Pintura del Simpecado de la Virgen de la Esperanza, Iglesia de Santiago (Sevilla)
Celebrando mañana la fiesta de la Virgen de la Esperanza, también denominada de la Expectación al parto o la Virgen de la O, de tanto arraigo en nuestra Archidiócesis, presentamos hoy esta pintura que preside el Simpecado de la Congregación que daba culto a la imagen de la Virgen de la Esperanza de la sevillana iglesia de Santiago.
En la nave del Evangelio de la iglesia de Santiago se encuentra la escultura de la Virgen de la Esperanza, talla del siglo XVI atribuible con todo fundamento al escultor flamenco Roque Balduque, que fue titular de una congregación que se ocupaba de su culto, la cual poseía este Simpecado que fue estrenado el 18 de agosto del año 1800, y que aparece profusamente bordado en oro sobre terciopelo verde, color de la esperanza. En su centro aparece la pintura de la Virgen, obra del pintor y sacerdote José Suárez Acosta, discípulo de Juan de Espinal, con quien aparece en 1781 como oficial ayudante en las pinturas de la bóveda de la escalera principal del Palacio Arzobispal de Sevilla, donde alrededor de 1789 ocupó el cargo de maestro mayor pintor y dorador en tiempos del arzobispo Alonso de Llanes y Argüelles, a quien en 1793 realiza un retrato que aún se conserva en el Palacio Arzobispal. También para este prelado realizará diversas obras para el Palacio Arzobispal de Umbrete, como la Trinidad y la imposición de la casulla a San Ildefonso, que se encuentran hoy en la parroquia umbreteña, como informa el historiador Francisco Amores.
La pintura del Simpecado de la Virgen de la Esperanza que hoy nos ocupa muestra a Santa María de pie en gloria, con la mirada dirigida al espectador, sosteniendo al Niño Jesús en su mano izquierda, mientras que la derecha la acerca a su pecho. Viste túnica roja y manto azul, colores inmaculistas primigenios, y cubre con un velo blanco su cabeza, la cual aparece circundada por las doce estrellas, que junto con la luna que se encuentra a sus pies, completan la iconografía de la mujer apocalíptica (Ap 12,1).
El resto del espacio del óvalo del lienzo se muestra colmado de ángeles entre nubes con distintas posturas y expresiones, de los cuales los que se encuentran en la parte inferior sostienen diversos atributos marianos; así, uno parece ofrecer a la Virgen un ramo de rosas, otro levanta una rama de azucenas, símbolo de la pureza de la Madre de Dios, mientras que los dos situados más a la derecha portan un ancla, símbolo de la virtud teologal de la esperanza, ya que como podemos leer en la Carta a los Hebreos, “la cual (la esperanza en Cristo) es para nosotros como ancla del alma, segura y firme.” (Hb 6,19).
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