Óscar Díaz, Vicario Episcopal para la Nueva Evangelización: “Con la pandemia nos hemos reconocido pobres en muchos sentidos”
El día de hoy, 15 de noviembre, es la fecha establecida por el Papa para la celebración de la Jornada Mundial de los Pobres. La de este año es la cuarta edición de una iniciativa con la que el Santo Padre nos invita a repensar nuestra acción social, a ir más allá. Nos insiste en que no se trata de hacer cosas… ¿Entonces, cuál es el objetivo? La persona encargada de la coordinación de esta iniciativa en la Archidiócesis es Óscar Díaz, vicario episcopal para la Nueva Evangelización.
¿Por qué una jornada mundial de los pobres?
Hay una razón de fondo más evangélica que lo que estamos viviendo actualmente en la sociedad. Y es que la pobreza, en el mensaje de Jesús, viene a darnos una serie de enseñanzas. Desde la pobreza empezamos a comprender y a valorar lo realmente importante: cuando una persona se siente pobre y ve en Dios su valor, es una manera de demostrar el Evangelio. También la pobreza real, física, nos enseña el camino que debemos seguir, la conducta de tender la mano al hermano, como nos dice este año el lema de la jornada.
Queda claro que con esta campaña no se busca “hacer cosas”, no es un llamamiento a multiplicar las iniciativas. ¿Entonces, en qué se concreta?
Esta jornada se concreta en un momento de oración, catequesis y concienciación. Primero, de que los pobres están ahí, de que no podemos apartar la mirada de ellos, como si no estuvieran. Segundo, de ver el valor evangélico de la pobreza en sí, como un medio de evangelización, de ver cómo los pobres son predilectos del Señor y también nos evangelizan y, en ocasiones, nos dan ejemplo. Y todo esto llevarlo a la catequesis como enseñanza, concienciar a la gente y poner esta intención en la oración.
El Papa nos pide que tendamos la mano al pobre. Ese es el lema ¿En qué se distinguiría esto de lo que viene haciendo al Iglesia en su vertiente social?
No es un plus, es una llamada de atención. Este año, si leemos la carta que nos dirige el papa Francisco, se nos da un toque de atención muy importante. Si bien el Papa empieza a hablar de cómo los cristianos tendemos la mano, de tantas formas ya conocidas, también nos dice sí, pero contrarrestando también tenemos gente que tiende la mano para otra serie de cosas: a un teclado de ordenador para hacer una gran transacción, el que tiende la mano para su provecho, el que la tiende para la explotación. Y nos pone en esa confrontación, entre el que tiende la mano para el necesitado y el que la tiende para sí mismo.
No partimos de cero. El Papa recuerda en su mensaje la cantidad de manos tendidas que hemos visto desde la Iglesia en estos meses de pandemia. Son escenas que hablan de una Iglesia atenta, predispuesta a salir al encuentro del que sufre…
Sí, precisamente el Papa hace hincapié en la pandemia. Dice que con la pandemia nos hemos reconocido pobres en muchos sentidos. De vernos limitados, de no poder hacer acciones normales, de no poder a veces ni visitar al enfermo, con el dolor que eso conlleva, y de descubrir que tenemos miedo, a pesar de nuestra ganancia espiritual.
Hablamos de manos tendidas que, como explica Isabel Cuenca en su blog de la web diocesana, podrían componer una “letanía de buenas obras” que hablan por sí mismas, que van más allá del concepto tradicional de la asistencia social ¿Sería este trasfondo el que se busca con esta jornada?
Tanto como crear una letanía no, pero sí ponerlas de relieve, saber que están ahí. A veces no valoramos lo que hacemos ni lo que tenemos. Ciertamente no tenemos que usarlo como una pantalla al mundo, pero sí valorar lo que tenemos porque hemos de transmitirlo a las nuevas generaciones, que es la manera de actuar del cristiano. Esa letanía está ahí, y yo creo que en la Iglesia en Sevilla se cumple de una manera muy ejemplar. A veces voy a lugares y los felicito porque intentan crecer en caridad.
¿Se va a celebrar algún acto diocesano con motivo de esta Jornada?
Este año no, porque con la dificultad que tenemos no vamos a hacer a la gente moverse de un barrio a otro, de una parroquia a otra. Se han hecho iniciativas como otros años en las parroquias. En mi caso, en mi Parroquia de la O, el jueves hubo una oración, con catequesis y meditación, al igual que se ha hecho en otros lugares. Pero de manera conjunta este año hemos pensado que no era lo más pertinente.
La situación actual aconseja no hacer un acto conjunto y sí celebrar la Jornada en las parroquias.
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