Archidiócesis de Sevilla

Quizás hay muchos jóvenes que se preguntan hoy esta cuestión. Sin embargo, es probable que inmediatamente descarten esta opción. No sólo porque el ruido de una sociedad con prisas y grandes distracciones les impida escuchar la voz de Dios que les invita a seguirle, sino también por el miedo a lo desconocido; por creer que el sacerdocio implica una vida solitaria, alejada del mundo y llena de sacrificios.  Y aunque, sin duda, esta vocación conlleva ciertas renuncias, como en todo, la recompensa también es muy grande. Así lo testimonian los cuarenta seminaristas del Seminario Mayor de Sevilla. A éstos, hay que sumar la docena de seminaristas pertenecientes al Seminario Redemptoris Mater y los ocho del Menor.

Marzo es el mes del Seminario por excelencia. Sin embargo, este 2020, como medida preventiva ante el contagio del COVID-19,  por indicación del Secretario General y a petición de monseñor Joan Enric Vives Sicilia, presidente de la Comisión Episcopal para el Clero y Seminarios, se aplaza el Día del Seminario al domingo, día 3 de mayo, celebración del Buen Pastor.

Con motivo de este día, es habitual que la Pastoral Vocacional diocesana organice una serie de actos enfocados a dar a conocer la vida de los seminaristas, sus testimonios vocacionales y presentar el sacerdocio como una opción real de vida. Entre las principales actividades destacan las visitas de los seminaristas a distintas parroquias de la Archidiócesis. Así, los seminaristas comparten algunos fines de semana con distintas comunidades parroquiales. Estas visitas tienen un triple objetivo: por un lado, dar testimonio de la vocación sacerdotal, bien sea durante la celebración de la Eucaristía o en grupos de pastoral y catequesis; por otro, compartir de forma cercana la vida de estas comunidades; finalmente, con estos encuentros también se busca proponer a familias y, sobre todo, a los jóvenes un espacio propicio para discernir sobre la vocación.

Otras de las citas señaladas en rojo en el calendario del Seminario Metropolitano de Sevilla es el 19 de marzo, día de San José, en el que los seminaristas mayores, por grupos, suelen ofrecer charlas a numerosos colegios sevillanos. Esta oportunidad permite mostrar al alumnado que los seminaristas son jóvenes como ellos, con inquietudes e intereses similares, también con miedos y dudas, pero que han dado un paso adelante para seguir al Señor.

El broche de oro del mes del Seminario es la Jornada de Puertas Abiertas, que tradicionalmente se divide en dos partes: en primer lugar, se realizan unas visitas guiadas por las instalaciones del Seminario Metropolitano y se comparte una merienda con los asistentes; en un segundo momento, hay un rezo del Viacrucis por las vocaciones, cuyas estaciones son dirigidas por distintos grupos de jóvenes, por los patios del Seminario.

Este año, lamentablemente, todas las actividades se han cancelado por el decreto de estado de alarma emitido el pasado sábado por el Gobierno de España, como medida para frenar el contagio del coronavirus Covid-19.

‘Frena’

Este es el lema de la nueva Campaña vocacional del Seminario, con el que invitan a jóvenes y mayores a “hacer una pausa en sus vidas para preguntarse cuál es la voluntad de Dios”, explica Javier Llorente, seminarista del primer curso y responsable de Comunicación del Seminario. “Nosotros dimos un frenazo y escuchamos la llamada de Dios, pero este mensaje es para todos, también para aquellos sin vocación sacerdotal que necesitan orientar su vida y escuchar qué quiere Dios para ellos”, añade Manuel Franco, seminarista de tercero y del equipo de la Pastoral Vocacional.

De esta forma, la campaña no solo está en activo durante el mes de marzo, sino que durante todo el año la Pastoral Vocacional diocesana realiza distintas actividades para darla a conocer. Es el caso de las convivencias vocacionales, generalmente una al trimestre, en el Seminario, “aunque también se han celebrado en algunos pueblos de la Archidiócesis”.

Mención aparte merece el Seminario Menor, con ocho seminaristas, que se suma a las Campañas del Mayor organizando sus propias actividades dirigidas especialmente a niños y adolescentes. Ejemplo de ello son la Escuela o el Campamento de Monaguillos, las convivencias Samuel o su Jornada de Puertas Abiertas.

Una apuesta común

Pero presentar de forma atractiva y sincera la vocación sacerdotal no es sólo tarea de seminaristas, sino de toda la comunidad cristiana. El germen de la vocación comienza en el hogar. Es, por tanto, responsabilidad de la familia acercar a los hijos a la vida parroquial y proponer con naturalidad la vocación a la vida consagrada. “Principalmente debemos acompañar a los jóvenes en este discernimiento, pero respetando siempre su libertad -matiza Llorente-, porque esa será la que los liberé del miedo”. Asimismo, los catequistas y profesores de Religión tienen la oportunidad de propiciar encuentros entre sus pupilos con los seminaristas o sacerdotes, que, a su vez, deben dar un testimonio coherente y alegre, viviendo de forma ejemplar ante el resto de la comunidad cristiana. Porque solo a través del testimonio fiel y santo de los presbíteros podrán los jóvenes sentirse verdaderamente atraídos por la vida sacerdotal.

Finalmente, tanto el Arzobispo de Sevilla, monseñor Asenjo, como desde el Seminario, se invita a todos los sevillanos a implicarse en esta pastoral, a través principalmente de la oración. Para ello, hace cuatro años se creó la Red de Oración por las vocaciones, una iniciativa diocesana que sigue sumando adeptos de todo el mundo.

Los interesados pueden registrarse de forma rápida, fácil y gratuita en la página web creada para tal fin. La inscripción puede ser individual o por grupos, escogiendo la frecuencia de esta oración (diaria, semanal, quincenal o mensualmente). Una vez inscritos, la Delegación diocesana de Pastoral Vocacional facilita a través del correo electrónico una oración mensual para que la vocación al sacerdocio sea escuchada por muchos más jóvenes de la Archidiócesis.