Mons. Saiz: “La coronación canónica ha de ser un momento de gracia”
El arzobispo de Sevilla, monseñor José Ángel Saiz, se ha referido esta mañana a la coronación canónica de la titular de la Hermandad del Baratillo, Nuestra Señora de la Piedad, que tendrá lugar mañana sábado en la Catedral. Ha recordado el “honor inmerecido” que tuvo al colaborar brevemente en el cincelado de la diadema en los talleres de Hermanos Delgado, y ha subrayado que “la coronación canónica ha de ser un momento de gracia, de salvación, un Kairós”.
Ha afirmado que el éxito espiritual de una coronación depende de tres factores: “Depende de la gracia de Dios, que nunca falta; depende del amor de la Madre, que no nos faltará tampoco; y depende también de nuestra respuesta”. En relación a esto último, el arzobispo ha detallado que todo pasa por “una adecuada preparación, intensa, en lo externo, en lo material y, sobre todo, en el corazón en la disposición interior; por una realización esmerada y vivida intensamente; y por una continuidad eficaz”. “No es flor de un día, sino siembra de todo un jardín que ha de ir dando flores y frutos a lo largo del tiempo”, ha añadido.
En declaraciones a los medios de comunicación diocesanos, monseñor Saiz Meneses ha afirmado que la coronación es “fruto de nuestro amor, fruto del agradecimiento de sus hijos”. Ha señalado que, si bien “la coronaremos con una joya material, una diadema preciosa, elaborada con las aportaciones de muchos hermanos, devotos y también de hermandades que seguramente estarán presentes en la celebración”, la coronación canónica ha de ser “un momento de gracia”.
Finalmente, ha señalado que “Junto a la corona material, la preciosa diadema, ofreceremos también a Nuestra Señora de la Piedad una corona espiritual que se va cincelando a lo largo de toda la existencia”. Y lo ha precisado aún más, refiriéndose a “la corona de nuestra conversión personal, de la humildad, de la actitud de servicio, la corona de la evangelización, de una sólida formación, de la defensa de la fe, del testimonio de palabra y de una vida ejemplar. La corona de la solidaridad, de contemplar a Cristo en el hermano necesitado y poner remedio a sus males”.
