Monseñor Asenjo pide a las monjas contemplativas que no dejen de interceder al Señor por la humanidad
El Arzobispo de Sevilla, monseñor Juan José Asenjo ha dirigido una carta a las monjas contemplativas de la Archidiócesis hispalense en la que les exhorta a que no cesen «de levantar los brazos a lo alto intercediendo al Señor por la humanidad». Ante estas circunstancias, «no podemos dejar en ningún momento la oración de intercesión para que Dios nuestro Señor se apiade de la humanidad y nos libere de la plaga que está generando en nuestro mundo un dolor inaudito, que hace solo dos meses no podíamos imaginar. Es mucho lo que os debemos», manifestó.
Monseñor Asenjo refirió que hace dos semanas, llamó a todos los monasterios y pudo comprobar que todas están bien de salud, contentas y felices por haber elegido la mejor parte, «viviendo fiel y santamente la preciosa vocación que el Señor os ha regalado en la Iglesia».
«Desde vuestra vida escondida con Cristo en Dios, sois un torrente de gracia para nuestra Iglesia diocesana», dijo. «Os recordamos a diario y rezamos por vosotras, correspondiendo a vuestra oración por nosotros los obispos, por los sacerdotes, los seminaristas, las vocaciones y por toda la Archidiócesis», subrayó.
Rezad especialmente por los niños
Monseñor Asenjo pidió a las monjas de vida contemplativa que en el coloquio filial con Jesús no dejen de «orar por el mundo en esta hora, por los muertos, por sus familiares, por los enfermos, por el personal sanitario, con medios escasos y con mucho riesgo, por las autoridades, por los servidores públicos, policía y ejército…». Sin dejar de lado las intenciones «por las personas confinadas en pisos minúsculos y especialmente por los niños”.
Motivos de esperanza
A pesar de todo, “hay motivos para la esperanza”, resaltó. “Las circunstancias tristísimas que estamos viviendo han suscitado en nuestro pueblo los sentimientos más nobles de compasión, cercanía, solidaridad y ayuda generosa, sintiéndonos un pueblo unido por la fraternidad humana y cristiana”.
La pandemia “ha aflorado lo mejor de nosotros como pueblo”, afirmó. Sin embargo “nos esperan, tiempos muy duros, una vez que desparezca esta situación, que ojalá sea pronto. Quedarán las secuelas de una sociedad hundida y deprimida, con la industria y la economía profundamente heridas y un crecimiento espantoso del paro. Dios quiera que no desaparezcan entonces esas actitudes fraternas”.
Finalmente, el Arzobispo de Sevilla deseó a las monjas contemplativas de la Archidiócesis, «una feliz y santa Pascua» vivida con especial intensidad y fervor.