Archidiócesis de Sevilla

Periodismo, Roma y Juan Pablo II, son tres ejes que explican el estatus de Paloma Gómez Borrero en el elenco de corresponsales españoles de los últimos treinta años. Si bien se le vincula inseparablemente con la capital italiana y el pequeño estado Vaticano, su trayectoria profesional no comenzó precisamente en la Sala Stampa. Antes de conocer Roma y sus fantasmas (a los que ha dedicado un libro), Paloma trabajó en Alemania, Austria y el Reino Unido, y puede presumir de haber sido la primera mujer corresponsal en el extranjero de TVE. Autora de diecisiete libros, acaba de presentar en Sevilla ‘De Benedicto a Francisco. El cónclave del cambio’.

¿Cómo llegó a ser una experta en la información de la Santa Sede?

Experta ya es mucho decir. Comencé porque me mandó Televisión Española. Al principio informaba más de Italia que del Vaticano hasta que llegó el primer cónclave de mi vida, que es la muerte de Pablo VI para la elección de Juan Pablo I. Treinta y tres día después, otro cónclave para la elección de una Papa como era Juan Pablo II. Comencé a estar un poco más segura de lo que pasaba en el Vaticano, a conocer cardenales que me ayudaron mucho, colegas italianos vaticanistas que me han protegido y me han ayudado. Siempre me he sentido muy apoyada.

Tenemos puestos los ojos en la Iglesia del 2013, del Papa Francisco ¿Tanto ha cambiado aquella Iglesia que empezó a contarnos cuando llegó a Roma en 1971?

No es la misma como tampoco lo es el mundo. La rapidez con la que se está cambiando la mentalidad, los principios… Ahora hay muy poca ética en la política y en la vida, en el día a día. En este cambio de vida, creo que la gente necesita creer en algo más que nunca.

Ha convivido con cinco Papas ¿Cuál es que más le ha marcado?

Juan Pablo II sin duda, no solo me ha marcado a mí, sino a una generación. Nos ha acercado al papado, ha creído en los jóvenes, en las familias. No solamente ha creído, ha impulsado, ha sido un motor cuando teníamos un coche que renqueaba.

Juan Pablo II, Benedicto XVI y Francisco, tres Papas muy diferentes ¿qué destacaría de cada uno de ellos?

A Juan Pablo II le he llamado el huracán, el “huracán Wojtyla”, y sigo diciendo que fue un huracán en la Iglesia, un viento que movió cimientos y nos dio mucha alegría. Benedicto XVI ha sido un Papa que nos ha dejado escritas importantísimas ideas que necesitas leerlas. Como me decía Olegario González de Cardenal, el grandísimo teólogo de Salamanca, a Benedicto XVI hay que ir meditándolo y casi leyéndolo a la luz de las velas. Nos ha dejado escritos que si tú los ves y los meditas te convierte el corazón, es un Papa para dentro. Y Francisco es una esperanza enorme. Nos está dando alegría y esperanza, que creo que son dos cosas que necesita la humanidad. En doctrina es un Papa como todos, no las cambiará nunca. Tiene gestos, sobre todo frases que podíamos decir caseras, es un pastor que tienen que oler a sus ovejas, tiene frases como las que les dice a las monjas: “no sois solteronas, sois todo lo contrario, sois madres espirituales”; en los hospitales madres de los enfermos, en los colegios madres de los niños… sois más madres que madres.

Viene a Sevilla con motivo de la presentación de su último libro, ‘De Benedicto a Francisco’ ¿Qué vamos a encontrar que aún no se haya dicho?

Yo creo que muchas explicaciones a preguntas que se hace la gente que no está muy cerca del Vaticano, y que al mismo tiempo le interesa muchísimo el centro de la Iglesia, “los Papas en su salsa”.

Son muchos años cerca del Vaticano ¿La Curia Vaticana necesita la reforma de la que tanto se habla?

Si, si, si. Y lo ha dicho el propio Papa, no es que lo diga yo. Lo ha dicho el Papa Francisco y ha advertido que esa reforma la va hacer. Ya ha nombrado un consejo de ocho cardenales para que le ayuden, le sugieran y le aconsejen y luego el decidirá. Está dispuesto a hacerlo, pero necesita unos meses y está trabajando en ello.

¿Que nos ha aportado el Papa Francisco en estos primeros cien días?

Ilusión, mucha ilusión, mucho optimismo en la gente y sobre todo, yo creo que se ve esa Iglesia que vuelve a sus orígenes, un Francisco de Asís del siglo XXI.

La cercanía, su sencillez, son rasgos del nuevo Papa que los medios han destacado ¿Se percibe igual dentro del Vaticano?

No lo se, no te lo podría decir. Yo creo que hay muchos en el Vaticano que están a la espera de que, superados estos cien días, se vea qué pasa en los cien siguientes.

¿Con qué momento se queda de sus años en Roma?

Periodísticamente me quedaría con los cónclaves y sobre todo la renuncia. He vivido algo que para remontarse hay que irse al siglo XIII. La renuncia es una experiencia. Podría decir que para un periodista un conclave es algo importantísimo, pero cinco cónclaves y una renuncia, ya me puedo morir tranquila, profesionalmente no puedo pedir más.

¿Qué consejo le daría a un futuro periodista?

Que contara la verdad, que no elucubrara ni que fuera ya con preconceptos en nada, no solo en la Iglesia. Que se dejara llevar por lo que está viviendo.