Mirad las aves del cielo…
Mirad las aves del cielo que ni tejen ni hilan y el Padre celestial vela por ellas
Observaba el domingo con mi esposa un conjunto de gorriones esperando los trocitos de pan que se caían de las mesas de un velador o bien algunas personas les tiraban. El júbilo de estas aves era muy grande cuando lo recibían. San Mateo en su Evangelio (6,26) nos dice: «Poned los ojos en la aves del cielo, que ni siembran, ni siegan, ni recogen en graneros, y vuestro Padre celestial las alimenta». Independientemente de las diversas interpretaciones que tiene este bello pasaje evangélico, voy a destacar aquí la dependencia que mostraban estas aves urbanas del pan que les dábamos. Realmente tenían hambre, especialmente las crías.
Estos pajarillos forman parte de la Creación, y el conjunto de la misma las cuida en el orden natural decidido por Dios para el conjunto de las criaturas. El papa Francisco en su carta Encíclica Laudato Si´ Sobre el cuidado de la casa común, nos recuerda que San Francisco entraba en relación con todo lo creado de una forma especial, estableciendo con todas las criaturas lazos de cariño, sintiéndose llamado a cuidar todo lo que existe. Nosotros deberíamos hacer lo mismo imitando a san Francisco, y así podríamos mirar a las otras personas y a los otros seres de la creación de otra manera, estableciendo las profundas relaciones que san Francisco logró. Posiblemente seríamos más felices y el planeta en su conjunto funcionaría mejor.
El papa Francisco nos convoca a cuidar la naturaleza y al resto de los seres humanos, especialmente a los pobres. Con esta idea vuelvo al pasaje de San Mateo, y leemos que el Padre celestial cuida sus criaturas. ¿No somos nosotros responsables en la tierra de cuidar a las criaturas que ni tejen ni hilan? Somos instrumentos de Dios para cuidar a los que no tiene nada o sufren. A esos pobres que comparten la calle con nosotros. A los que se pasan el día en los semáforos. Somos copartícipes de esa justicia distributiva que Dios desea, haciendo que todos los seres puedan vivir en un planeta equitativo y justo. El Padre celestial cuida las criaturas, que ni tejen ni hilan, a través de nosotros.
El papa Francisco nos ha convocado a cuidar a los más débiles, especialmente a los pobres, deberíamos escucharlo. Y esta llamada del papa Francisco es también, quizás muy especialmente, para los que tienen poder económico para cambiar las cosas.
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