Archidiócesis de Sevilla

El evangelio de este sábado de la tercera semana de Pascua contiene uno de los pasajes más impresionantes del Nuevo Testamento. Jesús ha terminado su discurso del Pan de Vida, en el que promete que en el futuro va a dar a sus discípulos a comer su carne como sustento y alimento de su vida espiritual, y Jesús observa que muchos de los que le seguían y que se han alimentado con el pan y los peces multiplicados, empiezan a marcharse y dejan de seguirle diciendo: Duras son estas palabras, ¿quién puede oírlas? Entonces, Jesús se dirige a los Apóstoles y les pregunta: ¿También vosotros queréis marcharos? Responde Pedro con estas palabras llenas de firmeza y confianza: Señor, ¿a quién iríamos. Solo Tú tienes palabras de vida eterna. Nosotros creemos y sabemos que tú eres del santo consagrado por Dios.

            Estoy convencido de que este texto ha sido leído y meditado miles de veces por millares de cristianos en momentos de tentación o de duda, cuando uno estaba a punto de abandonar el camino del Maestro. El pasaje de este sábado nos invita a buscar la verdadera sabiduría, a abandonar los mitos efímeros y los falsos maestros, a no resignarnos a vivir una vida vacía y sin ideales y a vivir la vida nueva que Cristo nos ofrece. Sólo Él es la Verdad que salva, libera y da la felicidad. Él es la luz verdadera, que ilumina la vida, la nutre y la llena de esperanza. Sólo Él nos permite ser libres. Él es el maestro que nunca engaña. No tengamos miedo a encontrarnos con Él, pues sólo Él nos lleva a puerto seguro, sólo Él da sentido, alegría, esperanza, estabilidad, firmeza, consistencia a nuestra vida y una insospechada plenitud.

+ Juan José Asenjo Pelegrina

Arzobispo de Sevilla