Monseñor Asenjo a los nuevos sacerdotes: “Los más necesitados deben ser vuestros predilectos”

Monseñor Juan José Asenjo, Arzobispo de Sevilla, ha ordenado sacerdote esta mañana a siete diáconos de la Archidiócesis. Lo ha hecho en una ceremonia en la Catedral hispalense marcada por el aforo limitado, que apenas ha permitido participar en la Eucaristía a 600 personas, un número sensiblemente inferior a años anteriores. No en vano, las ordenaciones sacerdotales son una de las citas diocesanas más importantes, en la que participa el clero, las comunidades parroquias de los seminaristas y, en general, toda la Iglesia local.

Pese a este hándicap, la ceremonia ha destacado por su sobriedad, alegría y el ambiente festivo.

Consejos del Arzobispo

En su homilía monseñor Asenjo ha agradecido a Dios la vocación sacerdotal de los siete candidatos que, “no es solamente una opción personal –ha señalado-, menos aún una ocurrencia que nos llega inesperadamente”, sino que es, ante todo, “un don y una llamada de Dios”. En este sentido, ha advertido que como “cosa de Dios, debemos pedirle a Él que continúe enviando obreros a sus mies”. Si bien, ha apuntado don Juan José, una vez recibido este don, “es preciso cuidarlo, cultivarlos, acompañarlo y prudentemente discernirlo”.

Monseñor Asenjo también ha instado a los ordenandos a ser “sacerdotes santos”, donde “santo es el sustantivo y sacerdote el adjetivo”. Porque, ha explicado, “un sacerdote santo hace más bien a la Iglesia que veinte sacerdotes mediocres”. Al respecto, ha recordado que “en la administración de los sacramentos, y sobre todo en la presidencia de la Eucaristía, vais a tocar con vuestras manos la santidad de Dios. Ello pide de vosotros una vida santa, inspirada en el radicalismo evangélico”. Y, a continuación, ha especificado en qué consiste: “Exigirá que seáis hombres de oración, que cultivéis una relación personal, diaria, íntima y amorosa con el Señor, lo único que asegurará una entrega absoluta y totalizadora a Jesucristo”. Precisamente –ha asegurado don Juan josé- “solo el amor a Jesucristo os mantendrá enteros en vuestro ministerio y os salvará de la secularización”. En esta línea, también les ha aconsejado rezar la liturgia de las horas todos los días, “dar las gracias con sosiego y sin prisas”, el rezo del Rosario y “mirar con amor y gratitud a María”.

Comunión eclesial y servicio a los empobrecidos

Además, durante su homilía, el Arzobispo ha pedido a los candidatos “vivir con gozo la comunión eclesial”, es decir, prometer obediencia y respeto al Obispo, considerándolo un “padre, un amigo o un hermano mayor”.

Por otra parte, se ha referido al celibato que “os permitirá dedicaros a las cosas de Dios y os hará disponibles para ser reflejo continuo de su misericordia”. Igualmente, ha insistido en que el sacerdote debe servir siempre a los más necesitados (enfermos, empobrecidos…): “Ellos deben ser vuestros predilectos”, ha exhortado el Arzobispo.

Monseñor Asenjo ha concluido su homilía haciendo hincapié en que es “imposible ser un santo sacerdote huyendo de la Cruz”, por eso, ha dicho, “necesitamos recuperar en la espiritualidad de los sacerdotes y en la formación de los seminaristas el valor único de la Cruz, el amor al Crucificado y la identificación con Él”.