Mons. Saiz en el XXV aniversario de la coronación de la Estrella: «Es la hora de la fe, de la esperanza y la caridad”
El 31 de octubre de 1999, el entonces arzobispo de Sevilla, monseñor Carlos Amigo Vallejo, coronó canónicamente a la imagen de María Santísima de la Estrella en solemne pontifical que se celebró en la nave del Crucero de la Catedral. Veinticinco años y un día después, monseñor José Ángel Saiz Meneses presidió la Eucaristía con motivo del XXV aniversario de aquella coronación.
Son varias las similitudes entre ambos acontecimientos. Entonces como ahora, la lluvia ha sido un factor a tener en cuenta en los traslados del cortejo procesional entre Triana y la seo hispalense. Además, aquella coronación fue el colofón del primer congreso internacional de Hermandades y Religiosidad Popular. Cinco lustros después, estamos a poco más de un mes de la segunda edición de un congreso que volverá a tener como sede la Catedral. Entre los concelebrantes también hubo motivos para echar la vista atrás. El cardenal Baltazar Porras, arzobispo emérito de Caracas, también participó en la ceremonia que se celebró en octubre de 1999.
El arzobispo recordó esta circunstancia en su homilía. Tras repasar los hitos más significativos de la historia de la hermandad, fundada en 1560, aludió a la coronación de su titular y recordó que “han pasado veinticinco años, y Ella nos sostiene en la fe que hemos recibido de nuestros padres, y nos impulsa para transmitirla a los demás, en especial a nuestros niños y jóvenes”.
Más adelante subrayó la llamada universal a la santidad a la que se hizo referencia en el Concilio Vaticano II: “Es la misma para todos, cada uno en su vocación y ocupación concreta; es un camino que cada uno debe recorrer según el don que ha recibido y la misión que le ha sido encomendada”, afirmó. Al respecto señaló que “no cabe refugiarse en las limitaciones personales o en las dificultades externas para eludir esta llamada. Tampoco sirve la excusa de que, por tratarse de una meta tan extraordinaria, está reservada a unos pocos privilegiados, y resulta inalcanzable para la gran mayoría de cristianos. La llamada a la santidad -reiteró- concierne a todos los bautizados y debemos tener la valentía en primer lugar de escucharla, creerla y responder, y después, de proponerla a los demás con convicción y con esperanza”.
En otro punto de su alocución, monseñor Saiz Meneses recordó un principio teológico esencial: “La primacía de la gracia”. Y lo explicó: “Eso significa que los resultados no dependen de nuestras capacidades y esfuerzos”. En este camino de santidad señaló un modelo: María Santísima de la Estrella. “Contemplamos a María y nos alegramos por tener una Madre tan perfecta, tan llena de gracia, y nos esforzamos por imitar su perfección. María es toda santa, por eso en nuestra tierra la llamamos María Santísima”, apuntó.
Finalmente, se dirigió a los hermanos de la corporación trianera que llenaron la nave del Crucero, a quienes recordó que coronar una imagen de María significa “aceptarla como Reina de cielos y tierra, y acogerla en nuestro corazón como Reina y Madre, como ejemplo a imitar en nuestra vida de cada día”.
Con las víctimas de la DANA
También tuvo palabras de aliento para las personas que sufren violencia y los damnificados por la DANA en el Levante español. Al respecto afirmó que «nos duele as situaciones de guerra y de violencia que hay en distintos lugares del mundo, y hemos de seguir rezando incesantemente, por la paz. Hemos de ser constructores de paz, mensajeros de paz, y hemos de trabajar y crear una cultura de la paz. También nos sentimos golpeados por los desastres naturales, como pasa ahora en España, especialmente en valencia. Nuestra oración ha de ser de sentirnos unidos a nuestros hermanos que lo están pasando mal, a rezar por el eterno descanso de los que han fallecido, y a ofrecer toda nuestra ayuda y solidaridad hasta que se vaya reconstruyendo toda esa situación que ha quedado tan destrozada».
Concluyó su homilía advirtiendo que, a pesar de los aspectos a mejorar en el mundo y en la Iglesia, “es la hora de la fe, de la esperanza y la caridad”. Así, “como hijos fieles de María Santísima de la Estrella nos corresponde dar testimonio con la vida y con la palabra oportuna, llevar a los demás el Evangelio de Cristo, camino, verdad y vida”. Les conminó a “trabajar con determinación para construir una nueva civilización de amor, de justicia y paz, de solidaridad con los más necesitados”.
La procesión de regreso del palio de la Virgen de la Estrella a su templo trianero será mañana sábado.