Monseñor Asenjo por sus bodas de oro sacerdotales: “El Señor sostiene mi vida y le debo todo lo que soy”
Esta mañana el Arzobispo hispalense ha celebrado sus bodas de oro sacerdotales en la Catedral de Sevilla. Una ceremonia en la que han participado más de dos mil personas y una docena de obispos españoles.
La Misa ha sido predicada por el propio Arzobispo de Sevilla, monseñor Asenjo, quien, visiblemente emocionado, han proclamado “sin rubor alguno que ‘el Señor sostiene mi vida’. A su providencia amorosa debo todo lo que soy, el don de la vida, la vocación cristiana, el don del bautismo y la merced siempre inmerecida del sacerdocio”.
En esta mañana ha recordado y agradecido especialmente a “mis buenos padres, a los que tanto debo, a los formadores y profesores del Seminario de Sigüenza, al obispo que me ordenó, al papa san Juan Pablo II que me llamó al ministerio episcopal, y al papa Benedicto XVI, que me trajo a esta iglesia de Sevilla”.
También se ha referido a su vocación, asegurando humildemente que “el Señor se fijó en mí por puro amor, y me llamó al ministerio sacerdotal por pura misericordia, sin mérito alguno de mi parte, pues como nos dijera el papa Benedicto XVI, nadie tiene derecho al sacerdocio”. En esta línea, ha pedido perdón a Dios “por mis deficiencias y debilidades” y ha confesado que “Jesús ha sido el corazón de mi vida, y así lo será con su ayuda hasta el final de mis días. Él es el corazón y la fuente de sentido y de esperanza para nuestra vida”.
Durante la homilía el Arzobispo también ha mostrado su gratitud a la propia Iglesia, ya que, si no fuera por ella –ha explicado-, “estaría condenado a vivir mi fe a la intemperie. Gracias a ella, puedo vivirla alentado y acompañado por una auténtica comunidad de hermanos”. Un mensaje en el que ha hecho especial hincapié, citando a san Ireneo –“la Iglesia es la escalera de mi ascensión hacia Dios”- y a san Cipriano de Cartago –“ella es la madre que me ha engendrado a la fe y que me permite tener a Dios por padre”.
Además de declarar su amor a la Iglesia Universal, don Juan José ha aterrizado en las Iglesias particulares a las que ha servido, “especialmente a esta Iglesia en Sevilla que el Señor me ha encomendado. Hoy más que nunca quisiera seguir sirviéndola con entrega generosa, de manera que lo que la Iglesia es para mí, lo sea también a través de mí, es decir: puente, escalera, hogar fraterno, mesa y manantial y, sobre todo, anuncio emocionado y convincente de Jesucristo”.
Monseñor Asenjo también ha renovado su comunión y adhesión al Papa. Al respecto ha afirmado que “el amor al Papa y el sentir con el Papa han sido siempre un signo distintivo de los buenos católicos, como lo ha sido también la acogida, docilidad y obediencia a sus enseñanzas”.
Para terminar, ha insistido en la gratitud que siente por la celebración de sus bodas de oro sacerdotales, por el acompañamiento de tantos cardenales y obispos en esta Eucaristía, de tantos sacerdotes, diáconos, seminaristas y consagrados, y en general, por el cariño del pueblo sevillano, al que ha pedido que lo sigan encomendando a la protección de la Virgen.
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