Santa Ana en la Catedral de Sevilla (II)
De gran hermosura es la pintura del artista napolitano Gian Battista Caracciolo (1), fechable hacia 1620, réplica del original que se conserva en el Museo de Viena y que representa a Santa Ana con la Virgen y el Niño. Destaca especialmente el tratamiento del claroscuro, que el autor toma de Caravaggio.
Es muy frecuente que junto a imágenes importantes de la Virgen aparezcan sus padres, para significar la cercanía de ambos a su Hija, así como su papel destacado en la genealogía de Cristo y por ello, en la historia de la salvación.
Así, en la Capilla Real, flanqueando la venerada imagen de la Virgen de los Reyes, patrona de la Archidiócesis, aparecen San Joaquín y Santa Ana. Son obra de Luis Ortiz de Vargas, de 1643-49, de tamaño académico. Igualmente, la devota imagen de la Virgen de la Antigua aparece escoltada por dos esculturas en piedra de sus padres, siendo obra del afamado escultor Pedro Duque Cornejo (2), de 1738. Aparece la Madre de María de pie, portando en su mano izquierda un ramillete de azucenas, alusivo a la Concepción Inmaculada de la Virgen que tuvo lugar en el seno de Santa Ana. Destaca en esta escultura su movimiento, con la pierna izquierda más adelantada que la derecha. De igual manera, en el retablo de la Virgen de la Estrella, aparecen sus padres en sendas esculturas de Cristóbal Ramos, de 1793.
De la segunda mitad del siglo XVII es un Nacimiento de la Virgen, en cobre, del estilo del pintor flamenco Cornelis Baellieur.
Hacia 1770 Vicente Alanís pinta para la Capilla de la Granada el Nacimiento de la Virgen y la Presentación de María. En el primero, inspirado en una estampa de Cornelis Cort, aparece Santa Ana acostada, mientras que en primer plano aparecen las matronas con la Niña, a la cual mira un niño pordiosero, su primer devoto. Aparece también San Joaquín acompañado del sacerdote del templo, dando limosna a una pedigüeña. En la parte superior encontramos un rompimiento de gloria con ángeles, en cuyo centro, aparece el anagrama de María. El segundo está inspirado en la misma escena que Domingo Martínez incluye en su Inmaculada de Burgos.
La portada mayor de la Catedral, la de la Asunción de la Virgen, se enriqueció con las esculturas y relieves del escultor Ricardo Bellver entre 1885 y 1898. En una de las hornacinas de las jambas aparece la imagen de Santa Ana con la Virgen Niña, la cual está leyendo un pergamino que sostiene entre sus manos.
Finalmente, señalar dos vidrieras. Una es obra de Arnao de Flandes, de 1525, y representa la Presentación de la Virgen en el templo. La segunda, la Presentación de Jesús a los padres de la Virgen, presenta una curiosa iconografía similar a la Presentación del Niño al Templo. Es obra de la Casa Zettler del año 1913. Ambas se encuentran sobre el cimborrio, la primera en el lado oriental y la segunda en el occidental.
Fotos: Daniel Villalba Rodríguez
Antonio Rodríguez Babío
Del. diocesano de Patrimonio Cultural
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