Mons. Saiz anima a los gitanos españoles a dar continuidad al congreso celebrado en Sevilla
El arzobispo de Sevilla, monseñor José Ángel Saiz, ha valorado muy positivamente el congreso de hermandades de los gitanos que se ha celebrado en Sevilla del 27 al 29 de octubre. En declaraciones a los medios de comunicación diocesanos, ha calificado esta experiencia como “un tiempo de gracia y salvación, de alegría y esperanza, de reconciliación y de paz”.
Monseñor Saiz, que estado muy presente en el congreso, presidiendo la misa de acogida en la Catedral y de clausura en el santuario de los Gitanos, afirma que “el Señor ha bendecido nuestros trabajos con un fruto abundante” y destaca que las hermandades han vuelto a casa “entusiasmadas y deseosas de dar continuidad a este primer congreso”.
Precisamente esto, la continuidad de una experiencia que se ha desarrollado con éxito -han participado 18 corporaciones procedentes de diversos puntos de la geografía nacional- ha llevado al arzobispo hispalense a afirmar que “es el momento de dar continuidad a este gran regalo del Señor”.
Monseñor Saiz ha destacado varias conclusiones de esta cita de la comunidad católica gitana. Ha destacado la reflexión que se ha hecho acerca de la pertenencia y participación de los gitanos españoles en la vida de la Iglesia Católica, “para seguir creciendo en esa participación y asumir responsabilidades”. “También hemos podido conocer la realidad social del pueblo gitano, favorecer el conocimiento de las distintas hermandades de los gitanos de España, de afrontar proyectos sociales conjuntos y de fomentar las devociones de los dos beatos gitanos (Ceferino Giménez Malla ‘el Pele’ y Emilia ‘la canastera’).
Con la esperanza en que este congreso no se quede únicamente en un brillante encuentro, monseñor Saiz Meneses ha animado a los congresistas a “seguir celebrando congresos, para rezar, reflexionar juntos, compartir ilusiones y esperanzas, sufrimientos y alegrías, para conocernos y reconocernos, para llevar a cabo proyectos comunes de acción caritativa y social, mejorar nuestra formación y desarrollar nuestra misión y aportación en la Iglesia y en el mundo y -finalmente- para acompañar a los jóvenes”.