‘No hay enfermos “incuidables”, aunque sean incurables’: una reflexión de la CEE a propósito de la regulación de la eutanasia en España
Tras el parón legislativo a causa de la pandemia el Congreso de los Diputados ha retomado la tramitación de la Ley Orgánica de regulación de la eutanasia, que inició el pasado mes de febrero, “una mala noticia, pues la vida humana no es un bien a disposición de nadie”, expresan los Obispos de la Comisión Ejecutiva de la Conferencia Episcopal Española.
Como respuesta, esta Comisión ha elaborado una reflexión titulada ‘No hay enfermos “incuidables”, aunque sean incurables’. Sin embargo, no se trata del primer texto de estas características, sino que ya el pasado 1 de noviembre de 2019 fue publicado otro documento bajo el título ‘Sembradores de esperanza. Acoger, proteger y acompañar en la etapa final de la vida humana’, en el que se examinaban los argumentos de quienes desean favorecer la eutanasia y el suicidio asistido, “poniendo en evidencia su inconsistencia al partir de premisas ideológicas más que de la realidad de los enfermos en situación terminal”.
“Somos responsables unos de otros”
Desde la CEE se insiste en que “el “derecho” a la eutanasia es propio de una visión individualista y reduccionista del ser humano y de una libertad desvinculada de la responsabilidad”, ya que se afirma “una radical autonomía individual y, al mismo tiempo, se reclama una intervención “compasiva” de la sociedad a través de la medicina, originándose una incoherencia antropológica”. Por un lado, explican los Obispos, se niega la dimensión social del ser humano, “diciendo mi vida es mía y sólo mía y me la puedo quitar” y, por otro lado, se pide que sea otro –la sociedad organizada– quien legitime la decisión o la sustituya y elimine el sufrimiento o el sinsentido, eliminando la vida.
Al respecto, el mensaje señala que la epidemia “nos ha hecho caer en la cuenta de que somos responsables unos de otros y ha relativizado las propuestas de autonomía individualista”. Asimismo, ha servido para elogiar y defender la profesión médica y exigir mayor apoyo a nuestro sistema de salud para intensificar los cuidados y “no dejar a nadie atrás”.
Igualmente, en este documento los Obispos abordan el tema del suicidio, “creciente entre nosotros”, que también reclama “una reflexión y prácticas sociales y sanitarias de prevención y cuidado oportuno”. Por tanto, “la legalización de formas de suicidio asistido no ayudará a la hora de insistir a quienes están tentados por el suicidio que la muerte no es la salida adecuada. La ley, que tiene una función de propuesta general de criterios éticos, no puede proponer la muerte como solución a los problemas», aseguran.
Apuesta por una vida digna hasta el final
“Lo propio de la medicina es curar, pero también cuidar, aliviar y consolar sobre todo al final de esta vida”, reza el documento publicado por la Comisión Ejecutiva de la CEE. Por ello, se propone la medicina paliativa y la humanización del proceso de la muerte como alternativa a la eutanasia: “Abogamos por una adecuada legislación de los Cuidados Paliativos que responda a las necesidades actuales que no están plenamente atendidas”.
Así, los Obispos denuncian que una sociedad “no puede pensar en la eliminación total del sufrimiento y, cuando no lo consigue, proponer salir del escenario de la vida”. Por el contrario, indican, “ha de acompañar, paliar y ayudar a vivir ese sufrimiento”.
Finalmente, el comunicado concluye afirmando la dignidad de la persona, “más aún en sus momentos de mayor indefensión y fragilidad”, lo que nos obliga como sociedad “a oponernos a esta esta ley que, en nombre de una presunta muerte digna, niega en su raíz la dignidad de toda vida humana”.
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