San Felipe Neri, profeta de la alegría
Así describió el Papa San Juan Pablo II a San Felipe Neri. Esta alegría era la manifestación de su vida entregada a Dios y a los demás, en un gesto continuo de encontrar a cristo y comunicarlo en la vida de cada día. Esta actitud comunicativa la suscriben todos sus biógrafos: Caridad con respecto al prójimo, cuya forma es en Felipe Neri una bondad expansiva, una ternura, un calor del corazón que se traduce en una emoción muy visible… (Baudrillart).
Esta faceta de la alegría cristiana es difícil de expresar en la iconografía, pero a veces aparece en la luminosidad con que se describe su figura. Esto acontece en la imagen de San Felipe Neri, que preside un retablo lateral de la Iglesia de San Alberto, de los Filipenses en Sevilla. Aparece el Santo, vestido de ornamentos sacerdotales, con las manos abiertas y la mirada hacia el cielo, como si quisiera comunicar a todos la gracia recibida de lo alto. Ésta comunicación es la manifestación de tanto don recibido, que producía la alegría cristiana en todo el que se acercaba a este Santo.
En otra capilla lateral de la misma iglesia hay un retrato de San Felipe Neri, probablemente del siglo XVII, que lo describe más bien en uno de sus momentos de recogimiento espiritual, en que acumula la gracia interior para darla a los demás. Tiene una inscripción en la parte inferior que dice: Retrato del S. San Felipe Neri, Fundador de la Congregación del Oratorio, Abogado en la perfeberancia de la virtud, nació en Florencia, vivió y murió ê Roma, áciendo muchos Milag… Esta peculiaridad de ser Abogado en la perfeberancia de la virtud es, sin duda, debida al atractivo de su espiritualidad, basada en la ternura alegre de la bondad.
En otra capilla de la misma iglesia de los Filipenses de Sevilla, hay un cuadro de la canonización de San Felipe Neri, junto con Santa Teresa de Jesús, San Isidro Labrador, San Ignacio de Loyola y San Francisco Javier, el 12 de marzo de 1622. Este grupo es frecuente en la iconografía del siglo XVII en la pintura española.
La iconografía de San Felipe Neri es, como su figura, de un gran atractivo, basado en su espiritualidad: encontrar a Dios en la alegría limpia del corazón.
Fernando Gª Gutiérrez, S.J.
Delegado diocesano de Patrimonio
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