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Niños migrantes

blog-pilar-02Uno de mis mayores sentimientos de dolor, ternura y preocupación que me traje este verano de mi estancia en Melilla fueron los niños. Los niños de la calle, y también los que viven en instituciones tuteladas. Instituciones que no dan respuesta a las necesidades de ellos, donde se sustituye padres por policías y maestros por carceleros.

Huyen de su situación actual para emprender un camino que busca un futuro mejor. Este dato puede resultar lo normal, pero lo que resulta verdaderamente alarmante es comprobar cómo niños pequeños y adolescentes dejan atrás su país, su familia y sus raíces para enfrentarse solos al espejismo del “sueño europeo” y la «tierra prometida».

Los amigos, que consiguieron pasar a la península,  les hacen comentarios del tipo: “ropa buena”, “zapatillas de marca”… Ordinariamente el sueño se convierte en pesadilla y las dificultades con las que conviven los chavales en su día a día  hacen que de niños abandonados se conviertan en niños peligrosos al salir a las calles, donde la violencia se hace común para conseguir sus deseos.

blog-03Otra  realidad muy fuerte es cuando cumplen la mayoría de edad. No es fácil. Ellos salen del centro de menores y la única vía que encuentran es la calle. Malviven en las calles de las ciudades, quedan perdidos entre trámites burocráticos y su vida está condenada a sin saber a qué, ni en dónde. En el caso de las chicas, la situación se convierte muchas veces en estar abocadas a la prostitución y a la trata, como única salida.

Unos datos alarmantes: unos 50 millones de niños viven actualmente lejos de su lugar de origen. Cada vez hay más menores que cruzan fronteras.

blog-pilar-01Ante esta realidad una se pregunta ¿y yo que puedo hacer? La respuesta no es fácil, pero sí hay que conocerla, sentirla, hacerla propia y en la medida que la vida nos vaya hablando ser valientes y generosos para hacer lo que está de nuestra mano.

Llevo en mi corazón tantos rostros, con sus nombres, de los niños y niñas con los que compartí mi verano: Niños que estaban en Instituciones y niños que se escapaban y vivían en la calle.

Siento ternura, misericordia y unas ganas tremendas de estar con ellos. Le doy gracias a Dios por el don de haber estado cerca de esta realidad.

Recordar las palabras de Jesús  “Dejad que los niños se acerquen a mí. De ellos es el reino de los cielos”, me invitan a implicarme en este mundo que se nos hace invisible ordinariamente. Que Dios nos de la capacidad de mirar para ver, de acercarnos para estar al lado. Te lo deseo a ti también que has leído este blog. Gracias.


4 comentarios

  1. kakili 22:05, Oct 16, 2016

    Siento que es muy fuerte todo lo que cuentas. La realidad será peor. Gracias

    Responder a este comentario
  2. CJPM 18:56, Oct 19, 2016

    Pilar: tú lo conocías por referencia y este verano lo has vivido… son dos pasos que pienso que cuando se dan no tiene ya vuelta atrás. Es igual que conocer a Jesús y vivir con él… Ojalá viviésemos siempre las dos partes de esa y de tantas experiencias que nos animen a comprometernos más en nuestra vida cristiana de cada día. Pilar, sigue animándonos.

    Responder a este comentario
  3. Ana 01:15, Nov 03, 2016

    Verdaderamente estremecedor. Pero esa es la realidad . Preguntas , que hacer?. Que difícil respuesta. Que Dios misericordioso nos haga ver. Gracias Pilar.

    Responder a este comentario
  4. Mariloli 16:36, Mar 18, 2017

    Una realidad dura y triste, ojalá entre todos consigamos cambiarla. Nuestro compromiso cristiano es trabajar por un mundo más justo para todos. Un abrazo

    Responder a este comentario

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