Monseñor León: “El sacerdocio y el ministerio episcopal son un regalo sobrenatural de Dios”
El 27 de mayo del 2023, la Catedral hispalense acogió la ceremonia de consagración episcopal de dos obispos auxiliares de Sevilla: monseñor Ramón Valdivia y monseñor Teodoro León. Este último nació en Puertollano (Ciudad Real) el 27 de noviembre de 1964. Fue ordenado sacerdote el 22 de diciembre de 1991. Es bachiller en Teología por la Universidad de Pamplona (1993); licenciado (1997) y doctor (2000) en Derecho Canónico por la Pontificia Universidad Gregoriana de Roma.
Tras haber cumplido un año de ejercicio del ministerio episcopal, monseñor León reconoce que, todos los servicios que ha ejercido a lo largo de su ministerio los ha visto como “un regalo sobrenatural de Dios, inmerecido por su parte, precisamente porque uno se siente demasiado pequeño cuando te van encomendando tareas, una serie de cargos de responsabilidad en los que toca abandonarse a la voluntad de Dios”. Estas palabras las pronunció monseñor León en el programa de Radio María ‘La voz de los obispos’, conducido por Cristina Abbad, emitido el domingo 11 de agosto.
Monseñor León ha recordado que, cuando fue ordenado sacerdote, el cardenal Amigo lo iba a enviar a un pueblo grande con varias parroquias, pero él le dijo que quería ser párroco de pueblo. Entonces el cardenal lo envío a los poblados de colonización de Trajano, Trobal, Pinzón, Palmar de Troya, El Torbiscal y Guadalema de los Quineros. Asimismo, ha hecho mención a una frase que le dijo el cardenal y que a lo largo del tiempo la ha oído en otros momentos: “Si quieres ver que Dios se ría, cuéntale tus planes”.
En esta línea, el obispo auxiliar de Sevilla dijo que “uno no está solo”, en el ejercicio del ministerio sacerdotal. Citando a Santo Tomás de Aquino, expresó que “Dios te dará la gracia; la gracia y la ayuda a través de personas que están compartiendo conmigo el ministerio”. Por eso, añade, “lo veo como un misterio sobrenatural, porque no llego a entenderlo, no se llega a entender, pero, algo sí se entiende al abandonarse a la providencia de Dios”.
Función del obispo auxiliar
Al ser consultado sobre la diferencia existente entre un arzobispo y un obispo auxiliar, dijo que, en primer lugar, “un obispo auxiliar es un obispo. ¿Por qué? Porque sacramentalmente y como sucesor de los apóstoles, forma parte del Colegio Episcopal que lo constituyen todos los obispos. Ahora bien, en nuestro caso es auxiliar, como la palabra indica, auxiliamos al obispo residencial, que en este caso es el arzobispo de Sevilla, monseñor José Ángel Saiz Meneses, y lo ayudamos en su función ministerial de enseñar, santificar, gobernar en todo aquello que nos encomienda, incluso, él siempre tiene la última palabra, porque es el obispo residencial el que tiene la jurisdicción plena en toda la Archidiócesis.
Visitas pastorales
Sobre las visitas pastorales a las parroquias de la Archidiócesis de Sevilla encomendada a los obispos auxiliares, monseñor León dijo que, precisamente, esa fue una de las necesidades por las que monseñor Saiz Meneses solicitó al Santo Padre el nombramiento de obispos auxiliares para Sevilla.
Detalló que los dos obispos auxiliares están una semana aproximadamente en cada parroquia, según la zona elegida durante esos meses. “Es un tiempo muy intenso, dedicado al conocimiento, a alentar y animar a esa comunidad de fieles”, que tienen que seguir evangelizando, anunciando a Jesucristo.
Vocación
Consultado sobre cómo fue el día en que recibió la primera llamada al sacerdocio por parte del Señor, monseñor Teodoro León recordó que ocurrió cuando tenía siete años. “Un momento imborrable, imborrable”, afirma.
“Era el momento en el que estaba recibiendo las catequesis de primera comunión; en aquella época las catequesis la daban los sacerdotes y religiosas. En mi caso fue el párroco y las religiosas. Desde ese momento, Dios se ha valido de aquellas personas, del estilo de vida y forma de explicar, para que interiormente surgiera ese misterio sobrenatural. Yo sentía eso, sentía que quería ser sacerdote como aquél que me explicaba todo el misterio de la Revelación adaptada propiamente a la edad”.
Añadió que de aquellos días han quedado muchos recuerdos “no solo en mi mente, también en mi interior. El día de la primera comunión, el párroco me regaló un libro titulado ‘El Sagrario abandonado’ de Manuel González, hoy día san Manuel González. Cuando terminé de leerlo, fue algo que me conmovió tanto, que nunca lo he olvidado. Cada vez que pasaba por una iglesia entraba y me iba hacia el sagrario. Siempre recordaba las palabras de san Manuel González: ‘Ahí está el Señor’. Cuando la iglesia no estaba abierta, desde fuera sabía que Él estaba ahí. Es un libro que incluso recomiendo; yo lo sigo leyendo y releyendo y lo seguiré haciendo porque es algo que me ha llenado siempre”.
Monseñor Teodoro León ha querido recordar también algunas vivencias de su estancia en Pamplona y Roma, durante sus estudios. “Destacaría primero la sorpresa cuando el cardenal Amigo me llamó un día y me dijo que ampliara mis estudios, por eso realicé el bachillerato en Teología en Pamplona, en la Universidad de Navarra”.
Igual que cuando decidió que fuera a Roma, a la Pontificia Universidad Gregoriana, “también es otro misterio sobrenatural. No se trata de lo que uno piensa ni proyecta, sino de lo que te piden. Allí realicé la licenciatura y el doctorado en Derecho Canónico; también hice la especialización en jurisprudencia”.
“De todo ese tiempo – añadió – guardo recuerdos muy gratificantes y positivos, el ambiente de estudios, la cercanía de los profesores, el rigor que te exigen en una investigación cuando vas a fundamentar algo, la relación con los compañeros, que al final es lo que uno se lleva en el corazón, no solamente el estudio, sino esa relación fraterna. De hecho, sigo manteniendo relación con muchísimos compañeros de aquel momento, incluso algunos ya son obispos y estamos en la Conferencia Episcopal Española”.
Familia diocesana
De su pertenencia a la Archidiócesis hispalense, monseñor León ha subrayado “la entrega de las personas”. Gracias a sus 24 años de trabajo en la Curia Diocesana da testimonio “de la entrega de las personas que trabajan en el arzobispado, donde tienen un horario laboral pero también saben ofrecerse de voluntarios, incluso cuando termina su jornada laboral”.
En este sentido, “siempre me ha marcado y me sigue marcando también la cercanía con los arzobispos, yo he tenido que compartir mi vida con tres arzobispos y tengo que decir que han sido siempre muy cercanos, respetuosos, abiertos a escuchar siempre ante las cuestiones planteadas, evidentemente, siempre teniendo ellos la última palabra”.
En su servicio como delegado episcopal para las Causas de los Santos, resaltaría también que “ha ido marcando mi vida el haber contemplado, haber tenido esa experiencia de los milagros. Tuve que instruir el proceso de madre Carmen de Antequera, fundadora de la Franciscanas de los Sagrados Corazones, el de Santa María de la Purísima de la Cruz, que fue madre general de las Hermanas de la Cruz, del padre Torres Padilla, que será beatificado el 9 de noviembre”.