Obras espirituales de Misericordia. Dar consejo al que lo necesita.
Juan de Valdés Leal pintó el cuadro de Don Miguel de Mañara leyendo la Regla de la Caridad, según la inscripción que se encuentra en la parte derecha: Acabóse año de 1681. Es una de las obras simbólicas que se encuentran en el Hospital de la Santa Caridad, de Sevilla.
Todo el programa iconográfico que se encuentra en esta Casa, realizado por los grandes artistas sevillanos del siglo XVII, va dirigido a mostrar el camino para vivir las obras de misericordia en plenitud. Es natural que en este cuadro, como un resumen de todas ellas, se muestre a Miguel de Mañara leyendo esta Regla de la Caridad, que da consejo a los que lo necesitan para andar por esta senda de misericordia en su totalidad, que es la Caridad.
Es un cuadro que, en su mayor parte, emplea tonos más bien oscuros, y muestra a Mañara leyendo esta Regla de la Caridad, sentado en la mesa de su despacho, dirigiéndose a un niño misterioso: es la representación del que recibe su enseñanza con corazón limpio, haciendo callar a los que se le acercan para recibir bien y sin estorbos la enseñanza de su maestro. Tanto las figuras de Mañara y del niño, la mesa y todo lo que hay sobre ella, son un ejemplo de la pintura naturalista de la época. No hacen falta más elementos decorativos que distraigan del mensaje de la Caridad que proclama Miguel de Mañara.
El cuadro es enormemente sugerente para el que se le acerca y quiere comenzar a caminar por esta senda nueva del desprendimiento. Para una sociedad en que se apreciaban tanto los bienes materiales, esta enseñanza de la Regla de la Caridad era un camino sorprendente que atraía a muchos. De aquí el valor comunicativo de la nueva Regla. Valdés Leal ha sabido representar este mensaje de novedad en esta pintura altamente misteriosa. Las mismas tonalidades oscuras con que se desarrolla el tema ayudan a mostrar esta doctrina, que enseña a los que necesitan recibir el consejo de la Verdad y la Caridad. Datos tan realistas como las losetas del suelo, el paño que cubre la mesa, el gesto de invitación de Mañara, todo hace llegar al que de buena voluntad se le acerca para escuchar y seguir la Regla de la Caridad. Esta es la fuerza de la Obra de Misericordia que enseña al que lo necesita.
Fernando Gª Gutiérrez, S. J.
Delegado diocesano de Patrimonio Cultural
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