Primeras impresiones del nuevo Bachillerato en San Bernardo
La Fundación diocesana de Enseñanza Victoria Díez, que aglutina una docena de colegios repartidos por toda la Archidiócesis, en respuesta a las demandas actuales de las familias, ha ampliado este curso 2021/2022 su oferta educativa creando dos nuevas líneas de Bachillerato.
Concretamente ha sido el colegio diocesano de San Bernardo, en Sevilla, el que ha acogido este desafío, que permite acompañar al alumnado del centro desde los cuatro meses hasta la mayoría edad.
En palabras del director del centro, Antonio Macías, “en las nuevas líneas de Bachillerato en la modalidad de Ciencias y en Humanidades y Ciencias Sociales se ofrece a los alumnos una orientación en una etapa tan crucial dentro de la formación, para que sean capaces de obtener el mayor rendimiento académico posible, además de optar y elegir todo aquello que le sea más provechoso. No se trata de impartir clases por impartir clases, sino de acompañar a los jóvenes a lo largo de toda su trayectoria hasta llegar a la universidad o a la formación profesional de grado superior”, explicó Macías.
En esta línea opina Fermín López, padre de uno de los chicos que cursa actualmente primero de Bachillerato en el centro dirigido por Macías: “Hablamos de una etapa muy compleja, la de Bachillerato, que define el futuro de nuestros hijos, pero con esta nueva línea en San Bernardo vimos más síes que noes, y no nos equivocamos”. De hecho, tras varios meses desde el inicio de curso confiesa que “repetiríamos siempre la decisión que hemos tomado” y anima a que otras familias “puedan aprovecharse de esta corriente educativa para mí innovadora en Sevilla”.
Alto grado de satisfacción entre las familias y alumnos
Este primer curso está resultando especialmente satisfactorio, tanto para padres como para alumnos. “He escogido este Bachillerato porque somos un grupo reducido y eso nos permite mantener el contacto con los profesores y sacar mejor las asignaturas. Además, las clases son muy productivas y hay muy buen ambiente”, explica Francisco Bullón, estudiante de 1º de Bachillerato en San Bernardo.
De igual forma opina su compañero Javier López, quien insiste en la oportunidad que supone la educación en pequeños grupos y reconoce que matricularse en este colegio “es una buena opción para mi futuro y estoy muy feliz”.
Por su parte, Fermín López, destaca que “desde que entramos en el colegio San Bernardo nos encontramos con una calidez a la que no estábamos acostumbrados; nos impresionó la dotación de medios de la que disponía el centro y, por supuesto, agradecimos la formación cristiana y en valores que ofrecen”. E insiste en que en su familia “estamos muy satisfechos porque no solo se cumplen los estándares mínimos, sino que van buscando la excelencia continua”.
Esto se consigue gracias a la educación personalizada a través de grupos reducidos, lo que “hace muy difícil o casi imposible que el niño se despiste”, señala López.
Un profesorado implicado
Asimismo, sobresale la implicación del profesorado que “va más allá de la típica relación docente-alumno; se trata de algo más cercano y familiar porque se preocupan sinceramente no solo por el presente de nuestros hijos, sino también por su futuro. Les van guiando a través de aquellas cosas que les interesan y, sobre todo, les dan participación”. Al respecto, Íñigo Fiesta, profesor de Bachillerato en este centro, indica que “vemos en cada uno de ellos los puntos en los que tenemos que incidir más, porque es esencial buscar las necesidades que tiene cada alumno para ir cubriéndolas”.
Igualmente, la relación profesorado-familia es constante. Una cuestión que resulta especialmente importante en esta etapa marcada por la pandemia. Para ilustrar esta sinergia, Fermín López cuenta un ejemplo: “Recuerdo que me llamaron para comentarme que mi hijo tenía un dolor de cabeza y se sentía mal y, como no podíamos ir a recogerlo, nos propusieron incluso acompañarlo a casa, es decir, demostraron una preocupación sincera por el bienestar de nuestro hijo”. Este tipo de detalles refuerza la identidad de gran familia que define a los colegios diocesanos.
Por su parte, Fiesta añade que “el profesorado estamos en contacto permanente y directo con las familias, quienes nos informan de las dificultades que van encontrando en sus hijos a la vez que nosotros les cometamos las metas que van alcanzando. Es –como digo- una comunicación total con el fin de que los alumnos consigan todos los objetivos –tanto docentes como humanos- que tenemos previstos”.
Por todo ello, Fermín López, al igual que otros padres y madres de alumnos de Bachillerato en San Bernardo, anima a otras familias a que matriculen a sus hijos en este centro porque, “aparte de destacar la formación en la fe cristiana que para nosotros es fundamental, les insistiría en la educación individualizada. Es un proyecto nuevo, pero no por ello es inexperto; se trata de un proyecto bien encauzado, dotado de medios e infraestructuras, que cuenta con una importante inyección económica…En definitiva, el camino está muy bien trazado desde la Archidiócesis de Sevilla a través de la Fundación diocesana de Enseñanza Victoria Díez”, concluye.
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