Monseñor Saiz Meneses: “Felicito a los maestros y educadores por el coraje que demostráis eligiendo este camino y perseverando en él”
La Catedral de Sevilla acogió ayer, 1 de octubre, la Misa de envío del profesorado católico, en la que participaron más de 1300 personas procedentes de distintas realidades educativas de la Archidiócesis de Sevilla.
Se trata del segundo año consecutivo que se organiza este encuentro multitudinario de educadores católicos, organizado principalmente por la Delegación Diocesana de Enseñanza, y al que están invitados profesores de Religión, docentes en centros católicos (desde primer ciclo de Infantil hasta etapas universitarias), personal administrativo y no docente, etc.
La Eucaristía fue presidida por el arzobispo de Sevilla, monseñor José Ángel Saiz Meneses, y estuvo concelebrada por numerosos sacerdotes vinculados a colegios o centros formativos de la Archidiócesis.
Evangelizar los ambientes formativos
El arzobispo comenzó su homilía recordando el sentido de esta Misa: «Pedir la luz y la sabiduría al Espíritu Santo, en esta celebración de envío del profesorado católico» y agradeciendo la oportunidad de presidir esta celebración, “un encuentro de oración que constituye el fundamento de nuestra vida cristiana y renueva el sentido y el valor de nuestra vocación educativa. Un encuentro que expresa y refuerza los lazos de fraternidad, de comunión y sinodalidad entre nuestras personas e instituciones”.
Más adelante, monseñor Saiz Meneses dedicó palabras de agradecimiento para los docentes: «Quiero felicitar a los maestros y educadores por el coraje que demostráis eligiendo este camino y perseverando en él. Vuestra tarea es muy importante en la transmisión de los conocimientos, la cultura y, sobre todo, trabajando aspectos como la convivencia, la tolerancia, las relaciones interpersonales, la socialización». En esta línea, continuó su homilía asegurando que “vosotros sois ‘la luz’ del mundo. No dice Jesús que somos ‘una luz’, una luz más entre otras muchas posibles, sino que somos ‘la luz’. Esta expresión contiene una significación profunda y un compromiso enorme”. “Ahora bien -matizó- el discípulo solo puede ser luz en la medida que viva unido a Cristo-luz, en la medida que reciba de él la luz. Es condición indispensable experimentar un encuentro personal con Cristo”.
Don José Ángel también ofreció algunas pautas para el educador católico: “El testimonio de maestros y profesores responsables, alegres, simpáticos y empáticos, conscientes de los problemas del mundo y abiertos al diálogo, sin miedos ni complejos, humildes y serviciales, capaces de participar en la vida comunitaria y esforzarse por el bien común, es un sello propio del educador cristiano. Los grandes santos que se movieron en ambientes de estudio así lo atestiguan, y nos sirven de inspiración”. Además, exhortó a evangelizar los ambientes formativos.
Finalmente, el arzobispo hispalense concluyó su homilía ofreciendo al Señor «nuestros trabajos. Imploramos su gracia para llevar a cabo nuestra misión educativa con competencia y generosidad, para ser la sal y la luz que necesita nuestro mundo, para ser constructores de paz, para ser testigos de alegría y esperanza”.
La Eucaristía concluyó con el rito de envío al profesorado católico, en el que se pide a Dios que “guíe los pasos” de los “elegidos para el servicio de la enseñanza y la educación” y para que “sus palabras sean un eco de las palabras de Cristo y que quienes les oigan presten oído al Evangelio”.