Santa Ana. Capilla de San Onofre, Sevilla.
Celebrando hoy la fiesta de Santa Ana presentamos esta hermosa y poco conocida tabla que se encuentra en la Capilla de San Onofre, obra del pintor y tratadista Francisco Pacheco y que como destaca el mariólogo Álvaro Román puede considerarse una alegoría de la inmaculada concepción de la Virgen.
La representación de los padres de la Virgen está muy ligada al desarrollo de la iconografía de la Inmaculada Concepción de María, que ocurre en el seno de Santa Ana. Así, una de las primeras maneras de representar gráficamente este misterio será por medio del Árbol de Jesé, que a partir de Isaías 11,1 y de Mateo 1, 1-17 desarrolla el árbol genealógico de Jesús. Poco a poco se van a ir reduciendo los numerosos personajes, hasta el mínimo de dejar solamente las últimas ramas, es decir, San Joaquín, Santa Ana, la Virgen y Jesús, dando lugar a la iconografía de la Parentela de María, de la que derivan las representaciones de la Virgen con sus padres, que también están relacionadas con la iconografía concepcionista de la llamada escena de los tallos o los lirios. En ésta, aparecen los padres de la Virgen tras el abrazo ante la puerta dorada del templo de Jerusalén, episodio que narra el momento de la concepción de María descrito en el apócrifo Protoevangelio de Santiago. Del pecho de ambos santos surgen dos tallos que se unen en una flor en la que se halla una pequeña figura de la Virgen Niña, que poco a poco irá ganando en tamaño y protagonismo. La obra que hoy traemos simplifica al máximo esta idea hasta dejar aislada a Santa Ana que, sin la presencia de su esposo, adquiere todo el protagonismo. Ocupando prácticamente toda la tabla, la madre de la Virgen se muestra de pie, con gran solemnidad y elegancia, recortada sobre el bello cielo azul que conforma el fondo de la composición. Vestida con una túnica verde, sostiene en su mano derecha unas ramas, mientras que posa su mano izquierda en su pecho del cual brota el tallo que se corona con una flor en la cual aparece María, a quien mira con emoción su madre.
Esta tabla forma parte del retablo contratado en 1605 con Martínez Montañés por Pedro de Cárdenas, miembro del Santo Oficio que pertenecía a la Hermandad de San Onofre y que, presidido por la imagen del santo titular obra de Pedro Díaz de la Cueva de 1599, se completa con las pinturas de Santa María Magdalena, San Juan Bautista, San Miguel Arcángel, San Jerónimo, San Francisco de Asís, Santo Domingo de Guzmán y San Pedro mártir, todas obra del maestro y suegro de Velázquez.
La Capilla de San Onofre, también llamada de las Ánimas, fue erigida en 1520 y pertenecía al Convento Casa grande de San Francisco, derribado a mediados del siglo XIX para realizar la Plaza Nueva y el Ayuntamiento.
La foto es de Daniel Villalba.
Antonio R. Babío
Delegado diocesano de Patrimonio Cultural
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