del Seminario Mayor y del Seminario Menor y, cómo no, el trabajo importantísimo con motivo de la Jornada Mundial de la Oración por las Vocaciones, que celebramos con toda la vida religiosa presente en la diócesis. En resumen, no podemos entender la pastoral vocacional como un punto o una oficina en la capital, tenemos que estar presentes en todas las parroquias, arciprestazgos, vicarias, comunidades religiosas…

¿Qué se siente cuando Dios te llama?

Se siente un gozo indescriptible, y al mismo tiempo el vértigo de esa grandeza. Cuando Dios te llama lo primero que se iluminan son los ojos, porque uno descubre el sentido de su propia vida, el sentido de la vida, y eso lo llena todo. La experiencia más próxima a la vocación es el enamoramiento, descubrir que tu vida es para alguien y ese alguien es Dios.

También es usted rector del Seminario Mayor y Menor ¿Todas las vocaciones terminan en el Seminario?

Cuando cuestionan por las vocaciones siempre terminan preguntando cuantos jóvenes están en el seminario. Pasamos de la vocación al número, y entonces perdemos lo más importante, ya que cada vocación es un milagro que nos muestra la grandeza de Dios. El seminario es uno de los lugares naturales para un joven que esté buscando responder al Señor y sienta que le llama a una vocación sacerdotal, pero no es el único. La iglesia es rica en carismas porque el  Espíritu Santo es el que le da esa hermosura y, por tanto, junto al seminario, también la pastoral vocacional es muy sensible a esas inquietudes de los jóvenes que están buscando un estilo de vida que le pueda ofrecer la vida religiosa tanto femenina como masculina, o las nuevas formas de vida religiosa, nuevas comunidades… La pastoral vocacional no consiste en encontrar jóvenes para el seminario, la pastoral vocacional es el servicio que presta la Iglesia de Sevilla para acompañar a los jóvenes en el descubrir cuál es la vocación a la que Dios le llama.

Tendrá muchas experiencias con jóvenes que comparten con usted su vocación

Cada vocación es hermosa en sí  misma. La vocación es vida y cada vida es vocación. Yo me quedaría con un recuerdo tipo hecho de trocitos de muchísimas vocaciones,  y ese recuerdo tipo sería en primer lugar el asombro que causa cuando sientes que Dios quiere algo de ti. Percibes como Dios ha detenido su mirada en ti, no entiendes por qué Dios se fija en ti y no en otras personas. En este sentido hay jóvenes que han respondido al Señor y su experiencia base es que nunca pensaron o negaron que iban a ser sacerdotes. La segunda cosa con la que yo me quedaría es la hermosura de una vida que responde a Dios. Se nota en la alegría, la confianza…, son rasgos comunes. La tercera es la generosidad y la libertad, son vidas entregadas a los demás.

 


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