MOZART EN LA COLEGIAL DEL SALVADOR
La Misa en re menor K. 626, de Wolfgang Amadeus Mozart, el popularmente conocido como Requiem de Mozart, es una de esas obras de la música clásica que pertenecen al imaginario cultural de occidente, no sólo por su sublime belleza, sino también por navegar entre la realidad y la leyenda, adobada con sus gotitas de misterio que tiene toda composición inacabada. A todo ello se suma la aportación de la industria del cine de Hollyood, siempre presta a aprovechar cualquier leyenda que se precie, y bien que lo hizo en la presuntamente biográfica “Amadeus”, Oscar a la mejor película en 1984 (y en mi humilde opinión, una magnífica película). Aquella película usaba magistralmente en su fortissimus final la mezcla entre historia y leyenda del Requiem.
El Requiem de Mozart tiene su origen en el encargo concreto por parte de un desconocido, quien ofrece un buen precio por el encargo y que en distintas ocasiones apremia a Mozart, ya por entonces bastante enfermo y acuciado por las deudas. El desconocido resulta ser un enviado del conde von Walsegg, quien encarga la composición de la misa para el funeral de su esposa, pero que quiere aparecer ante los demás como el verdadero compositor de la obra. Aquí es cuando entra la leyenda, que dice que Mozart, debilitado por la fatiga y consciente de su mala salud y la proximidad de la muerte, escribe su propia música de funeral, como aval penitencial de cara al juicio de Dios y como fruto de su excelso genio (de lo cual era muy consciente). Y se entrega tan de lleno a la obra que muere escribiéndola. Es 1791 y fallece el genial compositor de Salzburgo en condiciones económicas muy precarias. A su entierro asistieron pocas personas. El Requiem es terminado por su discípulo Franz Süssmayr y es estrenado en 1793.
Leyendas aparte, lo cierto es que es una música que aúna fe y duda, fuerza y suavidad, gloria y amargura: en definitiva, la tormentosa plegaria de un alma creyente que se enfrenta al abismo de la muerte pero que se entrega en las manos del Redentor. Si tienes la oportunidad de ir a un concierto del Requiem, no puedes perderla. Y la Cuaresma en Sevilla nos da esa oportunidad. La Fundación Prodean, comprometida en un voluntariado para la erradicación de la pobreza y la promoción de la dignidad de las personas, organiza un concierto en la Iglesia Colegial del Salvador, el próximo 8 de Marzo, a las 21:00 h. Las entradas, por sólo 12 € (15 € el día del concierto), están disponibles en www.entradas.com. La interpretación corre a cargo de la Orquesta Sinfónica del Aljarafe, dirigida por Pedro Vázquez es una formación de creciente prestigio, y que supone todo un logro en tiempos de recortes culturales.
En “El Espejo de Sevilla” del pasado viernes tuvimos la oportunidad de hablar con Felisa Castellanos, directora gerente de la Fundación Prodean, y con el mencionado Pedro Vázquez acerca de este concierto de Cuaresma.
¿Qué hace la música de un masón interpretándose en el segundo templo diocesano, la Colegial del Salvador? Mozart fue católico y según parece nunca vio conflicto entre su catolicismo y la pertenencia a la francmasonería. Y pienso que su fe católica le hace enfrentarse a la inminencia de su propia muerte y al examen de conciencia de una vida marcada por su descomunal talento musical desde su infancia como niño prodigio paseado por su padre por las cortes centro europeas del XVIII. Esa mirada cara a cara con la propia vida a la luz de Dios, como se destila de su Requiem, es inequívocamente católica. En cualquier caso, Mozart nos ha legado la belleza de esta música compuesta para impetrar la misericordia de Dios para el difunto que se encamina hacia la contemplación de su rostro. Y podemos escucharla en el Salvador.
Marcelino Manzano.
(Twitter: @Marce_Manzano)