No a la guerra ni a la estrategia del miedo y Un gran proyecto de paz
Llegamos a final de esta serie de colaboraciones sobre este trascendental mensaje del papa Francisco para la realidad hoy. Una frase esencial del Papa: “la paz jamás puede reducirse al simple equilibrio de la fuerza y el miedo”. El mundo no debe tener miedo y se infunde miedo de forma continua. Y el miedo llama a la necesidad de protección y se justifica cualquier cosa. El Papa Francisco clama sobre la proliferación de armamento: “Mantener al otro bajo amenaza significa reducirlo al estado de objeto y negarle la dignidad. Es la razón por la que reafirmamos que el incremento de la intimidación, así como la proliferación incontrolada de las armas son contrarios a la moral y a la búsqueda de una verdadera concordia”.
Es muy claro el Papa al decir que no podemos mantener al mundo intimidado porque los que se favorecen son los vendedores de armas, mercaderes de la muerte. No olvidemos que España contribuye a esta escalada de muerte y opresión vendiendo armas, uno de nuestros grandes negocios. El Gobierno debería rendir cuenta en el Congreso de a quien le hemos vendido armas y exponer su trazabilidad para ver quien las usa en realidad. El Papa dice que la proliferación de armas es contraria a la moral. Lo dice el Papa, y el Papa es Dios en la Tierra. Creo que a veces lo olvidamos. De nuevo el Papa se acuerdo de los desprotegidos y del Planeta: “la paz se basa en el respeto de cada persona, independientemente de su historia, en el respeto del derecho y del bien común, de la creación que nos ha sido confiada y de la riqueza moral transmitida por las generaciones pasadas”. Una llamada a la paz.
Al final del documento el Papa Francisco hace una declaración por la paz: “La paz es fruto de un gran proyecto político que se funda en la responsabilidad recíproca y la interdependencia de los seres humanos, pero es también un desafío que exige ser acogido día tras día”.
La paz como conversión del corazón y del alma: “La paz es una conversión del corazón y del alma, y es fácil reconocer tres dimensiones inseparables de esta paz interior y comunitaria: la paz con nosotros mismos, la paz con el otro y la paz con la creación.
Paz con nosotros mismos, paz con el otro aunque sea diferente y paz con el planeta. Un gran mensaje que debería ser leído y meditado por toda la clase política. El mundo sería mejor.
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