Mons. Asenjo: «No he hecho otra cosa que cumplir con mi deber»
Monseñor Juan José Asenjo, Arzobispo de Sevilla, natural de Sigüenza (Guadalajara), es también desde hoy miércoles, 23 de septiembre de 2020, hijo adoptivo de Sevilla, la ciudad a la que llegó en enero de 2009. Don Juan José ha recogido esta mañana, en presencia del alcalde, Juan Espadas, el título que le ha concedido el consistorio sevillano, en el curso de un acto solemne que se ha celebrado en el auditorio del Palacio de Congresos y Exposiciones de Sevilla (FIBES).
En la presentación del galardón, el periodista Cristóbal Cervantes ha destacado su trayectoria religiosa y, aludiendo a unas recientes declaraciones del Arzobispo, ha destacado que “vino a Sevilla a gastarse, a desgastarse por todos, a ser fermento y levadura en esta tierra”. Recordó que desde su episcopado ha desarrollado una importante labor para la mejora de la Archidiócesis, sobre todo en lo concerniente a los más desfavorecidos, y que “ha reforzado la recuperación y protección del patrimonio histórico artístico de la Archidiócesis”. “Para conocer su personalidad, es oportuno recoger sus propias palabras: amo a Cristo, amo a la Iglesia, más allá de sus manchas y arrugas, que son los pecados de sus miembros”, concluyó el presentador.
«He tratado de mostrar, anunciar a Jesucristo»
Antes del comienzo del acto, monseñor Asenjo ha atendido a los periodistas, a los que ha mostrado su “alegría por recibir este titulo que tanto me honra. Tengo varios títulos en mi vida, el primero el de ser hijo de Dios, que es el más grande y el más honroso que una persona puede tener en esta vida. El de ser hijo de la Iglesia, que me ha acompañado en mi etapa de niño, seminarista, sacerdote y de obispo. Y de ser hijo de mis buenos padres que me dieron la vida y me educaron en la fe. Y ser hijo de mi ciudad natal, Sigüenza. A estos títulos –ha añadido- se une el de ser hijo adoptivo de Sevilla”.
El Arzobispo ha agradecido al alcalde y a la corporación municipal “esta distinción que tanto me honra”. “En realidad –ha subrayado- no he hecho otra cosa que cumplir con mi deber”. Ha recordado lo publicado estos días en torno a su distinción como hijo adoptivo, sobre todo su contribución en el campo de lo social, “y lo he hecho con mucho gusto, porque los pobres son los predilectos del Señor y tienen que ser también los predilectos de un pastor de la Iglesia”, ha señalado.
Ha concluido su intervención apuntando que “el mejor servicio que he prestado a Sevilla es el especifico que corresponde a un pastor de la iglesia. He tratado de mostrar, anunciar a Jesucristo, de llevarlo y entregarlo a todos, eso es lo decisivo y sustantivo” En este sentido, ha aludido al padre De Lubac, teólogo del siglo XX, para decir que “todo lo demás no es sino sobreañadidura”. “Este es el servicio que quiero seguir prestando en los meses que siga siendo arzobispo de Sevilla y después en mi jubilación. Como ya se sabe, me voy a quedar a vivir en Sevilla, colaboraré con mi sucesor en lo que me pida. Viviré en silencio y discretamente, y prestaré a Sevilla un servicio importante, que es el de la plegaria. A veces valoramos el activismo y no valoramos tanto el servicio que podemos prestar encomendando al Señor a todas las personas que el Señor me ha encomendado, y a las que he servido durante estos años”, ha concluido.
Esta mañana han acompañado al Arzobispo en FIBES el Cardenal Arzobispo emérito de Sevilla, monseñor Carlos Amigo; el vicario general, Teodoro León; y el secretario general de la Archidiócesis, Isacio Siguero; además de familiares y amigos de monseñor Asernjo.