PLANIFICACIÓN ESTRATÉGICA
Esta es una expresión que suena muy bien, utilizada por políticos, empresarios, dirigentes de cualquier tipo y, ¿por qué no?, por responsables del mundo de las hermandades y cofradías: planificación estratégica.
¿Y eso qué es?: pues analizar el entorno, prever el futuro, decidir qué papel ha de jugar en él mi Hermandad y prepararla, desde ahora, para llegar allí.
Eso supone gestionar el día a día, pero de forma coherente con mi visión de futuro, de forma que mis decisiones la refuercen y ayuden realmente a conseguir los objetivos que me propuse.
Decía un filósofo español, que «las personas inteligentes prevén y las tontas constatan». El sabio y prudente piensa donde quiere llegar y hace los planes para llegar a ese puerto, y si en el camino ve que tiene algo que corregir lo hace. El tonto simplemente observa lo que está pasando y va reaccionando, sin darse cuenta de lo que podía haber anticipado y cómo se podía haber preparado.
Por eso el Hermano Mayor, y con él su Junta de Gobierno, han de estar moviéndose en dos planos simultáneos: el hoy y el mañana, procurando además que las decisiones que tome para gestionar el día a día, conduzcan al futuro previsto.
La planificación estratégica no se reduce a diseñar una visión idílica y perfecta de los futuros escenarios en los que habría de desenvolverse la Hermandad y esperar a que llegue. Hay que tomar decisiones, a veces irreversibles y por consiguiente ponderadas, para que esos escenarios sean una realidad en la que instalarse. Eso exige a la Junta de Gobierno:
Creatividad, que no consiste en hacer mejor las mismas cosas, sino en hacer cosas mejores, diferentes. Esto supone asunción de riesgo y estar dispuesto asumir fracasos.
Conocimientos: Aquí no valen los voluntarismos ingenuos, ésta no es una tarea para aficionados bienintencionados; para dirigir una Hermandad hace falta algo más que buena voluntad y entusiasmo. Se necesita formación doctrinal y conocimientos y técnicas de gestión y eso exige un esfuerzo permanente del Hermano Mayor y miembros de la Junta de Gobierno para mantener actualizada esa formación.
Eficacia: Es eficaz el que logra hacer realidad sus proyectos. Esto supone organización y control. O la Hermandad formula y alcanza, de modo razonables, los objetivos previstos, para los que fue creada, o languidece.
Es importante que los responsables de la Hermandad, con el Hermano Mayor al frente, se convenzan de que no basta con instalarse en el tiempo, cargados de buenas intenciones, y dejar que vayan pasando los días y a ver si se cumplen las expectativas. El tiempo no arregla nada, lo que arregla es lo que nosotros hacemos en el tiempo.
En ocasiones los proyectos con los que algunos hermanos concurren a unas elecciones como candidatos no son más que un catálogo de actividades deslavazadas que no conforman un plan estratégico, carecen de unidad, aunque se adornen con la coletilla de que pretenden “una hermandad abierta a todos los hermanos”, que no suele faltar en ningún programa; pero no reflejan un plan estratégico, una dirección.
Lo dicho: analizar el entorno, prever el futuro, decidir qué papel ha de jugar en él mi Hermandad y prepararla, desde ahora, para llegar allí.
2 comentarios
Hay mucha razón en el artículo, Ignacio… Desde hace un tiempo detecto una corriente que va queriendo introducir modos y técnicas empresariales y de mercado en instituciones religiosas. Eso está bien. Y es necesario. Y serán más eficientes y eficaces. Pero sin perder de vista su naturaleza, que va más allá de la eficacia y la eficiencia y se mide en «peso» evangélico y evangelizador, en misericordia y en caridad. Y echo de menos algo de ello en el artículo. Debe haber una gestión planificada en las hermandades, de acuerdo. Pero fundamentalmente, ha de haber juntas que sean testimonio vivo del Evangelio. Sin eso, lo demás es vano, «campanas que resuenan». Un abrazo y gracias.
Las hermandades, como las empresas o las asociaciones deportivas, son «organizaciones de personas». Como tales todas tienen en común que han de estar bien gestionadas, para poder cumplir su misión, cada una la suya.