Óscar Díaz: «La respuesta de la Iglesia de Sevilla en la fase diocesana del sínodo está siendo muy buena en todos los ámbitos»

Óscar Díaz: «La respuesta de la Iglesia de Sevilla en la fase diocesana del sínodo está siendo muy buena en todos los ámbitos»

El papa Francisco ha convocado la XVI Asamblea General de los Obispos con el tema: «Por una Iglesia sinodal: comunión, participación y misión». Un sínodo sobre la sinodalidad para hacer realidad la participación en la Iglesia que comporta una etapa diocesana que inició el pasado 17 de octubre, y que se alargará hasta el mes de abril del año 2022; después tendrá lugar una fase continental, de septiembre de 2022 hasta marzo del 2023. En octubre de 2023 tendrá lugar la fase universal, la XVI Asamblea General Ordinaria del Sínodo de los Obispos.

El sacerdote Óscar Díaz Malaver es el vicario episcopal para la Nueva Evangelización y miembro de la Comisión Diocesana del Sínodo y ha ofrecido una entrevista en el programa El Espejo de la Iglesia, de Cope Sevilla, para repasar la actualidad de fase diocesana del sínodo.

A continuación, reproducimos la entrevista:

Los que estamos lejos de Roma, físicamente, no doctrinalmente — por supuesto — nos resulta desconocido el funcionamiento del Vaticano, y por tanto, esto del Sínodo nos es desconocido, ¿en qué consiste un Sínodo?

Un Sínodo básicamente es una reunión, cuando hablamos de sínodo pensamos en una asamblea deliberativa de eclesiásticos, de religiosos, de clérigos, de sacerdotes, de obispos.

En este caso concreto cuando hablamos de sínodo en la Iglesia, solemos pensar en la reunión que tiene el Papa con los obispos para deliberar sobre un tema concreto y, de hecho, este término se ha utilizado conjuntamente con el de concilio, que quizá nos suene como algo más especial, eran prácticamente sinónimos, pero en la Iglesia se fue separando un poco, cuando se hacía un concilio ecuménico de una manera más universal y, sínodo se usaba más bien cuando era solo la reunión de los obispos con el Papa, de una manera ordinaria.

De hecho, en las diócesis, cuando existen este tipo de reuniones, siempre se les ha ido considerando como sínodos.

Básicamente lo que significa sínodo es caminar juntos o un viaje en compañía y, de esto, va a tratar precisamente el sínodo que estamos celebrando.

De hecho, hubo un Sínodo precisamente sobre la Nueva Evangelización del que resultó entre otras cosas la necesidad de que en las diócesis hubiese el cargo que ocupa actualmente.

Así es, es que, si este tipo de reuniones y de encuentros solamente producen un documento, al final, queda en una decisión teórica.

Si en la Iglesia nos reunimos, es para que esto llegue a la vida y, los últimos sínodos han servido un poco para impulsar algunas realidades como promocionar la nueva evangelización, el acompañamiento a las familias, más allá del documento, que ha sido tanto objeto de discusión, lo importante es la urgencia decir “acompaña a la familia”, más allá de lo explícito en el documento.

Ahora con el nuevo sínodo se nos habla de un nuevo estilo de la Iglesia.

Un estilo “nuevo y de siempre”, donde la Iglesia promueve más momentos de diálogo y de escucha, pero que en el fondo podemos coger del baúl o del arca, como buen padre de familia, según nos lo refleja el Evangelio, porque la Iglesia tiene una gran tradición.

En algunos momentos utilizar algunos términos sí resulta novedoso, pero el fondo siempre ha estado y en ciertos momentos de la Iglesia hay que poner un acento, no es que algo surja de nuevo.

Por ejemplo, cuando el papa Francisco habla de la misericordia, puede que la gente se sorprenda, pero en 2.000 años de la Iglesia, ha sido la línea fundamental.

Se trata de poner el acento en algo que es necesario recordar, pero que ha estado ahí siempre.

Y la sinodalidad es un estilo que busca que todos caminemos juntos y no de que unos manden y otras sigan, sino que entre todos hacemos un camino, un peregrinar y ponemos un acento en decir que hoy más que nunca necesitamos avanzar juntos, debemos caminar juntos y no por separado.

Hablaba el papa Benedicto XVI de las minorías creativas, de que la Iglesia debe estar creando siempre, movida por el Espíritu Santo, espacios nuevos. La peculiaridad de este sínodo del que estamos hablando es que ya ha empezado.

En ocasiones, cuando se ha hecho un sínodo, digamos que se materializa al final cuando el Papa se reúne con los obispos, previamente se han hecho algunas consultas, pero han sido consultas específicas. Cuando fue el sínodo de las Familias, se consultó en ciertos lugares y se iban a recibir respuestas muy concretas. Si consultas a alguien de una diócesis determinada, responsable de un grupo determinado te va a dar la respuesta casi como cuando te mandan los deberes del colegio, coges el libro de texto, pones la respuesta perfecta y la mandas. Al final hay una pregunta que te va a dar la respuesta que tú buscabas.

Y se ha querido reformar el funcionamiento del sínodo, incluso se publicó el documento Episcopalis Communio, donde se pedía que el Pueblo de Dios al completo, tuviera un papel, tuviera una consulta más amplia.

Es precisamente lo que se quiere hacer en este sínodo sobre la sinodalidad, de caminar juntos, que todo el pueblo de Dios tenga la oportunidad de participar y de opinar, que cualquier lugar, en cualquier ámbito, en cualquier rincón, queremos saber ¿tú qué piensas? Queremos consultarte, queremos saber  qué piensa el Pueblo de Dios.  Ese Pueblo de Dios que llena cada domingo la Iglesia, que quizá no está en un grupo concreto, que a lo mejor no suele ser el protagonista, esas personas que están alejadas y que quizá sientan algún dolor y quieran comunicarlo.

Aquellas personas que tengan una realidad difícil, quizá migrantes o privados de libertad, porque a lo mejor vivan en la cárcel o en la pobreza, y quizá nadie les ha dicho ¿Oye, y tú que piensas?, ese es un poco el sentido y la originalidad.

Es una insistencia del papa Francisco, desde el día de su pontificado, el tema de la escucha. ¿Verdad?

Sí, de hecho, el método del sínodo es la escucha. Y es algo complicado, porque luego de explicarlo, nos lo vuelven a preguntar, “pero bueno, ¿Qué hay que hacer?».

El método es simplemente, comunicarnos unos con otros y que contemos nuestra propia experiencia dentro de la Iglesia, en este caminar juntos, cómo nos sentimos.

No es cuestión de buscar cosas complejas o elaborar muchos documentos, porque muchos materiales al final, ahogan la experiencia personal y lo que se quiere es que se cuente cómo se siente ante determinada realidad. ¡Escuchar!

También hay una línea común, desde el primer documento Evangelii Gudium hasta Fratelli Tutti, una insistencia en la comunión.

Sí, sin comunión perdemos el testimonio. Cuando hacemos cualquier cosa especial o un poco más llamativa o un impulso de evangelización siempre dicen: Bueno y ¿ahora qué?

Yo siempre les digo algo muy sencillo: Hechos de los Apóstoles 2, 42 y después lo explico, claro, que es una cita bíblica que nos hace referencia de los inicios de la Iglesia y de cómo vivían, se trataba de orar en común, compartir la fracción del pan y ponerlo todo en común, al final, se trata de vivir como una familia, de vivir en comunión.

Y cuando hoy día tenemos tantos embistes en nuestra fe, parece que el enemigo está fuera, pero el enemigo está dentro, que es la división, la división nos hace débiles y nos hace perder testimonio.

Cuando leemos Hechos de los Apóstoles, vemos que la gente se admiraba de los cristianos y decía: “Mirad cómo se aman” y aquí muchas veces decimos: “Mirad cómo se pelean”.

Es el testimonio que nos va a dar la autenticidad y el ser un solo cuerpo.

Vamos a volver a la fase diocesana, de cómo se ha organizado la Iglesia en Sevilla para poder dar respuesta a esta petición de escucha que el Papa nos está haciendo.

Nosotros comenzamos con una Misa de inicio de sínodo, porque esta primera fase de sínodo se hace en las diócesis y digamos que es la fase donde va a llegar a más personas.

Se ha pedido tras este envío que tuvimos en la Catedral con el arzobispo Saiz Meneses, que la gente se reúna en grupos, que no tienen que ser homogéneos, sino diversos, teniendo como centro de unidad la Parroquia, porque al final, nunca olvidemos que el centro de comunidad de un territorio es la parroquia y, todo lo que engloba la parroquia, es decir, comunidades religiosas, colegios, hermandades y desde allí, todas las comunidades participan.

Se ha buscado que sean unos grupos de reflexión y de escucha para saber cómo se sienten en torno de esta realidad de caminar juntos. ¿Cómo te sientes tú en la Iglesia, cómo lo vives? ¿Qué crees que te dice el Espíritu?

Se han dado unos núcleos de reflexión desde la Santa Sede acogidos íntegramente para no cambiar la dinámica. Cada uno a partir de esa ayuda, habla un poco de lo que más le toca a ese grupo en concreto, no busca que se responda a un cuestionario, sino que se comente una realidad.

Se ha pensado que se hagan unas dos o tres reuniones para no romper el ritmo y al final, mandar una síntesis a la diócesis de aquello que se ha hablado en la parroquia, de manera que luego se pueda mandar una síntesis a la Conferencia Episcopal y que la Conferencia Episcopal la envíe a su vez a la fase continental.

En línea general esas síntesis van a dar como resultado o reflejo qué siente el Pueblo de Dios, porque cuando algo se repite a nivel global es porque allí está hablando el Espíritu Santo, porque al final van a quedar pinceladas que serán globales y quizá esa sea la Palabra que Dios quiera decirnos.

Esa es un poco la idea. Hay más de 400 grupos inscritos, ya son miles de personas las que están participando. Hay mucha ilusión, muchas ganas. El virus está cortando esta dinámica fuerte, en esta semana estamos impulsando a las personas, es una situación complicada, porque necesitamos el encuentro y éste se ve un poco mermado con la situación que vivimos a propósito de la pandemia, pero con la misma ilusión.

La respuesta de la Iglesia diocesana está siendo muy buena en todos los ámbitos.

La idea es que antes del 10 de abril se envíen las síntesis a la diócesis por medio de un correo y un formulario que se facilitará. Luego, tendremos unos 20 días para enviar esa síntesis a la Conferencia Episcopal.

Lo importante es que, aunque se necesite esa síntesis en torno a la escucha, es el diálogo que se haya provocado y lo que el Espíritu Santo vaya iluminando en la diócesis, lo más valioso.

Ese es el fin del sínodo, y no se trata de tener animadversión a los documentos.

El papa Francisco no dice que el fin no es producir documentos, sino un estilo, generar un proceso en el que cada vez seamos más sinodales, que cada vez caminemos más juntos y lo hagamos todo en unidad.

Y al final, el método de escucha de este sínodo que es la participación, que podríamos decir, que se trata del mismo fin. Lo que busca no es un documento brillante ni unas respuestas brillantes, busca que esta manera de ser que se dé en este sínodo, sea la que continúe en la Iglesia, poco a poco, como germen.

A lo mejor, nuestra generación está acostumbrada, pero las siguientes, puedan beber de estas experiencias.

El mismo método es ya el fin, no hay que esperar y decir: “¿Cuál es la conclusión?”

Sobre todo, porque yo creo que mucha gente puede sentirse frustrada si piensa que enviando lo que crea o considera al Vaticano, pues, el Vaticano va a cambiar las cosas según la persona cree y eso puede generar frustración.

Sí, es curioso que cuando hablamos de esto, la gente piensa que es la que decide sobre algunos aspectos y tenemos que tener en cuenta que se trata de un proceso consultivo y consultivo es escuchar.

El estilo sacramental de la Iglesia te dice que al final, la persona que está al frente, escuchando al Espíritu Santo es quien decide sobre esa consulta. Si surge una idea, un sentir general en el Pueblo de Dios, y eso no es escuchado, al final no se está dejando de escuchar al pueblo, sino al Espíritu, a Dios mismo, que está hablando.

Eso no quiere decir que todo lo que uno diga se trate de dicho y hecho, se trataría de un error. Quizá salgan pocas cosas, pero en esas pocas cosas generales el Espíritu está hablando.

Ojalá desde los medios de comunicación no se polarice y se centre la atención en cosas conflictivas que puede que sea de minorías y no de mayorías, aunque se le demos mucha dimensión informativa, porque podría pasar como cuando el Concilio Vaticano II, había uno que se estaba realizando y otro que se estaba comunicando.    

Hay personas que piensan, cuando hablamos de Iglesia, en televisión y en radio, pero esa no es la realidad. Esa es una minoría, la Iglesia es mucho más amplia y más hermosa.

Si te acercas a cualquier parroquia, ves una vida, una naturalidad, sencillez y comunión, un compartir tan hermoso que no sale en ningún sitio.

Para ampliar la información sobre el sínodo sobre la sinodalidad, puedes acceder a nuestro dossier aquí


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